Ignacio Garrido
El talento del compositor finlandés Tuomas Kantelinen parece ir asentándose no solo ya en la industria de su país – donde se cuenta entre sus más importantes autores, sino el que más – si no también en el medio internacional gracias a trabajos como la cinta nominada a los oscars en la categoría de mejor película extranjera “Mother of Mine”, cuya hermosa y sentida creación dejó un grato sabor de boca, o el acercamiento comercial de “Mindhunters”, en el que mostraba solvencia en unos registros normalmente delimitados al cliché americano.
Estrenada a comienzos del 2007, “Year of the Wolf” pertenece a la, para nosotros todavía desconocida, cinematografía finlandesa en la que de nuevo Kantelinen se reafirma como uno de sus grandes valedores musicales, ofreciendo un estupendo trabajo en el apartado de su banda sonora. Editada, como el resto de la discografía por ahora disponible del compositor, por la casa Miracle y tan solo localizable a través de los intrincados vericuetos de la red, el esfuerzo de su adquisición se compensa con creces a la hora de deleitarnos con una partitura sensible, delicada, de gran belleza y exquisitas formas.
La película desgrana la historia de Sari, una joven introvertida y su relación de amistad con Mikko, un hombre maduro con el que compartirá sentimientos y con el que se sentirá identificada en su aislamiento e indefensión. Sari, que padece epilepsia, se mantiene alejada del mundo temerosa de los ataques y del impacto que en los demás causa su enfermedad, refugiándose en su relación con un hombre que al igual que ella se aísla de todo. Kantelinen construye el homologo mundo musical de la joven igualmente introspectivo, basándose para ello en el acercamiento minimalista y camerístico, con tintes oníricos, citas poéticas y lánguida hermosura.
El score se inicia con el estupendo tema principal en versión rítmica para piano y pizicatos en "Cycle", un pasaje circular bañado de cierto poso melancólico, donde los trémolos en las cuerdas rematan un comienzo prometedor. Esta línea dramática y minimalista continúa en "Begining" con ambiente obsesivo aportando algo de melodía esperanzadora en su cierre. Las líneas básicas del score ya se encuentran definidas con estas dos pistas y en "Alone" se retoma de nuevo el motivo de apertura para ir deslizándose hacia una orquestación similar a la del mejor Carter Burwell, algo que el siguiente corte "Water" acaba de confirmar.
Más cercano en intenciones al Newton Howard más reciente que a Glass o Nyman, Kantelinen bebe de las fuentes de la repetición cíclica como medio para ir profundizando poco a poco en el interior de Sari y sus emociones, avanzando su discurso musical hacia una creciente intensidad apreciable en momentos como "Awakening", donde una leve rítmica percusiva sirve de apoyo para una liberadora variación del tema central o "Together" en el que de forma plenamente lírica y emotiva se aborda la construcción para cuerda de una nueva melodía romántica y sentida que se enlaza con la principal en su conclusión, cerrando uno de los pasajes más destacados de la obra.
El corte más extenso del disco lo encontramos en "Adagio" tras el etéreo "Piano Loop". La suave cadencia que su propio nombre le adjudica, hace de esta pista una de las más estimulantes en el juego de deconstrucción progresiva que Kantelinen realiza sobre el tema central a base de eliminar la estructura minimalista empleada hasta el momento en el mismo. Al desaparecer los rasgos obsesivos de la música, desaparece del mismo modo la angustia vital de Sari saliendo a relucir en ella (y en la melodía que la describe) la belleza intrínseca que la define y no el mero acompañamiento circular de su exterior. Una idea tan sencilla como efectiva, que llevada a buen puerto por un compositor con talento es capaz de sostener y desarrollar toda una banda sonora con ejemplar solidez. Una demostración de auténtico discurso musical cinematográfico.
Otros cortes como "Floating" parecen apelar al discurso de Thomas Newman y desvían en parte la atención sobre la evolución de la partitura, aun encerrando en su sonoridad cierto halo diferencial del estilo de este. Así se da paso al contundente "Attack" (único y breve fragmento cercano a la acción) y a la gran sorpresa de la banda sonora; "Requiem", una pieza excelente que se sitúa entre lo mejor compuesto por Kantelinen hasta la fecha. Aquí a modo de Kyrie y con potente base rítmica para cuerda, se elabora una suerte de scherzo con la voz de la propia hermana del autor Karolina, como protagonista de la mejor variación del tema primario, que a modo de desesperada liberación final cierra el disco de forma soberbia. Quizás el aficionado más puntilloso se percate de ciertas similitudes melódicas en esta pieza con alguna sección de "Frágiles" de Roque Baños, algo más que probable sea fruto de la casualidad.
En "Year of the Wolf" se materializa por lo tanto una capacidad y calidad más que palpables. Un camino el del finlandés a seguir y tener en cuenta pues demuestra que los músicos europeos actuales lejos de dejarse encorsetar por los parámetros impuestos en el nuevo continente, son capaces de buscar su propia inspiración, algo digno del más alto elogio dados los tiempos que corren.
13-septiembre-2007
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