Miguel Ángel Ordóñez
1944. En las profundidades de la segunda Guerra Mundial, Toyomatsu Shimizu es un peluquero de una ciudad remota que vive felizmente con su esposa Fusae y su hijo de cinco años, hasta que el ejército llama a su puerta. Un día, en plena retirada y cercana la victoria de los americanos, un oficial en el campo de batalla le ordena matar a un soldado cautivo estadounidense. Toyomatsu se niega a hacerlo y decide a herirle en el brazo. Los americanos no entenderán ese signo de piedad. Toyomatsu es detenido y tratado como criminal de guerra, recibiendo la sentencia más cruel de todas: la muerte. La película dirigida por Katsuo Fukuzawa (su primera cinta tras numerosos trabajos para la televisión) se trata de un remake del film del mismo título dirigido por Shinobu Hashimoto en 1959 y basado en la exitosa novela de Tetsutaro Kato (curiosamente, ambos son los firmantes del guión de la nueva versión).
Hace poco tiempo y desde estas páginas, albergábamos serias dudas respecto del rumbo marcado en la carrera del compositor Joe Hisaishi, establecida actualmente sobre una fórmula extremadamente sencilla y de indudable vitalidad comercial, con motivo de su anticipatorio trabajo para la nueva cinta del genio de la animación japonesa Hayao Miyazaki (“Ponnyo on a Cliff-Image Album”). Lo cierto es que escuchando finalmente las tres partituras que ha compuesto durante el año, la mejoría resulta notable. Sin abandonar del todo sus limitados ejercicios sinfónicos, rebosantes de fáciles melodías y carentes, en ocasiones, de un mínimo contrapunto armónico, Hisaishi ha decidido apostar por ejercicios de fuerte impacto dramático que cubran las carencias de ese enclenque talante. Tanto la partitura final de “Ponnyo on a Cliff” (vibrante y grandilocuente, a diferencia de su precedente en formato Image Album), como su intimista y elocuente “Okuribito” (compuesta para doce cellos), han supuesto un intento por despegarse del manierismo latente de sus últimas composiciones.
En “I Want to Be a Shellfish”, vuelve a mostrar signos de recuperación a través de una partitura que funciona con habilidad sustentada sobre dos polos opuestos: por un lado, Hisaishi establece una música sensible y de tono elegíaco que apela al inevitable destino del personaje; por otro, se muestra ágil y dinámico a la hora de pintar un paisaje bélico que entrega inevitablemente a los metales. Sin inventar nada nuevo, Hisaishi se deja guiar por un hacer marcadamente elegante y post-impresionista donde todo parece encajar sin sobresaltos, funcionando con brillantez.
Su tema central (compuesto de 25 notas y presentado en el corte que abre el disco) otorga unidad a esos dos universos temáticos al presentarse como elegante vals o al adoptar formas de marcha militar (track 3 y 13, los más largos del disco). Dentro de ese cuerpo sonoro destinado a empatizar con Toyomatsu y posicionarse contra su injusta sentencia, Hisaishi reserva un delicado tema para maderas (tracks 2 y 14) que también adquiere tintes bélicos con la intercesión del metal (track 7).
El ambiente de confrontación y los temas asociados a la maquinaría de guerra estadounidense se centran claramente en el uso de los metales. No faltan pasajes de acción como soporte descriptivo de la trama (track 4 y 8), ni cortes donde se homenajea al soldado caído o que inciden en la futilidad de la batalla (tracks 9,10 y 12 donde la emoción la aporta los solos de trompeta). Una última idea, un ostinato que recuerda cierto pasaje del “Under Fire” de Goldsmith (track 6 y 16), incluido su inevitable crescendo, constituye quizás el mejor momento de toda la partitura. Lástima esa referencia tan explícita.
No puede decirse mucho más de un buen trabajo que al menos vuelve a congratularnos con el interesante quehacer de un compositor algo estancado en sus planteamientos (más aún tras el indudable interés de su anterior “Ponnyo on a Cliff”). Hisaishi logra aportar con este “I Want to Be a Shellfish” emoción y entretenimiento inteligente. Baste echar un vistazo a lo que llevamos de 2008 para darnos cuenta que con sólo eso ya se logra estar por encima de una media francamente lamentable.
9-diciembre-2008
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