José-Vidal Rodriguez
Coincidiendo casi en el tiempo con el estreno del “Wyatt Earp” de Lawrence Kasdan, el antaño ramboniano George P. Cosmatos dirigió otra versión del clásico enfrentamiento entre los hermanos Earp y el clan de cowboys liderados por Curly Bill Brocious. Bastante más simplona y rutinaria que las anteriores adaptaciones, la película contaba sin embargo con un excelso reparto en el que pudimos ver a un grupo de actores de indudable prestigio (Kurt Russell, Val Kilmer, Sam Elliot y Bill Paxton), encarnando a aquellos cuatro miembros de la familia más emblemática del lejano Oeste.
Ocho años después de su espléndida Silverado (cuya reseña podéis leer en este link), y tras alguna incursión televisiva posterior como “O Pioneers!”, Bruce Broughton retornaba al género del western en el que, tradicionalmente, ha dado lo mejor de sí mismo para regocijo de sus seguidores.
El californiano sería el encargado de musicar esta nueva revisión del famoso duelo de OK Corral, si bien es preciso señalar que no fue la primera elección del director. Cosmatos ofreció el proyecto al maestro Jerry Goldsmith, pero éste se vio obligado a declinar la oferta por problemas de agenda, no sin antes recomendar fervientemente a su buen amigo Broughton como posible sustituto.
El sello Intrada publica ahora este doble compacto en el que por primera vez se incluye la partitura íntegra. Una edición que, más que nunca, podemos calificar como auténtico ”sacaperras”, toda vez que el disco original de 1993 parecía suficiente con sus cerca de 70 minutos de duración. Curioso y poco justificable lo que hace aquí la discográfica, añadiendo un segundo CD de menos de cuarto de hora que se me antoja absolutamente innecesario para aquellos que ya posean la primigenia edición.
Dejando a un lado este desatino de marketing, el score de Broughton supone la consolidación y madurez en un género en el que, pese a su inactividad, todavía sigue siendo hoy por hoy todo un referente. Aunque curiosamente, “Tombstone” sea quizás el trabajo que menos apariencia de western presenta en su filmografía. Dada la estética y el nuevo acercamiento a la leyenda de Earp, su música se presenta aquí oscura y agresiva, mucho más de lo que pudiera su “Silverado” y en un tono radicalmente distinto al que James Newton Howard aplicara en “Wyatt Earp”. Mientras Kasdan trató la historia de forma más introspectiva y sentimentalista, Cosmatos incide indiscutiblemente en los aspectos bélicos de la confrontación, tocando tan solo de refilón la historia familiar paralela, en pos de dinamizar las secuencias de acción con las que tanto disfrutaba siempre el fallecido cineasta.
En este sentido, Broughton tiende a evitar las orquestaciones típicas del Oeste, dando una especial relevancia a la percusión y a los instrumentos de sonido contundente (trombones graves, por ejemplo). Como él mismo reconoce en las notas del CD, la violencia implícita de la historia le hizo decantarse por evitar el uso de recursos localistas tales como guitarras o armónicas, en favor de un acercamiento más dramático con el que subrayar el lado agreste del enfrentamiento.
Así, los que esperen al Broughton heróico y vivaz de sus inicios, probablemente se llevarán una desilusión; baste si no escuchar el sensacional tema central -que funciona igualmente como motivo del propio Wyatt-, para apreciar el tono melodramático que busca en todo momento el autor.
Otra diferencia fundamental con su anterior “Silverado” es que el californiano desarrolla ahora la técnica del leitmotiv con mayor claridad, presentando tres temas, aparte del central, que constituyen el hilo de cohesión preciso del que carecía en determinados instantes aquélla.
Así, para la banda de los Cowboys (”Prologue/Main Title/And Hell Followed”), oiremos un apabullante leitmotiv con la agresividad rítmica como carta de presentación, mediante el desarrollo de una cadencia, con base de percusión metálica, asociada a la maldad representada en los miembros de la temida banda.
En ”A Family”, el tema representativo de los cuatro hermanos, Broughton cambia radicalmente de registro y se recrea en el costumbrismo para desarrollar una frase de suma delicadeza, dominada por unas amplias cuerdas (sensacional la Sinfonia of London Orchestra) similares a las utilizadas en el tercer y mejor leitmotiv, ”Josephine”, dedicado al gran amor de Earp. Las maderas son las encargadas de desarrollarlo en el corte 6, para posteriormente tornar en épicas cuerdas durante los primeros minutos del sublime ”Looking At Heaven/End Credits”, uno de esos temas que por derecho propio debería figurar en toda buena recopilación del Oeste que se precie.
Tras estas piezas fundamentales, el score progresa con cierta complejidad, adquiriendo paulatinamente mayor fiereza sonora en consonancia con los acontecimientos. El corte 13, por ejemplo, incluye toda la música escuchada en el tiroteo de OK Corral, y supone una muestra clara de cómo Broughton enfatiza la tensión con ese contraste a cuerdas graves que complementa con apabullantes arranques de percusión, metales y piano, mientras poco a poco sugiere a la vez los leitmotivs de ambos bandos enfrentados. Y para la secuencia de lucha final, el músico escribe un furioso tour de force como el “You´re No Daisy; Finishing It”, pletórico de fuerza y hábil utilización in crescendo del tema central.
Tan sólo 15 minutos de música adicional añade esta edición respecto a la anteriormente disponible en el mercado. Cortes poco significativos tanto en calidad como en duración (”Thinking Out Loud” o el mismísimo ”Logo” de Goldsmith para la productora Cinergi), se entremezclan con algunas piezas aisladas (”Virgil Thinks”, “No More Curly Bill”) que, sin llegar a justificar el elevado precio de este doble álbum, al menos ofrecen algo inédito que llevarse a la boca. Igualmente, se incluye en el segundo CD bajo el apartado “Fabian Theatre Music”, el grueso de música diegética que sonaba en las escenas de la representación teatral de Billy Zane.
Más material que no evita el merecido “tirón de orejas” a Intrada, un sello tradicionalmente respetuoso con el aficionado que no debería entrar en este juego de despropósitos comerciales con el que otras discográficas parecen disfrutar.
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