Ignacio Garrido
La popularidad que la obra literaria de John Steinbeck adquirió dentro del mundo hollywoodiense (siempre atento a escritos y novelas que puedan ser fuente de inspiración para sus grandes producciones) durante la década de los cincuenta propició una celebérrima adaptación de uno de sus relatos más conocidos; "Al este del edén". En el soberbio film de Elia Kazan (que volvería a contar con la mano de Steinbeck para el guión de la no menos mítica “Viva Zapata”) se abordaba, no obstante, tan solo la segunda mitad de la historia que el autor de "Las uvas de la ira" había concebido. No fue hasta 1981 con la miniserie de ocho horas producida para la cadena ABC, cuando se completaría la famosa saga familiar.
Si en aquella, el desbordante talento de un recién llegado al cine Leonard Rosenman, consiguió plasmar musicalmente la complejidad emocional de la trama, tanto con la vertiente americana coplandesca (su mítico tema central da cuenta de ello), como con la aplicación de las técnicas -modernas para la época- de Bartók o Stravisnky, para la nueva y extendida versión televisiva el planteamiento sonoro fue en cierto modo simplificado de base para su compositor, el estupendo y ahora algo olvidado Lee Holdridge.
Cuando al haitiano le cayó el proyecto en las manos, llevaba poco más de una década trabajando casi exclusivamente para la televisión - donde conseguiría, por otro lado, prácticamente todo el reconocimiento que se la ha dado a su obra hasta la fecha - y todavía no había despuntado en él esa vertiente sinfónica de primer orden que lo convirtió, para el aficionado de los ochenta, en uno de esos nombres que parecía, iban a tomar el relevo neo-sinfonista de Williams y Goldsmith que muchos ansiaban. Nombres que como Broughton, Conti o el desaparecido Poledouris, vieron su carrera decrecer en pos de una pérdida progresiva de interés por parte de la industria en lo que a calidad de la música se refiere.
No obstante en aquellos días de creatividad y todavía férrea salud cualitativa a la hora de desarrollar un trabajo como si fuese lo más cercano posible a una obra de arte, Holdridge consiguió desembarazarse del peso de su legendaria partitura predecesora en "Al este del edén" para abordar el proyecto, según cuenta el propio autor, con una única y primaria directriz por parte del director de la serie Harvey Hart: "esto trata sobre el bien y el mal y de la forma en la que se entretejen a través de la historia". Ahora que la siempre loable casa Intrada nos ofrece, por fin, una edición exclusiva con la composición de Holdridge, no cabe sino aseverar que el músico captó con maestría el mensaje y consiguió explotar totalmente su enorme capacidad melódica, traduciéndose esto en una partitura exquisita, romántica y por completo ajena a posibles criticas que pudieran compararla con el trabajo del autor de "Rebelde sin causa".
El lirismo envolvente de su maravilloso tema central; “Main Title”, estará presente a lo largo de la obra, apareciendo puntualmente en momentos donde su esperanzadora y exultante melodía acaba por dejar en el oyente las ganas de un mayor desarrollo de la misma, como en “Love” o “Conflict and Resolution”. No obstante el compositor dosifica la aparición del mismo, conjugándola con la agresividad rítmica de cortes arrolladores como “The Father”, donde los metales de forma ominosa completan un pasaje estremecedor. Igual de efectivos se presentan los fragmentos dramáticos abocados a un agónico crescendo de la cuerda, como el soberbio “The Mother” o el soterrado sentimiento contenido de “The Sons”. Pero si por algo destaca el autor de “Gringo Viejo”, es por su talento a la hora de arrebatar al oyente en su preciosista construcción de temas románticos, siendo “The Serpent” uno de los momentos más hermosos y delicados de toda la carrera de Holdridge y posiblemente el mejor pasaje del disco.
Así pues asistimos un tema tras otro, a una inagotable fuente de inspiración, donde el tono desesperadamente trágico de “Home”, se entremezcla con lo sinuoso de “Enigma”, lo animoso de “The Land of Nod” o el inquietante uso de la pianola en “The Well” y en el desgarrador “Secret of Monterey”. Además se nos presentan dos nuevos temas destacados en “Main Theme”, una creación donde la sencillez armónica y virtuosismo orquestal brillan de nuevo a gran altura y el ensoñador “Abra´s Theme”, corroborando este trabajo como uno de los más destacados de Lee Holdridge.
Ahora bien, pese a las indiscutibles virtudes de la partitura, la edición en disco de la misma contiene una serie de salvedades que no deben olvidarse a la hora de valorar el producto. La casa de Douglass Fake merece, que duda cabe, palabras de elogio en casi la totalidad de sus proyectos, al menos como tales proyectos. Pero lejos de fútiles juegos ditirámbicos, se impone comentar la labor reconstructiva llevaba a cabo en esta ocasión, más cercana a un mecano ensamblado con pesquisas un poco traídas por los pelos. Cual puzzle incompleto, el score se presenta uniendo tres fuentes; la versión del “Main Title” (puesto que no se disponía de dicha pieza en estéreo al no regrabarse en su momento para el álbum original) de Charles Gerhardt con la prestigiosa London Symphony Orchestra, una transferencia de sonido del LP de la casa Elektra regrabado en estéreo y propiedad del compositor (dado que no se consiguieron localizar los masters originales) así como algunas selecciones originales en mono, encontradas durante el proceso de búsqueda de la música.
La calidad del conjunto se resiente de esta amalgama de mezclas con sonido irregular, tanto por un defecto de grabación en el mencionado “Main Title” de Gerhardt a los pocos segundos de su inicio, como por los ruidos que se pueden apreciar en múltiples cortes del disco original –sobre todo en los primeros de ellos– o por lo limitado en matices de los cortes en mono. Problemas a sopesar por parte de un aficionado, que en esta ocasión no ha corrido tanto como era esperable para hacerse con este CD, más aun teniendo en cuenta de que se trata de una tirada limitada a 1000 copias, lo que tristemente nos demuestra otra vez que la calidad musical no es lo que nos mueve hoy día.
27-marzo-2007
|