Pablo Nieto

Hubo un tiempo en que Hans Florian Zimmer era un joven y aplicado compositor experto en todo tipo de nuevas tecnologías musicales, con un ambicioso proyecto de futuro en el campo del pop-rock, cuando entonces se cruzó en su vida Stanley Myers, que se convirtió en el maestro y mentor de Zimmer, reorientado su carrera a un mundo en el que en su opinión, Hans tendría mucho más porvenir. Y a fe, que el elegante compositor inglés no se equivocó con el pupilo alemán.

En plena época de reedición de grandes títulos, la discográfica Milan (ahora perteneciente al grupo Warner Music) ha decidido homenajear a uno de los compositores que más éxito le han dado. “The British Years” es el nombre de este recopilatorio, en el que se nos muestra al Hans de los años 80. Un compositor todavía en fase de formación, buscando su hueco en el campo de la música de cine, y por su puesto sentando las bases de un estilo único e inconfundible, de una forma de concebir la composición para el cine que revolucionaría los cimientos de Hollywood.

Eran los tiempos en los que había invertido sus ahorros en el modesto estudio Lillie Yard, que serían el germen de los poderosos Media Ventures (actualmente Remote Control). Fue allí donde se gestó “New Music on Films”, el recopilatorio que sirve de base a esta reedición de Milan. Un disco con dos grandes suites de más de veinte minutos (“Burning Secret” y “The Fruit Machine”) y un bonus track de unos cuatro minutos (“Diamond Skulls”). Milan mantiene las dos primeras suites, prescinde del bonus y en su lugar incluye una nueva suite de la imprescindible “Fools of Fortune”, los títulos de crédito de la genial “A World Apart” y la canción generacional “My Beautiful Laundrette” del film de mismo título. Es evidente, que Milan apuesta por títulos ya preexistentes, algo que reduce el atractivo de esta edición. Lo verdaderamente interesante habría sido incorporar obras inéditas del alemán de aquellos años…

Entrando ya en materia, el disco arranca con la opresiva e inquietante suite de “Burning Secret”. 24 minutos en los que Zimmer se muestra realmente inspirado y dispuesto a homenajear a uno de sus grandes referentes musicales: Ennio Morricone. No hay más que escuchar el arranque del disco con las flautas de pan y la melodía morriconiana. Posteriormente piano y sintetizadores darán cuerpo a una sinfonía incomprendida, aunque no tanto como el film de Andrew Birkin. Un drama de época, protagonizado por Faye Dunaway y Klaus María Brandauer, y rodado con gran sensualidad y misterio, como el secreto que se esconde en los relatos del enigmático Barón, que tratará de seducir a la diplomática americana. Como la partitura de Zimmer.

“My Beautiful Laundrette” es la siguiente parada. Un film generacional con el que saltó a la fama el director Stephen Frears y que nos muestra la historia de una pareja de homosexuales, que deciden abrir una glamourosa lavandería en pleno Londres. Un film sobre los conflictos raciales (los amantes son uno hindú y el otro caucásico), el aperturismo británico de los 80, todo ello con la aureola de cine social e independiente. El score apareció firmado con el enigmático pseudónimo de "Ludus Tonales”, aunque pronto se supo que hablábamos de Stanley Myers y su pupilo. Desgraciadamente Milan no incluye ningún fragmento del interesante score de la pareja, aunque eso sí, nos regala la genial canción “My Beautiful Laundrette”, producida y compuesta por Zimmer.

Continuamos con el film de Philip Saville “The Fruit Machine”. Un thriller, también con protagonistas homosexuales, que son presentados como testigos de un asesinato que supuestamente nadie había visto. El score de Zimmer, es otro perfecto ejemplo de la inteligencia del alemán. Un trabajo influenciado por las cuerdas oscuras y opresivas de Herrmann en el desarrollo melódico de un tema central, posteriormente transformado en un sugerente e insinuante vals electrónico. De ritmo obsesivo, uso asfixiante de los sintetizadores y cálidos susurros de una soprano, este trabajo es uno de los más maduros e interesantes del alemán de sus british years.

Pero evidentemente, no alcanza las cotas de “A World Apart”, el score que revolucionaría la carrera de Zimmer, pues gracias al mismo Barry Levinson se fijaría en él para hacer "Rain Man". “A World Apart” supone también su primer contacto con África. Un contacto que dejaría marcado al alemán, y que le llevaría a trabajar en “La Fuerza de Uno” (score tras el cual le fichó Disney para “El Rey León”). Este film de Chris Menges, es también una de las mejores películas para las que ha trabajado Zimmer. Ambientada en la Sudáfrica represiva del Apartheid en 1963, nos presenta la lucha de una madre por defender los derechos humanos de su “pueblo”, al tiempo que ve como su familia, y en especial sus hijos, son amenazados por el poder opresor. La partitura de Zimmer es pura liberación, un canto a la naturaleza, una genial fusión de sintetizadores, ritmos y cánticos africanos, con un sobresaliente tema central (que posteriormente reutilizaría en “Días de Trueno” ante la insistencia de Jerry Bruckeheimer, productor de la cinta y admirador de este score “africano" del alemán). Sin duda, un score que merece la pena disfrutar en su totalidad, aunque nunca está de más la ayuda de este recopilatorio para descubrirlo a los que aún no lo conocen.

El disco finaliza con la lírica “Fools of Fortune”. Un drama irlandés ambientado en la Segunda Guerra Mundial, dirigido por Pat O´Connor, y donde se nos cuenta las penurias de un grupo de hermanos que deben enfrentarse a las vicisitudes del destino, tras morir sus padres trágicamente. Esta partitura, arreglada y orquestada por el compositor irlandes Fiachra Trench, es el primer trabajo sinfónico “orgánico” de Zimmer. La primera vez que su música era interpretada por una orquesta de verdad, y la primera vez que se atrevía a ponerse delante de unos músicos para dirigirles y no ante uno de sus complejos sintetizadores (eso sí, la experiencia de dirección no fue del todo buena y sería la última vez que intentara abarcar funciones que le superaban). Editado como dos largas suites, en este compacto nos encontramos con la brillante parte titulada “The Island”. 17 minutos que nos regalan a un Zimmer virtuoso, que da protagonismo al piano en involución con la gran orquesta, aderezando el conjunto con un vivaz toque irlandés, y un precioso tema central.

“The British Years” es sin duda una mirada nostálgica a los orígenes de uno de los compositores más admirados pero también incomprendidos que ha dado la música de cine en su historia. Una forma de reivindicar el talento inicial de un músico, cuya evolución y madurez posterior es algo irrefutable. Sin duda Stanley Myers no sólo fue un gran compositor sino también todo un visionario. Como el propio Hans.