Manuel E. Díaz Noda
Seremos unos puristas anquilosados en el pasado, pero lo cierto es que esa táctica comercial de Disney, en alianza con iTunes, de editar dos partituras tan golosas como “Up” y “Toy Story 3” exclusivamente en versión para descarga nos pareció como mínimo precipitada. Nadie duda que los soportes físicos van a ir desapareciendo poco a poco, pero aún no ha llegado el momento de dar ese salto que conmociona especialmente a aquellos que aún sentimos una cierta necesidad fetichista de tener la edición discográfica entre las manos o en la estantería. Por ello es de agradecer la decisión de Intrada Records de recuperar estas dos partituras recientes, aunque sea en una tirada limitada.
La gestación de la trilogía de “Toy Story” ha sido turbulenta y marcada por los tira y afloja entre la Disney y la Pixar. Ya la segunda aventura de Woody y Buzz surgió como una imposición de la casa madre para seguir explotando la franquicia y, en sus prolegómenos, “Toy Story 3” nació como una medida de presión a la hora de renovar el acuerdo de distribución existente entre ambas compañías. Sin embargo, los resultados, lejos de ser meramente alimenticios, han ofrecido una de las trilogías más compactas e inteligentes de los últimos tiempos. A lo largo de las tres películas observamos un proceso de maduración de los personajes poco habitual en el cine infantil y el cierre de la saga nos dirigió a territorios delicados donde conceptos como la pérdida o la muerte marcaron el tono de la historia. Otros temas barajados en esta tercera aventura fueron la lealtad, la amistad o el sentimiento de permanencia, ya existentes en las dos entregas anteriores, pero que aquí adquiría un mayor peso dramático debido al tono oscuro y ominoso de la película. Para su partitura, el veterano Randy Newman se aseguró de dar continuidad al estilo y los temas principales de las películas anteriores, pero adaptándolas al nuevo (aciago) contexto, al mismo tiempo que introducía novedosas aportaciones al universo musical de Toy Story y ampliaba las dimensiones de la composición.
Como es habitual en los trabajos de este compositor, uno de los aspectos más llamativos es el de las canciones. Newman ya marcó época allá por 1995 con “You´ve Got a Friend in Me”, definiendo de un plumazo el tono musical de la película y sumando un nuevo tema para el recuerdo al fondo musical de la Disney, y en 1999, para la segunda entrega, cedió la voz cantante a Sarah McClahan con “When She Loved Me”, que servía de leitmotiv para el personaje de Jessie. En esta tercera entrega encontramos dos nuevas e importantes incorporaciones. La principal es “We Belong Together”, canción que retoma la línea de la fundacional “You´ve Got a Friend in Me” y que se hace eco de ese lazo de amistad que une a los personajes y la sensación de permanencia que les lleva a regresar, una vez más, allí a donde pertenecen, el cuarto de juegos de Andy; sin embargo, también hereda de “When She Loved Me”un tono agridulce y melancólico con una letra que habla del rechazo y el vacío de la separación. La segunda incorporación es de corte autoparódico, presentando esa versión aflamencada de “You´ve Got a Friend in Me”, interpretada en su estilo habitual por los Gipsy Kings. Esta canción conecta directamente con ese cambio de personalidad que sufre el personaje de Buzz Lightyear, y encuentra ecos también en la partitura en temas como “Spanish Buzz”, donde Randy Newman emplea la cita a la música española.
Otra característica tradicional de las películas de “Toy Story” es el imaginativo arranque de cada historia, en la que se introduce a los espectadores en ese fascinante mundo de juegos y fantasía de Andy. Este apartado ofrece a Newman la oportunidad de despegarse del tono del resto de la partitura y ofrecer una composición más desaforada. En la primera película esto quedó simplemente como un apunte, pero ya en “Toy Story 2”, el músico desarrolló una fanfarria envolvente y poderosa (“Zurg´s Planet”) para subrayar la secuencia de acción y ciencia ficción con la que abría la cinta. Esta práctica es llevada a un nivel superior con el explosivo tema “Cowboy!”, donde tras un arranque con guiño al género del western, Newman ofrece una composición heterodoxa en la que a la orquesta sinfónica se le añaden elementos externos como los riffs de guitarra eléctrica.
Dejando a un lado las canciones y esta particular obertura, podemos decir que la partitura da comienzo realmente con el tema “Garbage?”, donde Newman recupera el tono habitual de sus trabajos anteriores para la serie. Se trata de una colorida composición donde se combina la orquesta sinfónica con la tradición jazzística de su autor, marcando la acción al más puro estilo del mickeymousing clásico. El hibrido resultante entre estos tres componentes ha sido lo que ha definido el estilo musical de la trilogía, y en esto Randy Newman se mantiene constante. Si bien el peso de los personajes es importante para la partitura y su personalidad contagia a la música, lo cierto es que, una vez más, el trabajo de Newman viene definido más por las necesidades concretas de cada secuencia y sus variaciones que por una construcción global de la partitura. Esto le da a la composición una naturaleza heterogénea, con una gran variedad temática, pero de sólida cohesión estilística.
Uno de los elementos que destaca de esta partitura es la habilidad de Newman para mantener un tono agridulce a lo largo de toda la composición, sin perder el sentido del humor, pero marcando el tono melancólico y desencantado de la historia. El clásico “You´ve Got a Friend in Me”, antaño alegre ejemplo de los sentimientos de los juguetes (especialmente el vínculo de amistad que une a Woody y Buzz), ahora se va insertando de manera gradual en la partitura con un tono melancólico, anunciando la inevitable despedida (“Woody Bails”, “Going Home”, “So Long”). La guardería de Sunnyside, por ejemplo, es definida inicialmente de manera infantil, alegre y colorida, con una composición jazzística donde predomina la armónica y el coro, que aportan una primera impresión optimista y divertida del espacio. Esto queda desmontado con la cacofonía y atonalidad del tema “Come to Papa”, que deja claro los nuevos peligros a los que se enfrentan nuestros héroes.
También los habitantes de la guardería reciben un doble rasero. Newman juega con la apariencia infantil de algunos de ellos para redefinirlos con la música. Así, en “Go to See Lotso”, el uso del jazz apoya una descripción gansteril de los nuevos personajes, que contrasta con el tono pastoril y naif inicial. Precisamente, el lado oscuro del villano de esta tercera entrega, Lotso (un osito de peluche rosa con olor a fresa que se transforma en una suerte de Vito Corleone), queda de manifiesto en “You Got Lucky”, donde el violín y la flauta marcan el sentimiento de decepción y abandono que sufre el personaje. Por otro lado, Ken se presenta en la película como un personaje ambiguo (en más de un sentido), sin embargo, Newman prefiere quedarse con la cara más amable y cómica del personaje a través del tema “Zu-Zu (Ken´s Theme)”, un duduá que subraya el lado más frívolo de esta nueva incorporación a la familia de “Toy Story”.
Newman se apoya también en clichés musicales para hacer más cercana la acción a los espectadores, generalmente con una función paródica, pero también con la capacidad de dar un giro a este uso humorístico y aportarle a estos lugares comunes un valor heroico o siniestro. Así, mientras Woody se mantiene fiel a su enclave musical heredado del western, los cambios en la personalidad de Buzz quedan definidos por una marcha militar, primero, y por el empleo de la guitarra española y la música flamenca después. Precisamente ese toque español, que inicialmente es presentado de manera exagerada (“Spanish Buzz”), pasará a subrayar la heroicidad del personaje cuando arriesgue su vida para salvar a Jessie (“To the Dump”), donde Newman parece hacer guiños a personajes como El Zorro. El compositor emplea también un tema de acción que recuerda a “Misión Imposible” y similares en el segundo bloque de “You Got Lucky”, al mismo tiempo que recurre de nuevo a la música militar para hacer un guiño a “La Gran Evasión” en “What About Daisy?”, con el fin de acompañar al plan de fuga de Sunnyside de los protagonistas.
El clímax final corresponde a “The Claw”, un tema ominoso y amenazador que sitúa a nuestros héroes al borde de la muerte, con predominio de los vientos y la percusión para marcar la tensión de la secuencia, y que queda interrumpido por el coro ante el milagroso rescate, con las trompetas lanzando una fanfarria heroica que alivia la incertidumbre dramática anterior. Superada la aventura, la cinta destina un epílogo más extenso de lo habitual para la despedida de los personajes. En este momento Newman retoma momentáneamente el tono alegre habitual para celebrar con los personajes el regreso al hogar (“Going Home”), e inmediatamente vuelve a ceder terreno al tono melancólico y fúnebre ante el final de una etapa. “So Long” se convierte en el cierre natural de la historia (aunque para evitar un sabor agridulce, la edición discográfica prefiere concluir con el más alegre “Zu-Zu. Ken´s Theme”). Se trata de una hermosa composición de tono nostálgico, con predominio de la sección de viento y que, con el tímido leitmotiv dedicado a la pequeña Bonnie, deja el final abierto a nuevas aventuras de la pandilla de juguetes.
Al igual que sucede con la película, la partitura de “Toy Story 3” supone un broche de oro al cierre de la trilogía. Se trata de una composición que ha ganado en madurez y profundidad dramática frente a las anteriores, sin perder por ello sus señas de identidad. Randy Newman se muestra juguetón a la hora de lidiar con el humor y los guiños cinéfilos de la película, pero también es capaz de arremangarse y profundizar en los aspectos más oscuros de esta nueva aventura, y lo hace sin caer en sensiblerías, ni cursilerías, respetando el valor emocional que se requiere de la música.
24-abril-2012
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