Ignacio Garrido
Un viaje al fondo del mar, un sueño en imágenes, un poema animado. Todo eso y mucho más es “De Profundis”, cinta española de animación nominada a los premios Goya durante la pasada edición en su categoría correspondiente como mejor película animada, pero incomprensiblemente no por su extraordinario apartado musical, reconocimiento que sin duda merecía a todas luces. Experiencia audiovisual donde las haya (no hay diálogos durante todo el film, apenas se aprecian un par de efectos sonoros y el metraje se articula a través de fundidos y zooms), en la que su responsable directo Miguelanxo Prado -autor proveniente del mundo del cómic- vuelca toda su capacidad pictórica con brillantes resultados.
Prima en la cinta el gusto por la profusión detallista por encima de la narración, pues el hilo argumental apenas resulta ser una excusa elegante para deslumbrarnos con un encadenado de imágenes, maravillosas todas ellas eso sí. Historia la hay, solo que se trata de una trama mínima con el viaje de descubrimiento, como base del recorrido en el que acompañar al protagonista hacia lo profundo del mar. Si uno se deja arrastrar por esta corriente, inicialmente algo cadenciosa, descubrirá pronto un mundo pletórico de colorido y belleza, cargado de metáforas y con cierto aire a lo Miyazaki en su visualización (igual que por momentos la música más melancólica y gentil de García en su inicio hace recordar los mejores momentos de Hisaishi), aunque Prado queda por ahora lejos del genio japonés. El film se extiende lo justo para enseñarnos toda la hermosura que su realizador ha sido capaz de imaginar y finaliza antes de llegar a cansar, pese a algunos momentos de inevitable transición, donde curiosamente la música desaparece de forma fugaz.
El autor de la composición original es, el hasta ahora desconocido, Nani García, formado en Suecia y con experiencia previa en el medio televisivo con la serie gallega “As leis de Celavella” o el documental con “Un bosque de músicas”, trabajos por los que recibiría el premio Maestre Mateo. De los casi ochenta minutos de duración de la cinta, prácticamente durante más de setenta, la música es el principal motor de la narración y voz de los sentimientos que las imágenes sugieren. El propio compositor resume de forma excelente el uso e implicación de su música en las escenas, en uno de los comentarios de la entrevista que concedió a Scoremagacine (y que puedes leer completa aquí): "...la música debería cementar con su virtud temporal-atemporal el conjunto de la obra, de manera que el espectador fuese capaz de alimentarse de los sonidos como ayuda en la interpretación de las elipsis provocadas por la secuencia de imágenes".
Interpretada de forma brillante por la Orquesta Sinfónica de Galicia bajo la batuta de Rubén Gimeno (con la intervención mediante del "Consorcio para la Promoción de la Música"), incluye como base de su rica y ecléctica orquestación; coro mixto, soprano solista, celesta y violoncello solista como elementos destacados. Por otro lado, para la canción que ocupa los créditos finales "Soños de Auga", se ha contado con Ainhoa Arteta como co-interprete junto a Carmen Rey, lo que da idea de la categoría de su producción musical. La idea de una aproximación musical transcultural parte, según palabras del propio García, de un uso de "...todo tipo de convergencias de las imágenes con la música...", por lo que la fusión de un crisol fragmentario cultural unido por las propias escenas encadenadas, resuelve de forma magistral la heterogénea y al tiempo fascinante sonoridad de la obra.
Nani García elabora para "De Profundis" una partitura exuberante, de enorme riqueza melódica, que oscila entre múltiples niveles estilísticos, narrativos y expresivos, fundidos y acompasados de la misma forma que lo hacen las imágenes a las que la música envuelve. El compositor añade: "Lo que me planteé, fue el ir alternando momentos expresionistas sobre fragmentos más o menos extensos, y al mismo tiempo procurar el entreverado de pasajes impresionistas que ayudaban a dinamizar la narración con acentos sincrónicos sobre los movimientos de las imágenes."
A lo largo de la obra el impresionismo debussiano se dará la mano con el minimalismo puntual de Philip Glass, mientras que secuencias como la pesca (una de los fragmentos musicales más destacados) se ilustra con una danza japonesa, percusiva y coral en "Cantar do Gran Sol", iniciada previamente por el hermoso canto de un niño solista en "Anzó de Luz". Durante la caza de los congrios en el corte "Caza e Ofrenda", se atisba, por ejemplo, una procesión donde surge el exotismo rítmico africano (como homólogo de las cacerías en la sabana que el autor cita en la entrevista), en la primera parición del barco pesquero surgen las cadencias de una habanera, así como la rumba durante el inicio el viaje. También las flautas asociadas al mundo gallego y al mar, tienen su momento destacado hacia el final de la cinta cuando el protagonista comienza su regreso, e incluso el tono de blues de la canción cierra de forma inesperada el score.
Este conjunto deliberadamente híbrido de la música, según palabras de García, "es consecuencia de la obsesión por no aburrir (...), hasta el punto de que todos esos recursos se hacen necesarios." Teniendo esta premisa clara, uno no puede sino quedar progresivamente hipnotizado por su escucha a medida que avanza, pese a surgir esta de un parámetro por completo opuesto a la idea primigenia de su propia creación. Su diversidad, será pues motivo de sorpresa continua y dominio técnico incuestionable, no solo medio de consecución de los objetivos fílmicos, lo cual duplica el valor final de la composición.
Temáticamente la partitura supone un derroche de creatividad e imaginación, con una melodía inicial que desborda romanticismo en "Obertura" y que da paso a la melancolía del tema asociado la mujer que espera, cuyas mejores apariciones nos las brinda el cello solista que ella misma toca en "Atalaia" y "Muller na Atalaia que o comprende todo", mientras que pasajes más livianos como la descripción de la casa encuentran en la sencillez del piano su mejor aliado como refleja el corte "Dentrofora". El naufragio del barco de pesca se acompaña de un intenso fragmento en "Agoiro e Tempestade", así como su hundimiento es acompañado de una pieza cuasi litúrgica para coro infantil en "Misere Nobis". Las citas a Glass que surgen durante el recorrido submarino y el ascenso final del barco hacia la superficie, se resuelven brillantes en su fusión con el material temario de García, que culmina en esta secuencia "Cemiteiro de Barcos e Almas que o abandonan" y la previa con el descubrimiento de la ciudad sumergida en "A Cidade Asolagada", con los fragmentos más poderosos, extensos y que mejor unifican los conceptos musicales de la banda sonora en relación con su progresión dramática y fusión audiovisual.
La música de Nani García trasciende a las imágenes por su calidad excepcional y su exquisita concepción, configurándose “De profundis” como una de las mejores bandas sonoras españolas de los últimos años y su autor como un nombre a seguir allá donde vaya. Su edición oficial por fin ha visto la luz gracias a la casa discográfica gallega Xingra, que realiza una magnífica producción sonora así como un elegante acabado formal en digipack. El disco nos obsequia con el total del minutaje de la película e incluso a modo de extra, se incluye al final la pista "Fonduras", pasaje empleado en el trailer del film. Su adquisición se puede realizar -de forma bastante asequible- a través del siguiente enlace a su página web; xingra.com, algo que desde estas líneas recomiendo fervientemente dada la solidez de la composición y la maravillosa experiencia que se produce con su audición.
11-junio-2007
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