Pablo Nieto
45 años después de que el mago del suspense situara el asesinato inicial de la inolvidable "Con la Muerte en los Talones", en la sede de la O.N.U; este emblemático edificio neoyorkino vuelve a estar de actualidad gracias a Sidney Pollack y su nuevo thriller de connotaciones políticas: "La Intérprete".
Pollack, sin embargo parece haber tenido más suerte que Hitchcock, pues mientras a éste no le dejaron rodar la secuencia allí, para Pollack todo han sido facilidades, convirtiendo este edificio y sus entrañas en un elemento más de la compleja trama protagonizada por Nicole Kidman y Sean Penn. Ella, una intérprete sudafricana que escucha accidentalmente como alguien habla de la intención de asesinar al dictador de Matobo, un país africano imaginario. Él, un agente del servicio secreto que está encargado de la investigación. Ambos, personajes atormentados por sus demonios internos, entablarán una relación afectiva que por momentos, parece mezclarse con la propia trama central del film. Sin duda, una interesante película que nos remite, en muchos aspectos, al Pollack de "Los Tres Días del Condor" (excepcional film, protagonizado por Robert Redford).
Para crear la atmósfera opresiva, plena de desconfianza y casi paranoica del film, Pollack recurre a uno de los mejores compositores de la actualidad: James Newton Howard. Su estilo, en nada se asemeja al de Dave Grusin, imprescindible colaborador de toda la vida (salvo puntuales excepciones) de Sidney Pollack, pero sin embargo su retirada de la composición en activo, le ha llevado a éste, a buscarle un sustituto al que nadie ha puesto ningún pero (James no sólo es un gran compositor, sino que encima tiene el beneplácito de crítica y público). Sin embargo, que nadie se lleve a engaños, "La Intérprete" no es un trabajo sencillo. Una película como ésta, en la que la música ha de compaginar ambientación opresiva con introspección psicológica, no puede ser agradecida. Aún así, Newton Howard cumple con creces, realizando un trabajo serio y profesional a la par que efectivo.
No será éste, un score que marque época, y tampoco será recordado por los aficionados, pero hay veces que las filigranas hay que dejarlas para films que realmente las necesiten, bien por cuestiones argumentales, o bien, para tapar los agujeros de la carencia del mismo. La conclusión a la que llega Newton Howard, es que la música debe quedar en un segundo plano.
Entrando ya en materia, nos encontramos ante un score sobrio y certero, especialmente agobiante, y con omnipresencia de disonancias y arreglos electrónicos. Un trabajo de fría definición orquestal y casi nulidad temática, donde Newton Howard pone especial hincapié en las secuencias de acción, a base de poderosos ritmos percusivos y un gran trabajo orquestal.
El disco arranca con "Matobo", ocho minutos y medio de música que dan una idea de lo que nos deparará el resto de la partitura. Un corte, donde conviene destacar los curiosos “ecos” de voces africanas (muy apropiada referencia al país del dictador sobre el que gira la trama), las contundentes percusiones, así como los apreciables crescendos orquestales. Aunque sin duda, si queremos hablar de intensidad y poder descriptivo, conviene resaltar "Guy Forget His Lunch", y sobre todo, "Zuwanie Arrival at UN", el mejor corte del disco.
África volverá a estar representada, en esta ocasión a modo de canto en "Drowning Man Trail (Atolago)" y en los "End Credits". En el primero, las cuerdas, de forma distante, acompañan una canción presentada con modulaciones electrónicas, y de nuevo, con el recurso del eco. En el segundo, la música aparece mucho más liberada, y aunque el conjunto sigue siendo contenido, el contraste con tanta opresión es de agradecer. En este corte de hecho, nos encontramos también el único motivo reconocible de la partitura: el tema de Silvia. Una melancólica melodía, desarrollada por medio de piano, cuerdas y guitarra, también presente en el emotivo "The Phonecall", y apuntado en el triste y solitario corte "Did He Leave a Note?".
Que nadie busque en este trabajo el virtuosismo de "El Bosque", la vitalidad de "Peter Pan", o el sinfonismo de "The Postman". "La Intérprete", aboga más por las ideas presentadas por James Newton Howard en scores tan brillantes como "El Fugitivo", y en otros algo más flojos, pero también efectivos, como "Crimen Perfecto" y "Las Dos Caras de la Verdad". Un score sin alardes, pero también sin fisuras.
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