Pablo Nieto
Y ahora es cuando toca entrar en comparaciones (oportunistas) sobre lo malo que es Zimmer y su “Madagascar”, lo bueno que es Silvestri y ”The Wild”, y otra serie de catastróficas desdichas de la música de cine, todas ellas generadas, por supuesto, por el compositor germano. Aunque bueno, también los habrá que se eviten caer en este tipo de trampas maquiavélicas, y aburridos juegos de apunta, dispara y fuego. Lo importante, en mi opinión, es que la industria del cine tiene un problema. Y que ese problema tiene su origen en un hecho claro: la falta de ideas. Si no, es inexplicable como el 95 % de las producciones actuales son productos de usar y tirar, y como incluso el campo de la animación, hasta ahora “virgen” a los efectos de este virus tan nocivo, lleva un tiempo contagiándose.
De “Hormigaz” a “Bichos”, pasando por “La Ruta Hacia el Dorado” y “Las Locuras del Emperador”, sin olvidar el reciente caso de “Buscando a Nemo” y “El Espantatiburones”… , el pique Disney vs. Dreamworks empieza a causar vergüenza ajena. Con “Madagascar” y “The Wild”, repiten combate, repiten ideas, repiten sopor, repiten fracaso. La historia, pues la misma, un grupo de animales que residen en el zoo de Nueva York, y que tras escaparse uno en busca de la libertad, le seguirán todos. Al final, como es lógico, su viaje llegará a lo “salvaje” (también conocido como Madagascar).
Mucho más interesante son las diferencias entre el score de Silvestri, y la banda sonora de Zimmer. Y quiero hacer hincapié en este hecho, porque mientras Alan nos regala uno de esos trabajos sinfónicos tan habituales en su carrera, desmarcándose del factor comercial (léase canciones impuestas por el estudio), Zimmer hace todo lo contrario, se acopla a la selección de canciones y aporta un score dinámico y ecléctico con la colaboración de su equipo de Remote Control.
En el campo de la animación, Silvestri ha demostrado su valía con joyas como “¿Quién Engañó a Roger Rabbit?” y “Polar Express”, luciendo menos en “Ferngully” o “Lillo & Stich”. “The Wild” no es un score memorable, pero sí muy disfrutable. Una partitura escrita bajo el influjo espiritual de Bernstein y Williams, con el tipico leit motiv que siempre nos regala Alan en cada nueva banda sonora, y con una vibrante orquestación y ritmo.
Aunque sólo se han editado treinta minutos de score, conviene destacar el espectacular arranque pleno de fuerza de “Tales From The Wild”, corte secundado por “To The Wild” o “The Legend in Action”, y el brillante acabado de “Found our Roar”. Lo bueno si breve dos veces bueno. Curiosa expresión castellana que promueve la vagancia y que algunos llegamos a aplicar. En el campo de la edición discográfica, lo breve nunca es bueno, mejor que sobre a que falte. Con “Polar Express” ya sufrimos el desprecio al score de Silvestri, con ”The Wild” la cosa mejora un poco, aunque no demasiado.
Y todo para incluir canciones no recomendadas para mayores de 14 años como "Real Wild Child", "Good Enough o "Big Time Boppin (Go Man Go)". Sólo se salva el clásico de Eric Idle y John Du Prez "Really Nice Day”, divertida parodia de la estética musical de "El Rey León", llevada a cabo por el ex-Monty Phyton, y su socio de “Un Pez Llamado Wanda”.
Aunque ya no se prodigue tanto como antes, aunque siga bajándose de proyectos en marcha (o le obliguen a bajarse) tipo “Piratas del Caribe”, “Cuando Menos te lo Esperas” o “Firewall”, Silvestri es mucho Silvestri. Un talento indómito… y salvaje.
|