Pablo Nieto
Escuchando la música de Brian Tyler, en ocasiones me acuerdo del gran Chevy Chase y esa divertida comedia dirigida por Michael Ritchie que es “Fletch el Camaleón” . Y no, no estoy insinuando que la música de Tyler me provoque hilaridad. Este joven compositor en pocos años va a convertirse en uno de los referentes de la música de cine, pero mientras llega ese momento, me sigue llamando la atención su capacidad para adoptar la personalidad musical de otros compañeros de profesión. Parece empeñado en convertirse en un maestro del disfraz, como Fletch, imitando miméticamente los recursos y estilos de sus coetáneos.
No es cuestión de buscar polémicas oportunistas, pero a quien no le guste la repetición que no escuche a Delerue o a Newman. Y es que Tyler como cualquier artista, tiende a consagrar su estilo alrededor de una serie de propuestas musicales que conforme avance su carrera se irán moldeando, como su propia personalidad o la de cualquier aficionado que comienza a interesarse por este a veces tan denostado mundo. Y si bien es cierto que en ocasiones, bien por imposición del estudio, bien por decisión propia, esa capacidad camaleónica juega en su contra, en otras es uno de los pilares sobre los que se construye su reconocimiento. Muy pocos compositores tienen la capacidad que tiene Tyler de construir temas de acción siguiendo el “know how” de Jerry Goldsmith, o combinar electrónica con orquesta con la inteligencia de James Newton Howard, e incluso, si nos ponemos, hacernos añorar la capacidad melódica de Horner u homenajear al rey de la música de acción de los 90 como Hans Zimmer.
No, esta reseña no es una alegato a favor de Tyler, tampoco es un pliego de descargo contra esa artificiosa sanción que muchos aficionados le han impuesto. Es una reflexión, un escrito terminologicamente poco docto, con el que dejar constancia de la carrera de un compositor in crescendo en los últimos años ( “Aliens vs Predator 2” y “John Rambo” ), tras un breve periodo de estancamiento que siguió a su rutilante puesta en escena ( “Children of Dune” , “In the Darkness” ). Soslayadamente, es también el soporte argumental sobre el que argumentar la defensa de su último trabajo ”Eagle Eye”. Un score más que correcto, que cumple sin pedanterías el objetivo que le marcan los que le pagan: ser un vehículo más del entretenimiento final buscado. Por eso nos encontramos una partitura que denota un gran esfuerzo en cuanto a su orquestación, logrando el status quo que pocos consiguen en la combinación de orquesta y electrónica, y sobresaliente en el manejo de la percusión.
Sí, el tema central (“Eagle Eye”) nos evoca a Denzel Washington observando divertido el discurso panfletario de Gene Hackman a las tropas de su submarino en “Marea Roja” , mientras Zimmer prepara la prodigiosa inserción de los metales para elaborar su hipnótico tema central. También aparece por ahí el doble duelo interpretativo: Robert Redford & Brad Pitt y Will Smith & Gene Hackman de “Spy Game” y “Enemy of the State” respectivamente, donde la paleta electrónica de Gregson Williams parece haber sido cogida por Tyler (al igual que los grafistas del film, quienes, ellos sí, copian con descaro las portadas de aquellos dos films).
Tyler se muestra brillantemente “powelliano” en el corte “Ladders”, conjugando a la perfección orquesta, percusión y un ritmo frenético, que repetirá en “The Case” y que ya había apuntado en el anterior “Escape”. Sorprende también que un californiano de pura cepa como él, se ponga el traje del gran maestro valenciano de la pólvora como es Vicente Caballer. Y es que la traca final que nos regala en “Clutch then Shift”, “Guillotine”, “Injection” y “Potus 111” es de antología. Por supuesto, “Tyler, el Camaleón” también tiene hueco para coger el testigo del James Newton Howard melancólico y ofrecernos unas apreciadas variantes del tema central para piano y cuerdas en cortes como “Loss a Twin”, e incluso pedirle a Steve Jablonsky su traje de “Autobot” en cortes como “Honor” o “The 36th Floor”.
“Eagle Eye” no es el mejor score de Brian Tyler, pero si un trabajo profesional y efectivo al servicio de una película cuyo éxito en taquilla posiblemente le abran a Tyler las puertas de películas con mucho más empaque de aquellas en las que ha estado desaprovechando su talento en los últimos años. Será entonces el momento de ver si con nuevos retos y nuevas motivaciones, se decanta por alguno de los trajes de su nutrido vestuario o si bien sigue sorprendiéndonos a los que amamos la música de cine sin complejos y prejuicios.
15-Octubre-2008
|