Pablo Nieto
El 18 de Agosto de 2004, la estrella de uno de los más grandes genios de la música de cine se apagó definitivamente. Elmer Bernstein nos dejaba cuando todavía no se había cumplido un mes del fallecimiento de otro de los grandes, Jerry Goldsmith. Sin embargo, la muerte es el primer paso para alcanzar la condición de leyenda. Las leyendas no existen, se recuerdan, se homenajean, se respetan... y es precisamente eso lo que ha hecho la discográfica Silva Screen.
Con el recopilatorio “The Essential Elmer Bernstein Film Music Collection”, ayudan a ensalzar todavía más el halo legendario de uno de los padres de la banda sonora. Todo un homenaje a un compositor descomunal, cuya dimensión sólo era superada por su todavía más grande humanidad. Nic Raine, Paul Bateman, Bill Ashton y James Fitzpatrick, dirigen a la City of Prague Philarmonic Orchestra, la National Youth Jazz Orchestra y al Crouch End Festival Chorus para dar vida a este imprescindible, único y antológico repaso de la obra musical de Elmer Bernstein. Un doble CD de casi dos horas de duración, con una selección de 26 temas de sus mejores películas Y aunque no están todas las que son, sí son todas las que están.
Son piezas magistrales, melodías legendarias, movimientos orquestales únicos, pasajes corales estremecedores, orquestaciones coloristas, melodías heroicas, es más que música de cine, es la música de nuestras vidas. Fragmentos de Obras Maestras, que más que comentar hay que escuchar. Un ejercicio de nostalgia para los aficionados de toda la vida, una clase magistral para los no iniciados.
El primer disco arranca, cómo no, con la ya inolvidable overtura de “Los Siete Magníficos” (The Magnificent Seven), ideal para levantar el espíritu y reivindicar a Bernstein como el padre del western, el auténtico definidor musical de este género, al unir las lecciones de Copland y Moross con el legado de Tiomkin o Newman.
Tomará el relevo, la suite de ocho minutos de esa gran obra maestra de la sensibilidad y la lucha contra la injusticia que es “Matar a un Ruiseñor” (To Kill a Mockinbird), y que contrasta con la poderosa obertura de “Los Bucaneros” (The Buccaneer), donde nos encontramos uno de los grandes temas wagnerianos del Maestro, con predominio de metales e intensidad percusiva.
El toque sensual e irreverente del jazz de Nueva Orleans nos traslada a “La Gata Negra” (Walk on the Wild Side); y ya que nos hemos adentrado en el universo de los animales, no conviene pasar por alto la presencia del tema “Metamorphosis” de “Un Hombre Lobo Americano en Londres” (An American Werewolf in London), en la que es la primera grabación oficial de una de las escenas más terroríficas y potentes jamás musicadas por Bernstein.
Los “End Title” de “La Edad de la Inocencia” (The Age of the Innocence), sirven de transición antes de entrar de nuevo en el universo de otro mítico western como “Los Comancheros” (The Comancheros).
La marcha bufa de “Los Cazafantasmas” (Ghostbusters) y la fantasía musical del hermosísimo tema de Taarna de “Heavy Metal” nos sitúan en los años 80, la época más incomprendida de Bernstein, pero sin duda una de las más inspiradas al tiempo que arriesgadas.
La presencia del jazzístico tema de “Johnny Staccato”, sirve para reivindicar la labor de Bernstein dentro del campo de la televisión, de hecho, aunque no haya sido incluido no conviene olvidar que el Maestro fue el autor de la inolvidable sintonía de “National Geographic”. Y ya que hablamos de documentales, destacar la inclusión de su mágica melodía para la serie “Hollywood and the Stars”, elegante y llena de glamour. Ideal para acompañar los documentales sobre grandes estrellas del Hollywood Dorado presentado por Joseph Cotton.
Con “Valor de Ley” (True Grit) volvemos al Oeste, y de allí nos trasladamos a Sudáfrica, lugar donde tiene lugar la acción de “Amanecer Zulú” (Zulu Dawn), película para la que Elmer escribió una de sus grandes composiciones de guerra, en concreto con el inolvidable tema “River Crossing”.
El segundo disco, arranca con la otra gran melodía generacional del Maestro. Evidentemente, hablamos de “La Gran Evasión” (The Great Escape), elevada a los altares del himno futbolístico por excelencia por los hooligans británicos. Símbolo de rebeldía. Steve McQueen que estás en los cielos.
El jazz opresivo de “El Hombre del Brazo de Oro” (The Man with the Golden Arm), película que le ayudó a dar el salto a la fama en Hollywood, es contrapunteado por la última gran banda sonora del Maestro: “Lejos del Cielo” (Far from Heaven). Su último score, su última nominación a los Oscars. Sensibilidad en estado puro. Un legado de emociones.
Como no, en el segundo disco el Oeste también hace acto de presencia, primero con “Los Cuatro Hijos de Katie Elder” (The Sons of Katie Elder), con otro gran tema aunque sospechosamente parecido a “Los Siete Magníficos”, y “El Último Pistolero” (The Shootist), ambos films protagonizados por el gran John Wayne. Entre medias de estas dos carismáticas piezas, nos encontramos una joya de coleccionismo: la primera grabación oficial de música de “Aterriza como Puedas” (Airplane), una alocada y paródica suite que comienza con referencias al “Tiburón” (Jaws) de John Williams antes de dar paso al irónico contraste de su serio y trascendente “Main Title” con claras referencias al “Aeropuerto” (Airport) de Alfred Newman, finalizando con el precioso tema de amor, al que se incluirán progresivamente coros antes del clímax orquestal final.
Llegamos al ecuador del disco, y allí nos espera “Hawaii”, otra gran obra del Maestro. Exótico film protagonizado por Julie Andrews y Max Von Sidow y ambientado en esa paradisíaca isla, cuya overtura es una de las mejores piezas Bernstein. Primero, étnica con percusiones tradicionales, luego sinfónica con los metales aludiendo metaforicamente al poder de los volcanes que formaron las islas, y luego romántica con un hermosísimo tema de amor.
De la sensación de libertad de “Hawaii”, pasamos a la angustia, a la soledad, a la opresión de “El Hombre de Alcatraz”. Una de las obras maestras desconocidas de Bernstein. Intimista e introspectiva. Un canto a la inocencia y a la libertad cruelmente limitada. Aquí se incluye por primera vez la grabación oficial de su “Finale”, donde se presenta el tema central, por medio de oboe, compensación de arpas y suave acompañamiento de cuerdas, antes de llegar al definitivo crescendo orquestal. Toda una delicia.
Y ya que estamos reivindicando, atención con “La Batalla de las Colinas del Whisky” (The Hallelujah Trail), cuyo score ha sido recientemente reeditado por Varèse Sarabande. Un trabajo legendario, aunque cuya dimensión siempre se haya visto condicionada por la importancia de otras composiciones para western de Bernstein. Para este inolvidable film protagonizado por Burt Lancaster, Bersntein se saca de a manga todo su repertorio de “Americana”, fusionándolos para crear una partitura mítica. En la obertura incluida en la regrabación, pasamos del sinfónico tema central, a una transición folk antes de dar pasó al big band, sin dejar a un lado la emotividad con un precioso pasaje orquestal y el elemento más original de la música: el gospel. Orquesta y coros se unen para dar un ritmo, una vitalidad y una emoción a la música realmente admirable. Un trabajo para escuchar una y otra vez.
Nos acercamos ya al final del recopilatorio, y que mejor manera que hacerlo que cruzando “El Puente de Remagen” (The Bridge at Remagen) estupendo film bélico ambientado en la segunda guerra mundial, con una no menos brillante pieza central.
Hablando de piezas, en este caso doradas, con “Millie una Chica Moderna” (Thoroughly Modern Millie), Bernstein obtuvo su único Óscar. Sorprendente premio, teniendo en cuenta la calidad de otros trabajos previos del Maestro. Decisión sólo entendible desde el punto de vista de la compensación por injusticias pasadas. Aquí podemos disfrutar de la primera grabación del hermoso vals “Sky-Hi”.
Con “Camino de la Venganza” (The Scalphunters) cerramos el círculo del western en este recopilatorio, aunque para este film de Burt Lancaster y Telly Savalas, Elmer optara por adaptarse al tono irónico y cómico del film, con un original tema para banjo posteriormente arropado por gran orquesta.
El disco finaliza, con otra de las obras maestra de Bernstein. “Los Diez Mandamientos” (The Ten Commandments) fue escrita por Bernstein con cuarenta y cuatro años, y cuando apenas llevaba seis de carrera en Hollywood. Cecil B. De Mille se la encomendó a última hora tras la salida del proyecto a última hora de un ocupadísimo Victor Young. Ocupado por terminar casi diez scores entre ellos “La Vuelta al Mundo en 80 Días”, e inconscientemente ocupado con sus últimos días en la tierra antes de fallecer (corría el año 1956). Para este bíblico film, él único en toda su carrera, escribiría una partitura de dimensiones celestiales, fusionando las raíces americanas de la música espectáculo y la elegancia y sobriedad europea, con claras influencias wagnerianas. Su tema central es uno de los más recordados de la historia, pero en ningún caso puede menoscabar la calidad y potencial del resto de la partitura. Un trabajo colosal, como la película, como la interpretación de Charlton Heston.
Un broche de oro de extraordinario valor para este, insisto, recopilatorio único, y que rompe con todos los tabúes, de las regrabaciones por alguien distinto al autor de la pieza original. En este caso, la inspiración de Bernstein ha sido tan alargada, su presencia tan intensa que parece que las notas se movieran al ritmo de su batuta, contagiadas por su enorme vitalidad, extraordinario sentido del humor e infinita bondad. Nunca te olvidaremos Elmer.
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