José-Vidal Rodriguez
La carrera cinematográfica del espléndido pianista y compositor Dave Grusin ha tendido usualmente a moverse entre luces y sombras, entre proyectos de gran calidad artística, para los que ofrecía con creces sus indudables cualidades (“En el Estanque Dorado”, “La Tapadera”, “Habana”, “Un Lugar Llamado Milagro”...), y por otro lado, una serie de encargos en los que, quizás en su afán por no desvincularse demasiado del ámbito del celuloide, su intervención como músico de primer orden no parecía en principio acorde con las características de los filmes en cuestión.
En este último grupo de producciones -más o menos intrascendentes-, bien podríamos situar la partitura que nos ocupa. ”Lucas” fue una teen movie dirigida por David Seltzer (“Resplandor en la Oscuridad”), sobre los problemas e inquietudes de un introvertido y escuálido adolescente de 14 años en la típica high school yanqui, en donde, aparte de soportar el desprecio de muchos, experimentará sus primeros escarceos con el amor, lo que le llevará a entrar en el equipo de fútbol con el afán de conquistar a la chica más popular del instituto. Película sensiblera, con ciertas pretensiones de erigirse sobre la media artística del género, en la que sin duda destaca la inclusión en el reparto de dos jovencísimos actores que, pese a su juventud, tardarían muy poco en consagrarse en la primera línea de Hollywood: Charlie Sheen y Winona Ryder.
Enfocado así el argumento y temática de la cinta, resulta cuanto menos lógico el acabado que Grusin ofrece a su partitura. Pese a que el autor no era por entonces ajeno al mundo juvenil (recordemos que un año antes compuso la entretenida “Los Goonies”), Grusin se convierte aquí en artesano -o “apagafuegos” según se mire-, para escribir un trabajo simplemente correcto, que alejado de los virtuosismos líricos y orquestales de antaño, acompaña siquiera decentemente a las imágenes. Para ello, acude a los sintetizadores de la época ofreciendo un score totalmente electrónico, básicamente enfocado a crear ese tipo de sonoridades ochenteras pop fácilmente encuadrables en el contexto adolescente de la trama.
No obstante lo anterior, el primer corte “Main Title”, desarrollando lo que constituirá el tema central del trabajo, nos ofrece una sencilla pero tremendamente retentiva melodía que parece presagiar un resultado global mucho más atrayente del que luego acaba por ser. Una frase basada en una serie de notas dulces, sinceras, de indudable sutileza, que apelan a la inocencia, a la melancólica personalidad del solitario protagonista, pero en cuyos acordes también se vislumbra una cierta inquietud optimista, representativa de una de las etapas de la vida más fascinantes del ser humano. Un tiempo de cambios, un tiempo para la decepción, para el miedo al rechazo, pero también una época en la que Lucas forjará una fuerte amistad y descubrirá las alegrías y sinsabores del primer amor adolescente. En definitiva, lo mejor que se puede decir de este motivo central es la perfecta asimilación del mensaje transmitido por la película, que ya es decir mucho.
Sin embargo, el notable arranque del score, con este prometedor “Main Title” dulcificando los oídos del espectador, desgraciadamente se verá deslucido por el funcional desarrollo del resto de material incluido en el álbum. Plagado de temas cortos, algunos tan meramente descriptivos que se limitan a leves acotaciones de alguna frase del tema central (“Maggie Drives Off”, “The Underpass”, “King for a Day”), es justo reconocer que la labor de Grusin se halla ciertamente coartada por la inclusión de la inevitable source music, gracias a la cual su partitura se ve abocada a una pírrica media hora de duración. Tiempo, de todas formas, más que suficiente para percibir el esfuerzo de Grusin por adaptar su peculiar estilo a ámbitos más “frívolos” y poco agradecidos para él como los ofrecidos por los teclados. Lo cierto es que el compositor trata de ser lo más directo y sencillo posible, lo que no quita para que ofrezca vitalistas alternativas al mencionado tema central, como bien pudiera ser el leitmotiv escuchado en “Lucas” (reversionado también en cortes tales como “Montage” o “In the Shower”, y desarrollado ampliamente en los “End Credits”)
Los distintos tipos de armonías electrónicas que el músico utiliza a lo largo de la partitura, condicionan igualmente esa irregular resolución final del score. Mientras Dave acierta en aquél tipo de sonoridades sutiles y reconocibles, aplicadas en gran medida a la candidez de Lucas (“Pizza Parlor”, “Lucas And Maggie Talk”), se muestra por el contrario demasiado simplón y previsible en cortes como “Going For The Ball” (con esos guiños soterrados al “Carros de Fuego” de Vangelis), o en “Because You´re Nice To Him”, en donde la electrónica se vislumbra incapaz de transmitir, en su escucha aislada, el sentimentalismo propio de la secuencia. Aunque quizás sea el tema “The Letter”, en su cualidad de música de acompañamiento para el emotivo epílogo del filme, el que más claramente adolezca de la planicie de los sintetizadores, apreciándose claramente como el autor, en sus arreglos, intenta emular aquí a la orquesta tradicional más que en cualquier otro instante del álbum. Algo que, dicho sea de paso, en 1986 era aún impensable.
Ni que decir tiene que los amantes del Grusin más atrevido, encontrarán suficientes razones para obviar la adquisición de esta sempiterna edición limitada. Pero para aquellos nostálgicos de los 80, aquellos dispuestos a asumir esos sonidos sintéticos que hoy en día rememoran lo “añejo”, "Lucas" es el perfecto ejemplo de partitura electrónica agradable, directa, huérfana de pretenciosos efectismos y de correcta conjunción con las imágenes; amén de contar con un tema central sumamente pegadizo que al menos embellece un trabajo claramente menor como el presente. Como curiosidad final, señalar que el álbum incluye dos cortes idénticos (el “Hurt” y el siguiente “In The Hospital”), en lo que podría ser un posible error de tracklist o, peor aún, una desafortunada tomadura de pelo de Varése.
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