Pablo Nieto
Jonathan Elias es una rara avis en el campo de la composición cinematográfica. Proveniente del mundo del pop y las producciones enlatadas de estudio para cientos de artistas que comenzaban en el medio, pronto comenzó a sentirse fascinado por la música de cine, dando sus primeros pasos en el género de terror, como tantos otros compositores en los 80. Sus dos primeros trabajos, “Los Chicos del Maiz” y “Vamp” marcaron el devenir de su carrera. Dos scores de género realmente atractivos que en seguida llamaron la atención de los fans. Sin embargo, y mientras coetáneos suyos como James Horner o Christopher Young, daban el salto a la primera división, Elias se diluía como un azucarillo, limitando cada vez más sus apariciones, siendo estas cada vez más olvidables.
Así pues, decidió centrarse en su carrera como productor, creando sus propios estudios, Elias Arts. Sin embargo, tampoco han sido estos estudios un ejemplo de productividad. En los últimos diez años, apenas un par de scores, aunque eso sí, mucha música de libreria y trailers. Su reaparición con “Pathfinder” no podía ser más esperada a la par que sorprendente.
Como sorprendente resulta que los productores del film no reclutaran para esta aventura épica a alguno de los cientos de músicos sin personalidad que abundan en el Hollywood de nuestras días, y llamaran al olvidado Elias. Posiblemente, y como las casualidades no existen, su música para el trailer de “El Reino de los Cielos” tuvo algo que ver. Lo justo que para que este proyecto, con fecha de estreno de principios de 2006, y que ha estado en sala de montaje durante todo un año para arreglar el despropósito del rodaje, pronto encontrara compositor.
Y es que “Pathfinder” es una interesante propuesta para los que añoran la épica brutal de Conan, pero que por desgracia se ve sometida a los tópicos del cine comercial de los últimos tiempos, quedándose a medio camino entre “Eragon”, “El Guerrero Número 13” y “El Último Mohicano”. Una lástima, porque la historia del enfrentamiento entre el pueblo indio norteamericano y los vikingos (cientos de años antes de la llegada de Colón) prometía ser sin duda una de las atracciones épicas del año. Un enfrentamiento desequilibrado por el joven niño vikingo abandonado por los suyos, y que terminará guiando al pueblo indio en la lucha por su vida ante la oscura amenaza de los conquistadores del norte de Europa.
La música de Elias, aboga por la confusión orquestal, entremezclando violentas percusiones, complejos pasajes disonantes y oportunos cantos corales épicos, con la niebla y la oscuridad reinante en todo el metraje. No es una propuesta de sencilla asimilación, pero sí de interesante análisis. Muy trabajada, bien ejecutada, con los metales en su justa medida, y sobretodo con alma propia, que muestra todas sus cartas ya en los “Opening Credits”, con la fiereza de las percusiones, la tensión de las cuerdas o la dosificada inserción de voz y metales.
Olvidémonos de leit motivs heroicos, aquí prima el conjunto, la necesidad de reflejar continuamente la amenaza vikinga, ensalzar el terror a través de la música (algo con lo que Elias siempre ha disfrutado a tenor de su filmografía). Quien busque un score de acción o aventurero que se olvide. La música es opresión, es tensión, es sometimiento, como lo demuestran “Viking Attack”, “Eye for Eye”, “Cave Maze”, “Ghosts Fight Begins”, “Mountainside Battle” o “Gunnars Fury”.
Momento clave de la partitura, lo tenemos en “First Kill”, una pieza donde Elias se muestras especialmente grandilocuente e inspirado. Único pasaje donde da rienda suelta a su capacidad de escritura épica. Coros, metales y percusiones perfectamente insertables en “El Señor de los Anillos” de Shore. Una prueba de que sin temp tracks también se puede ensalzar la violencia y la furia (ejemplo de todo lo contrario lo tenemos en “300”).
Elias se aferra a la historia de amor de la película, para rebajar la tensión reinante, mediante un delicado tema de amor, que encontramos por primera vez en “Starfire”. Cuerdas, arropadas por las maderas y una suave masa vocal. A destacar los solos de flauta étnica asociado a la tribu india que le acoge y que escucharemos a lo largo del resto de la cinta. El tema lo volveremos a escuchar al final del intenso “Ice Lake”.
Otros cortes como “Healing Ceremony” o “Moving On” sirven para resaltar el lado espiritual y místico por el que también aboga la historia. Destacando sobretodo en este último, el solo vocal de un niño que alienta la profecía del guerrero que liberará a su pueblo.
El score culmina con el clímax emocional de “Prophecy Fullfilled”. De nuevo la profecía, el niño y su voz angelical arropado esta vez por el resto del coro. Sin concesiones, perfectamente acompasado por orquesta y cuerdas.
Una grata reaparición ésta de Elias. Una recomendable propuesta su “Pathfinder”.
14-mayo-2007
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