Pablo Nieto
Hay pocas cosas en esta vida, que puedan superar el trabajar en lo que realmente te gusta, y encima, hacerlo rodeado de amigos. Lo primero, es algo presente en la rutina diaria de Hans Zimmer, lo segundo, no ocurre siempre, pero cuando se da el caso, merece estar ahí para disfrutar del acontecimiento. Y es que, siete años después de "Mejor Imposible", James L. Brooks y Zimmer vuelven a trabajar juntos, y como es lógico en este tipo de reencuentros, siempre hay alguien que sale beneficiado. En este caso, todos los aficionados a la música de cine.
La culpa de este reencuentro, la tiene una joven sirvienta mexicana que decide cruzar El Paso, para asentarse a vivir en Los Ángeles con su hija pequeña. Es la historia de Flor (Paz Vega), de sus interrelaciones con la familia Clasky, del contraste socio-económico, de la integración intercultural, de los malentendidos con el idioma. Es "Spanglish".
Parece mentira, cómo algunas leyendas son fáciles de ser desmontadas, con el simple tarareo de una melodía. Siempre se ha dicho, que el alemán era un hombre cerrado, de costumbres primigenias, poco dado al intercambio cultural. Pues bien, debe ser que Hans Zimmer bebió pocas cervezas, y comió pocas salchichas, en su querida Frankfurt cuando era pequeño, porque analizando su trayectoria, escuchando su música y tarareando sus melodías, nos encontramos con uno de los talentos más versátiles e iconoclastas de la música de cine contemporánea.
Dejemos por ahora, a un lado, su capacidad para abarcar cualquier tipo de género cinematográfico, y centrémonos en su talante fusionador de diferentes entidades musicales. Su talento, le permite adaptar y asumir como propios cantos tribales africanos o japoneses, pasar sin inmutarse del desierto del Sinai al Cañón del Colorado, o beberse unos finos en Sevilla mientras toca una guitarra española, al mismo tiempo que programa sus poderosos sintetizadores con una Coca-cola light en la mano. Es Hans Zimmer, y su música que gusta mucho y poco, al menos provoca algún efecto, y ¿Acaso no es eso lo que busca cualquier artista?
Para "Spanglish", Zimmer ha compuesto una partitura muy elaborada, de definidas orquestaciones y perfecta fusión con las imágenes, con la guitarra española y el cello como grandes protagonistas. En ocasiones, dando rienda suelta a sus virtudes en solitario, y en otras de forma conjunta, con un inteligente juego de contrapunto y pizzicato. Recurso con el Zimmer juega continuamente a lo largo de este score.
Tematicamente, es un trabajo que gira en torno a un preciosista tema central de gran belleza, omnipresente durante todo el metraje. Un tema asociado al personaje de Flor, a su determinación por lograr abrirse paso en una sociedad como la americana, y todo ello, sin perder en ningún momento la razón de ser de todo: su hija. Su verdadero amor. Él único real y puro. Presentado en el primer corte del disco, "Spanglish", podremos disfrutar de nuevo de el, en versiones más o menos largas, pero siempre originales en cuanto a su construcción y variaciones (y añadidos) melódicos, en la larga y reflexiva suite que es "The Beach", en "Welcome to the Claskys" (donde encontramos una estilizada variación del mismo, con la guitarra asumiendo su papel preponderante en la interpretación), en "Learning English" y en "Malibú". Pero sin duda, será "Bus Stop", donde Zimmer decide lucirse. Secuencia final de la película, con madre e hija acercando posturas entre lágrimas, tras un importante desencuentro cultural, familiar y emocional, y con Zimmer elevando el valor de la música de cine a unas cotas a las que muy pocos compositores hoy en día pueden llegar. El tema es desarrollado por medio de la guitarra, con prudente orquestación, y progresiva aparición de las cuerdas, que poco a poco van aumentando su intensidad, ayudando de este modo, al intencionado aumento melodramático de la escena. Es un pasaje musical, en constante evolución, con algunos giros emocionales, que demuestran lo mucho que debió disfrutar Zimmer con esta secuencia. Sin duda, una perita en dulce.
Aunque en el análisis de este trabajo, hemos destacado el carácter sobresaliente del tema central, no debemos olvidar la presencia de varios motivos secundarios, algunos de ellos de índole dramático y reflexivo, como "The Beach" (nueve minutos de suite dan para mucho) o "Drunk and Disordely"; y otros con función más cómica como "John Comes Home" (debiendo añadir, “completamente borracho”), o "No Left", donde la música adquiere una enorme intensidad, con la curiosa utilización de palmeo y un apreciable piano forte, describiendo así, la carrera entre Flor y la Señora Clasky (obsesionada con el footing... y con picarse con cualquiera, que ose cuestionar su capacidad atlética en la carretera). La seriedad de la música, es equivalente al valor que le dan a esa carrera las dos madres, aunque realmente Zimmer, también juega con el indudable carácter cómico que provoca la escena.
Sin ser uno de los trabajos más memorables del alemán, merece la pena darle una oportunidad, especialmente si te interesa disfrutar del virtuosismo con la guitarra de Heitor Pereira, y la vena más intimista y lírica de Zimmer. Sin duda, la fórmula Comedia vs. Drama, patentada por James L. Brooks, ha encontrado un perfecto aliado en su amigo Hans.
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