Pablo Nieto
Si por calidad musical, talento y solvencia orquestal fuera, Mark McKenzie debería ser hoy uno de los compositores de música de cine más solicitados. Sin embargo, en Hollywood las cosas funcionan de otra manera. Es un universo complejo sometido a la dictadura de las modas, las relaciones públicas y la suerte. Y hablando de suerte, para el aficionado a las bandas sonoras que Mark McKenzie salga de vez en cuando de su cueva de orquestaciones y arreglos “no acreditados” merece sin duda ser celebrado.
"The Ultimate Gift", como no podía ser de otra manera, no pasa de ser un telefilm con pretensiones. Un drama familiar basado en el best seller de Jim Stovall, donde sólo la presencia del gran James Garner provoca cierto interés en su propuesta. Al igual que le pasa a sus coetáneos William Ross o Joel McNeely (incluso al maestro Broughton) los telefilms parecen ser los únicos proyectos a los que pueden aspirar. La única motivación del artista en este caso no es el éxito o la difusión de su obra a través de un producto que nace ya de por sí “muerto”, sino el propio estimulo creador, razón de ser de su existencia, expresión de un don que no a todo el mundo le viene dado.
McKenzie escribe para este film una partitura elegante, sin alardes, donde el tema central presentado en los títulos de crédito (“The Ultimate Gift Main Title”), es un ejemplo de profesionalidad. Nostálgica melodía arropada por una cadente masa orquestal con protagonismo de las cuerdas. Un tema objeto de variaciones, en cortes como “Emily´s Chemo” (con sobresaliente solo de piano) o “Captivity”, donde es la guitarra la encargada de insuflar vida a las cuerdas.
Por supuesto, McKenzie reserva la parte más emocional de la partitura para el climax de la cinta, con emocionantes cortes como “What´s Your Dream?” (las maderas como elementos definidores), “Eily´s Legacy”, “Redemption”, “Two Billion” o “Texas Christmas / A Perfect Day” (donde la celesta da paso al crescendo final).
La propuesta de McKenzie, sin embargo, va más allá del dos más dos orquestal, introduciendo un aire country con protagonismo de la armónica y la guitarra (“City Boy in Texas”), retrospectivas “a lo Grusin” con un dinámico jazz (“Bum´s beach”, “Park Picnic”), y sonidos latinos de diseño donde la guitarra se adereza con las exóticas flautas de pan y las percusiones étnicas (“Arrival in Ecuador”, “Childhood Letter” y “Plane Wreckage”).
La edición discográfica del score, se completa con dos interesantes canciones: la balada country “Something Changed” de Sara Groves y el pop de “Legacy” interpretado por Ed Goggin. Nada del otro mundo, pero al menos no molestan.
Aunque lejos de la brillantez de trabajos suyos previos como “The Disappearance of Garcia Lorca”, “Durango” y muy especialmente su joya navideña “Blizzard”, “The Ultimate Gift” no puede defraudar a nadie con un mínimo de sensibilidad musical. Algo, también sea dicho, no muy abundante en los tiempos que corren.
31-mayo-2007
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