Miguel Ángel Ordóñez
“In The Valley of Elah” es el regreso a la gran pantalla del director Paul Haggis tras “Crash”, filme que ganó el Oscar hace un par de años. Está claro que el miedo vuelve a instalarse en la sociedad americana. Los ataques terroristas contra su país, aún presentes, o la defensa del sistema americano en forma de operaciones tendentes a la protección de sus intereses en Oriente Medio, han provocado que las fuerzas activas del “librepensador” establishment hollywoodiense agiten las conciencias de las masas con filmes antibelicistas, que como ocurriera tras la guerra de Vietnam, pretenden poner fin a una confrontación sin posibilidad de triunfo. Mientras De Palma (“Redacted”), sigue empeñado en denunciar los desmanes del ejército de ocupación (el paralelismo con “Casualties of War” es absoluto), Paul Haggis opta por revisitar el tema de los estragos y las consecuencias de la guerra, como hiciera Hal Ashby con su estimulante “El regreso”. Lo cierto es que se ha producido un efecto en cadena que ha provocado el próximo estreno de numerosas películas con trasfondo bélico, con la esperada “Lions for Lambs” de Redford como abanderada.
En “In The Valley of Elah”, Hank (Tommy Lee Jones), veterano de guerra americano, debe investigar la desaparición de su hijo Mike, soldado destinado en Irak que misteriosamente se ausenta sin permiso de su base. Con la ayuda de la detective Sanders (Charlize Theron) y de su mujer (Susan Sarandon), irá reviviendo las experiencias del muchacho en Iraq. Lo que descubre le hará incluso cuestionarse su propia carrera militar. Debajo de la -aparentemente tranquila- superficie de “En el Valle de Elah” yace un crudo, rabioso y serio intento de comprender las consecuencias de la guerra en Iraq, o al menos eso publicitan algunos de los críticos americanos más prestigiosos.
No puede decirse que el año 2007 haya sido especialmente afortunado para el compositor Mark Isham. Mientras “Next” se convertía en un trabajo que evidenciaba sus notables carencias para enfrentarse a la acción, “Gracie”, perdónenme el juego de palabras, era un score sin gracia alguna, plano hasta la exasperación. Con este “En el Valle de Elah”, Isham no remonta precisamente el vuelo.
Aunque “Crash” fuera saludado con un score ambiental que le iba como anillo al dedo a su glosario de pretenciosos personajes, musicalmente aquella partitura no aportaba nada más que un aburrido catálogo de microtexturas electrónicas de difícil digestión. Queriendo ir un paso más allá, “In The Valley of Elah” proporciona más de lo mismo, pero esta vez con un renovado interés por aportar menos distanciamiento respecto de sus maltratados protagonistas, generando una emoción contenida que Isham se limita a recrear con un pobre colchón de cuerdas. Y es que entre otras cosas, esta partitura denota que para el neoyorkino incremento de emoción lleva aparejado volumen de cuerdas (“A Family Grief”, “We Killed a Dog”), manteniéndose fiel en todo momento a una construcción de pads electrónicos que se antojan ya cansinos y manidos. Resulta extraño observar en los créditos orquestadores del calibre de Conrad Pope.
Y es que el mayor error de Isham parte de la edificación de un score armónicamente plano y vulgar, un trabajo que destaca precisamente cuando deja a un lado el yugo de la contención, cuando se atisba algún que otro momento donde el contrapunto parece aportar una ligera complejidad al conjunto sonoro (“Bobby Ortiz”).
Muy poco puede decirse de un score romo y aburrido. La creciente importancia de Isham en la industria parece llevar aparejado un descenso en su calidad compositiva. Isham nunca ha sido un compositor especialmente dotado de un gran talento musical, pero se ha mostrado eficaz en su acercamiento al drama a través del uso del jazz y de un minimalismo frágil y singular. Aún quedan dos muescas en su revólver antes que finalice 2007: “Reservation Road” y la esperada “Lions for Lambs”. Algo me dice que nos tocará esperar en vano. Quizás tanto halago por la sobrevalorada “The Black Dahlia” haya confundido a un compositor más interesante cuanto más consciente de sus limitaciones era.
24-octubre-2007
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