José-Vidal Rodriguez
Tadlow Music es un nuevo nombre a añadir en la lista de los sellos especializados en música de cine. Más allá de la discográfica al uso (no en vano, también es una agencia musical que representa a orquestas y compositores como Maurice Jarre o Debbie Wiseman), su anterior y primer álbum fue la versión íntegra de "Los Cañones de Navarone", una partitura que encontraba en esta nueva adaptación un grado de fidelidad ciertamente destacable.
Tanto en aquélla como en este "Valor de Ley", el director de orquesta y arreglista James Fitzpatrick realiza una meticulosa labor de reconstrucción de las partituras originales, respetando al detalle la mayor parte de los matices orquestales de ambas obras. Loable esfuerzo si tenemos en cuenta que del "True Grit" tan solo había disponible en el mercado cerca de media hora de música, tanto en su versión en LP como en aquella regrabación de Varèse Sarabande dirigida en los 80 por el propio Bernstein junto a la Utah Symphony Orchestra.
Y aunque todavía no pueda compararse a la sobriedad de esta agrupación americana, la City of Prague Philharmonic Orchestra realiza, esta vez sí, una intachable ejecución de una partitura que aquí es completada con cerca de 25 minutos adicionales. Por si fuera poco, su correctísima interpretación se ve favorecida por la sobresaliente calidad de sonido, lográndose que la orquesta parezca más amplia y cercana que nunca con la inclusión del sistema Dolby Surround.
Recordado como el filme por el que John Wayne consiguió su único Oscar al mejor actor, "Valor de Ley" narra la rocambolesca relación de tres personajes antagónicos que comparten travesía por tierras indias, en su intención de dar caza al mismo asesino que ha acabado por unirles. Otra ocasión para que Elmer Bernstein retome su género cinematográfico por excelencia para escribir un trabajo muy entretenido, ejemplar en su recreación épica pero que además se ve salpicado por simpáticas dosis de comicidad y desenfado, asociadas principalmente al peculiar carácter de Rooster Cogburn, el “US Marshall” encarnado genialmente por John Wayne. La única pega de la partitura es que la misma se halla tan empapada de su genuina y "machacada" impronta (en 1969 ya eran muchos los westerns de temática similar escritos por el autor), que bien pudiera pasar por cualquier otro de sus conocidos scores para el Oeste.
Pese a ello, y sin ser desde luego un prodigio en originalidad, este “True Grit” se nos presenta como una obra en la que apreciamos a un Bernstein maduro, muy asentado en el género y consciente de los recursos a utilizar en cada momento, resolviendo el encargo con cierta practicidad no exenta de instantes espectaculares. El score respeta en esencia el esquema típicamente bernsteniano, presentando dos grandes temas que copan su práctica totalidad: el que sirve de base a la canción central del filme, ”True Grit” (interpretada aquí por Keith Ferreira aunque originalmente cantada por uno de los actores del filme, Glenn Campbell), con letra de Don Black y que sería nominada a los Oscars aquél año. Un arranque melódico que, en su versión orquestal, apreciamos de suma elegancia, con unas cuerdas muy coloristas y excelsas, conociendo sucesivas rendiciones en cortes tales como ”Chase/On Their Way” o “Where There Is Smoke/The Dying Moon”, por poner un ejemplo.
A su lado y a modo de lógico contrapunto, Elmer introduce un fragmento épico a trompetas, inmediatamente reconocible en el más puro estilo Copland (”Pony Mine/Rooster and Le Boeuf/Runaway Races Away”), que el autor adornará en no pocas ocasiones con el sonido de la guitarra. Motivo destinado a evocar la figura de Rooster y el “grit” o valor de un Agente de la ley entrado en años, pero aún infalible con el revólver en la mano.
Aparte de estos dos bloques temáticos, sobre los cuáles el autor parece recrearse en exceso durante largos minutos, Bernstein escribe también leves motivos de aparición aislada, pero que a la postre son los que vienen a acrecentar el interés por una partitura cortada por patrones ciertamente reconocibles en su filmografía. Así, en "The Big Trail", el compositor introduce uno de los cortes más sugerentes del compacto, empapado ya de un sonido abiertamente Americana, de nuevo con gran virtuosismo en las cuerdas y delicada percusión; un tema francamente acertado en su acompañamiento iniciático a la travesía por el desierto de los protagonistas, como si de un grupo de pioneros se tratase.
”Preparation Dugout/Dugout Stakeout/Shots Galore!” introduce un motivo a seis notas de cierta tensión, seguramente utilizado para sugerir los momentos de peligro que acechan al trio protagonista. Su tremenda contudencia final al metal provoca los momentos menos afortunados de los músicos de Praga. Más habil se muestra la orquesta en ”The Pace That Kills/A Ride For Life“, pieza que depara en su primer minuto un fragmento musical vibrante, salpicado por una espléndida frase en clave dramática que va repitiéndose en sus sucesivas orquestaciones hasta la aparición y desarrollo de aquella fanfarria a trompetas que sonaba en el “Chase/on Their Way”. Tras el delicado solo de violín completado por maderas del ”A Warm Wrap Up”, Bernstein vuelve a recrarse en el tema central, esta vez sostenido por trompeta y guitarra, para dar por concluida su partitura en los breves ”End Credits”.
Como cierre y complemento al "True Grit", el álbum incluye diversos bonus tracks consistentes en temas centrales y suites de otros westerns notorios del compositor, destacando especialmente la conocida sintonía de "Los Comancheros" y la gloriosa "Los Cuatro Hijos de Katie Elder", si bien esta concert suite queda un tanto descafeinada por la utilización de un tempo más "cansino". Curiosamente, se incluyen exactamente los mismos títulos (a excepción del último mencionado) que figuraban en aquél álbum de Varèse conducido por el propio Bernstein, quizás en el afán de Tadlow por competir con la reciente reedición de dicho disco aparecida hace unas semanas.
En resumen, la presente reconstrucción del ”Valor de Ley” se erige en una sugerente edición de un sello que parece orientar su producción a la loable tarea de recuperación de partituras clásicas, que de otra forma no verían la luz en su versión completa.
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