Pablo Nieto
Oscura y contradictoria, corrupta y depresiva, violenta y turbadora. Ben Affleck, debutante en las lides de la dirección, recrea un “Matar a un Ruiseñor” moderno, sin renunciar a la sordidez de la fallida “8 MM”, siempre con el espíritu de su guión para “El indomable Will Hunting” presente. Allá donde otros no se atreven a llegar, Affleck se pasa. Narrada con concreción y elegancia, sin omitir detalles pero tampoco sin recrearse, “Adiós pequeña, adiós” supone también la consagración de su hermano Casey como uno de los actores más prometedores de la actualidad. Sobriamente acompañado por el saber estar de Ed Harris y Morgan Freeman, la película presenta tramas que entran y salen con naturalidad, hasta llegar al desenlace tan sorprendente como inesperado. El secuestro de una niña de tres años, la investigación a cargo del mismo por dos duros policías, la entrada en escena de una pareja de detectives (Casey y su esposa) que darán un vuelco al caso, el complicado y peligroso mundo de las drogas, la madre toxicómana, el universo marginal de los barrios obreros de Estados Unidos. Todo ello lleva a Affleck a diseccionar su dramática puesta en escena antes de presentarnos una controvertida moraleja.
En realidad, más que de secuestros e investigaciones, “Adiós pequeña, adiós” nos hace reflexionar sobre la justicia, la moralidad, al igual que el personaje de Casey. Integro al comenzar su investigación, poco a poco se ve desbordado por los acontecimientos, traicionando sus propios principios, olvidando que lo que está bien o lo que está mal es siempre susceptible de reescritura.
Todo funciona como un reloj en este film. Desde la fotografía de la ciudad de John Toll, hasta la música de Harry Gregson-Williams. Ubicada en un necesario segundo plano, con la misión bien definida de dar cuerpo a una atmósfera sonora opresiva, siempre contenida (pues hablamos de un thriller), pero sin descartar los pasajes más dramáticos y emocionales. Para ellos recurrirá al piano y a las cuerdas, pero también a largos y comprometidos silencios.
Un score que en su audición aislada no aporta nada nuevo en la carrera del compositor, pero que en su traducción cinematográfica se adapta como un guante. Y es que, Harry no ha tenido más que revisar sus apuntes de “Man on Fire” (donde el secuestro de una pequeña, la investigación del mismo y una posterior ola de violencia y venganza, son las claves del mismo) para construir la partitura de esta imprescindible propuesta concebida por Affleck.
Editada en exclusiva por Itunes Music, el álbum refleja algunos de los pasajes musicales más interesantes del film. Empezando con el contenido y triste “Opening”, donde piano y cuerdas desarrollan el tema principal de la película, para ir poco a poco paso dando a un drama in crescendo“ que empieza en “Media Circus” (donde guitarras y bajos otorgan un aire cosmopolita y realista a la música) y continúa con cortes como “Amanda Taken” (con inserción de la lánguida voz de Lisbeth Scott), “Remy Lies” (destacable el sólo de trompeta, siempre asociado al honor, o en este caso a la pérdida del mismo) o el irlandés “Lionel” (utilizado para una de las secuencias finales que tienen lugar en una taberna irlandesa).
Entre medias, pasajes donde esta atmósfera musical, de la que hablábamos previamente, adquiere pleno desarrollo: “Helene & Cheese”, “Ransom”, “The Truth” o “Contronting Doyle”, terminando con la revisitación del tema central en el epílogo que supone “Gone Baby Gone” y la interesante canción “In the Darkness” interpretada por la propia Scott.
Ahora que todos los flashes se centran en su esperada continuación de “Las Crónicas de Narnia”, y aún con los ecos de “Shrek 3” a la espalda, conviene recordar el talento de Gregson-Williams para la creación de atmósferas insanas, de climas musicales irrespirables. Propuestas incomprendidas y muchas veces criticadas, en ocasiones con razón, aunque no es este el caso de “Adiós pequeña, adiós”, donde la madurez del compositor se deja notar. Cada vez controla más el balance entre el abuso de la electrónica y su correcta utilización como complemento de la narración.
28-enero-2008
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