Miguel Ángel Ordóñez
Que “Aullidos” sea uno de los mejores filmes de terror de todo los 80 no es sino culpa de esos dos hijos “bastardos” del gran visionario Roger Corman: Joe Dante y John Sayles. Mientras a fecha de hoy el primero es la sombra de aquella prometedora carrera que se vislumbraba tras títulos como “Piraña” o este “The Howling”, el segundo es un reputado director en circuitos extra-comerciales gracias a títulos tan notables como “Hombres armados”, “Lone Star”, "Passion fish” o la espléndida “El secreto de la isla de las focas”. Esto deja claro que el acierto real de aquellos filmes de terror que mamaban la esencia de Corman eran fruto mas de un urdido guión a cargo de Sayles que de las presuntas dotes en la dirección del sobrevalorado Dante.
Gracias al multidisciplinar Sayles (es también actor y montador), tanto “Piranha” como “The Howling” viven de una extraña dualidad que las otorga un atractivo visceral. Eso especialmente queda resaltado en “Aullidos”, donde bajo el tema de la licantropía Sayles idea una fusión de montajes paralelos que despiertan la ambigüedad metafórica en la digresión entre hombre y animal, gracias a la gran labor en el maquillaje y los efectos especiales a cargo del mítico Rob Bottin, que logra con una intensidad salvaje que las tópicas transformaciones alrededor de la figura del mito sean creíbles y estremecedoras. Además las tendencias izquierdistas de Sayles afloran en sutiles referencias a la guerra de Vietnam, a la manipulación de los medios de comunicación por la policía o el Gobierno y a explícitas referencias al amor libre, al sexo (único desnudo integral en la filmografía de Dante) con el concepto de comuna presente a lo largo de la historia, lo cual dota al filme de un añadido interés como acercamiento antropológico de la época.
Como en “Piraña”, Pino Donaggio fue el compositor designado por Dante para musicar un filme cuyo presupuesto limitado, llegado ese momento, estaba casi agotado. Las condiciones que rodearon la grabación de la partitura fueron lamentables por lo que el trabajo realizado por La-La-Land Records puede calificarse de admirable al lograr con la remasterización del score una calidad de sonido infinitamente superior a la escuchada en el estreno de la cinta.
Teniendo en cuenta que “Sisters” fue el score utilizado como temp track por Dante, no es extraño observar una clara referencia al trabajo de Herrmann en el empleo que de la cuerda hace Donaggio. El “Opening Title” es el corte más deudor de la sonoridad herrmaniana, aunque no faltan momentos como los glissandos de cuerda en la tensa “Wolf at the Door” que rememoran aún más al compositor neoyorkino. Sin embargo cuando mejor se muestra el compositor italiano es en los hallazgos inherentes al empleo de voces y en el uso de un órgano que se asocia al personaje de Eddie, el dios lobo, el mito principal de la obra de Sayles. Combinada con electrónica, la aparición de los susurros y voces en “Karen´s Nightmare”, repetidos en “Delirium”, generan una pieza obsesiva no exenta de malsano romanticismo. El órgano emerge en “Eddie´s Room” pero es en el corte “Animal Magnetism” con la introducción de la comuna de licántropos donde Donaggio da muestras de sus virtudes en el reflejo de la dualidad hombre-lobo con notas agudas en la cuerda como contrapunto al concepto de raza superior sustentado en el órgano.
Por el contrario y debido en gran parte a la falta de presupuesto, el empleo de sintetizadores en la burda y festiva “Hunting for Shadows”, o el uso de figuras al metal resueltos con una pobreza impropia (“The Big Bad Wolf”, “Transformation”) pesan como una losa en la apreciación final del score. Tampoco son especialmente memorables los pasajes románticos de la partitura. Mientras “Terry and Karen” funciona como convencional corte amoroso donde la armónica introduce un motivo de cinco notas plano y desganado, en “Doctor´s Order” aflora una desconcertante pieza de pop ligero que sirve como único agarre melódico en los discutibles títulos de crédito, anacrónicos, que suponen una ruptura con el ingenioso por momentos, hábil ocasionalmente y tenso en numerosas ocasiones, trabajo de Donaggio. En un ambiente sórdido en el que se mueve con ingenio logrando crear situaciones asfixiantes para el oyente (muy en la línea de los primeros trabajos de Shore para Cronenberg), el score parece vagar sin rumbo fijo en la descripción de situaciones, resueltas con una distante e implacable frialdad.
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