Ignacio Garrido
La carrera de John Barry sufrió para el que esto suscribe una depuración y sutil cambio de rumbo en el trasfondo de su música a finales de los 70, camino que le llevaría a crear en este periodo el grueso de sus mejores trabajos, los más intimistas e intensos. Obras como “La calle del Adiós” (incomprensiblemente inédita todavía) o “Juegos de noche íntimos”, preludiaban lo que poco más tarde serían obras capitales no solo de la carrera del autor, sino de la música de cine en general, como “En algún lugar del tiempo”, “Fuego en el cuerpo” o “Memorias de África”.
”Frances” sin duda se incluye en esta época gloriosa como una de las más sentidas y delicadas partituras del maestro inglés; si bien no se puede decir que por originalidad o planteamientos pueda destacarse especialmente, desde luego sí se trata de un trabajo de una profundidad emocional aplastante, de un dramatismo desolador y de una belleza inconmensurable, donde la aportación de esa desagarradota armónica culmina uno de los temas centrales más emotivos y hermosos de toda la filmografía del compositor. Lo cual no es, por decirlo llanamente, moco de pavo.
La historia angustiosa que la cinta narra, es la de la actriz Frances Farmer, interpretada por la bellísima Jessica Lange y secundada por el siempre fantástico Sam Sephard como su amigo Harry York, y en la que se nos cuenta el declive y posterior locura que empujaron al suicido a esta actriz de los años dorados de Hollywood, debido en gran parte a la relación tormentosa de la actriz con su madre interpretada por la actriz Kim Stanley. Dirigida con buen pulso y enorme tensión dramática por Graeme Clifford -con el que posteriormente Barry volvería a colaborar en “Ruby Cairo”-, la película será siempre recordada tanto por la excelente interpretación de Lange como por la gloriosa composición de Barry.
El maravilloso tema central dedicado a la protagonista Frances se desarrolla plenamente en el corte que abre la nueva edición, ”Main Titles”, de forma ensoñadoramente lírica, con un fastuoso y envolvente empleo de la sección de cuerdas, para luego un piano romántico y sentido retomar el tema y dar paso de forma magistral a una melancólica armónica. Tras esto, toda la cuerda más impresionante de Barry desarrolla el tema dejándonos sin respiración ya de entrada.
Con este comienzo uno bien pudiera pensar que el compositor no necesita de mucho más para levantar la banda sonora, pero Barry estaba en aquellos momentos en tal estado de gracia que con el segundo corte ”Meeting Harry”, deslumbra con un pasaje bucólico donde destaca, más que en el anterior, la armónica arropada por una cuerda inconfundible y que se asocia al amigo de la protagonista, Harry.
Cortes como “Late To Work” o “Uproar” van anunciando el dramatismo por el sufrimiento de la actriz con una cuerda agónica, ostinatos en la percusión y un piano realizando angustiosas reverberaciones a modo de trasfondo malsano y obsesivo. Otros como “Frances and Doc” y “Walk” se deslizan más hacia un suspense opresivo, donde el piano ejerce de nuevo una pulsión inquietante, para dar paso, como liberación a este bloque de tensión, a una maravillosa variación del tema central durante la primera mitad del corte “Okay Dad; Mother Shut Up!!” y retomar la intensidad trágica en su segunda parte.
La tristeza se abre paso en el score con “Bug House”, de lánguida sonoridad y casi anunciando la rendición de Frances ante su propia vida y cordura, algo que el pasaje siguiente “Free at last” se encarga de afirmar por completo, para tras una introducción apesadumbrada del arpa, viento, cuerda, la armónica de nuevo y acompañada en esta ocasión por el punteo de una maravillosa guitarra, desarrollar una emotiva variación del tema central.
Y llegados a este punto merece la pena dedicar un punto y aparte al último corte de la banda sonora, el mítico ”Home again; Things are going to be Slow from Now On”, uno de los mejores y más inolvidables pasajes de la carrera de John Barry, que durante algo más de siete minutos desarrolla el tema de Harry y luego plenamente el tema central con una suntuosidad, emoción y delicadeza sublimes. Armónica, guitarra, piano y sobre todo la mejor intervención de la sección de cuerdas en todo su esplendor, llevan el sentimiento romántico y melancólico de la melodía hasta el límite de lo infinito. Derramar una lágrima con este pasaje no solo es comprensible, sino que se agradece dada su intensidad. Sin duda alguna uno de los mejores temas centrales de la historia del cine.
La edición que nos ocupa por parte de la casa Label X, mejora espectacularmente el sonido de la previa (incluida la grabación en formato híbrido CD/SA-CD para los que puedan disfrutar de esta opción) y ya imposible de encontrar Southern Cross, añadiendo un corte más a la breve duración del score (34 minutos de gozada absoluta de Barry), aun consiguiendo dicha ampliación con un corte compuesto de retales de pasajes previos, que dada la excelente mezcla de los mismos puede pasar como una sobria suite de la partitura, pero que en realidad no aporta material temático nuevo a la banda sonora que ya teníamos. Se incluye de nuevo la pieza clásica de Mozart que ya aparecía en la primera edición.
Con todo, compacto obligatorio si no lo teníamos ya, y casi obligado para seguidores de gran Barry, pues mejora con creces el sonido de la anterior edición y con ello su disfrute, que sin duda volverá a producirse una y otra vez con cada nueva audición.
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