Pablo Nieto
Cansado de los fastos de Hollywood, Shaiman cogió carretera y manta en uno de esos viajes alocados que su propia personalidad le anima a llevar a cabo, y se plantó en Broadway para dar rienda suelta a su creatividad escénica. Algo, que hacía años se le animaba a hacer por parte de aficionados y críticos. El resultado de la campaña “pro-Shaiman” fue “Hairspray”. La consecuencia varios Tony y la venta de los derechos de la obra para su adaptación cinematográfica. Una adaptación que acometería el propio Shaiman con una libertad hasta ahora pocas veces vista en su carrera como compositor.
Esa libertad, sin embargo, si ha podido cultivarla con su alter ego, el orondo e irónico director Rob Reiner. Con él, Shaiman ha encontrado historias y personajes ideales para desarrollar su mitología musical. En la retina “Cuando Harry Encontró a Rally”, “Misery”, “Algunos Hombres Buenos” y “Un Muchacho Llamado Norte”.
El reencuentro de la pareja lo tenemos en “The Bucket List”. Aunque no son ellos, sino otra pareja quienes se llevan todo el protagonismo: la compuesta, en este caso por los oscarizados Jack Nicholson y Morgan Freeman. ¿Quién puede pedir más? Bueno, pues a decir verdad y dejando a un lado datos, premios, colaboraciones y demás aditivos argumentales, si que debíamos esperar algo más.
La trama, tan simple como previsible, un híbrido entre “Cocoon” y “Thelma & Louise”, donde se nos presentan dos ancianos a los que les diagnostican a una grave enfermedad con poca esperanza de vida, que deciden lanzarse a la “carretera” y disfrutar a tope la vida, llevando a cabo todas aquellas locuras que jamás habrían sido capaces de hacer en circunstancias normales. ¿Y Shaiman qué? Quienes no le conocen, desde aquí animarles a que hagan inventario con obras suyas del tipo “Patch Adams” o “Simon Birch”. Los que ya han incluido dichos scores en su catálogo para la nostalgia y el sentimentalismo (en ocasiones algo empalagoso), ya saben a lo que exponerse con “The Bucket List”.
La partitura gira alrededor de un agradable leitmotiv, acompañado por un tono general de jazz suave, donde piano, cuerdas y arpa, arropan los elegantes solos de trompeta y saxo, a cargo de Chris Botti y Dan Higgins respectivamente. El tema, omnipresente durante toda la película, y presentado en “Hospital Hallway”, tendrá una serie de decentes variaciones como "Like Smoke Through a Keyhole", “Best in L.A”, “Homecomings” o “Flying Home”, sin olvidar, por supuesto, su tributo final en los “End Credits”.
La parte más dramática y triste de la historia también da juego para que Shaiman desarrolle nuevas ideas sobre la sencilla base inicial, y así nos encontramos el sombrío “Really Bad News” o el melancólico “The Mountain”. Atención también a la estupenda versión del clásico “La Vie en Rose”, incluido en la película, con unos arreglos excepcionales a cargo del propio Shaiman.
La breve duración del score, le lleva (inducido por Robert Townson de Varèse) a incluir en el disco un recopilatorio de sus mejores temas. La novedad es que no es un recopilatorio “copia y pega” al uso. Nos encontramos con versiones originales interpretadas a piano y cantadas en varios casos de estupendos temas como “Cowboys de Ciudad”, “Mr.Saturday Night”, “Un Muchacho Llamado Norte”, “Cuando Harry Encontró a Sally” o “La Familia Adams”. Sin embargo, los cortes estrella son la versión coral y a capella del elegante y patriótico tema central de “El Presidente y Miss Wade” y la parodia-homenaje al “Goldfinger” de John Barry.
12-marzo-2008
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