Ignacio Garrido
La enorme atención discográfica prestada a Jerry Goldsmith durante la década de los noventa, no deja de ser algo explicable dada la tremenda popularidad y reconocimiento que el maestro alcanzó en aquellos años dentro del mundillo de aficionados a la banda sonora, que veían en el californiano el bastión y quintaesencia de la música de cine en activo, una leyenda viva que aparte de soberbias composiciones como “Mama y papa salvan el mundo”, “La sombra”, “Los demonios de la noche” o “Powder”, seguía aportando ocasionalmente trabajos sublimes como “Desafío total”, “Los últimos días del edén”, “Instinto básico” o “Rudy”.
Precisamente por este motivo, cuesta encontrar dentro del listado de obras creadas por el autor de “Bajo el fuego” a lo largo de este periodo, alguna que escapase a una u otra compañía, que ávida cuenta de las ventas seguras de cualquier creación de dicho músico, no quisiera echarle mano hasta el menor de sus trabajos para una edición en CD. No obstante, al final son los resultados de taquilla los que mandan y la aceptación del producto por parte del público fue desastrosa en el caso de “Secuestrada”, remake de un inquietante film alemán realizado por su propio director George Sluizer. La productora en cuestión, Fox, acabó echando por tierra bastantes de los logros y sorpresas de la cinta original, entre ellas su electrizante final, lo que acabaría por ser la explicación final de la no comercialización de su score.
Asiduo a dicha compañía, Goldsmith fue el encargado de ponerle música a la historia de un joven (Kiefer Sutherland) obsesionado con la desaparición de su novia en una gasolinera. Dicha obsesión le llevará a introducirse, peligrosamente, en el desquiciante juego que le propone un extraño personaje (Jeff Bridges) que asegura conocer el paradero de la chica. Mientras en una carrera contra reloj, una vez se ha producido un punto de no retorno en la decisión del protagonista por saber a toda costa que le pasó a su novia, la nueva pareja de éste (Nancy Travis) se embarca en su búsqueda. Con tintes románticos, psicológicos (el personaje del secuestrador, Barney, lo más interesante del film y de sus homólogas ideas musicales) y furtivos momentos de acción, la composición se mueve mayoritariamente entre homogéneas capas de clichés para el suspense y el thriller, géneros que por otro lado resultan ser especiales de la casa, aunque se aborden aquí sin especial énfasis o la brillantez habitual del compositor por aquellas fechas.
Así pues, se construye una obra donde se entremezclan curiosos elementos electrónicos –no siempre acertados en su contexto visual, pero muy estimulantes en su audición externa, pues provocan una original mezcolanza de efecto desconcertante a la par que llamativo– con el empleo tradicional de la orquesta, en especial en el trabajo conjunto de la cuerda y el viento con reminiscencias a “Instinto básico” del año anterior.
En líneas generales, la calidad de “Secuestrada” es mediocre, con un tono de aceptable auto-complacencia entre la que el compositor se mueve con solvencia, aportando un efectivo tema central de misterio en “Practice” (retomado en diversas ocasiones como “Stadistics”), que lejos de convencer, se asienta en una necesidad de más que nunca acaba por llegar. Ya sea tanto por la inconsistente línea melódica de su tema de amor “Forever”, al ser plenamente deudor de la fusión de los temas centrales de “Psicosis 2” y “La casa Rusia”, como por su árida orquestación, la partitura solo arranca en ocasionales momentos de agilidad y fuerza expresiva, donde la unión sincopada de electrónica y orquesta consigue levantar el interés en fragmentos como “Diane´s Missing” o su continuación “That´s It”.
Momentos más explicativos de la psicología de los personajes, como las figuras para viento madera de “Weekend Duty” o el oscilante motivo de dos notas dedicado al secuestrador –casi aplicado como un tema irónico para con su torpeza inicial, pero distorsionado y llevado hasta límites amenazadores en la persecución final– resuelven, por contrario al resto, con especial atino las necesidades específicas de ilustración de los caracteres principales. Cortes como el lírico y esperanzador “The Vision”, o toda la secuencia musical final aglutinada en “Surprise”, “Where´s Jeff” y “Let´s Talk” (el mejor tema de todo el CD) donde Goldsmith desarrolla sin trabas su saber hacer en la acción y la progresión dramática, mejoran con mucho la media, pese a no alcanzarse este nivel hasta al final y por ello quedarse tan solo en el aprobado. Mención aparte merecen los pasajes “A Variation” y “End Titles” (preludiando los créditos finales de “El desafío”), donde la vena jazzística del maestro se desgrana con elegancia a modo de rara avis dentro de una obra solo recomendable para seguidores y coleccionistas.
En su momento, la distribución no oficial de esta banda sonora a través de un disco pirata de aquella recordada serie Ponny, hizo las veces de medio de disfrute de la misma, contando con una extensa selección del minutaje total del score y una más que aceptable calidad de sonido pese a la irrisoria presentación del producto. Hace relativamente poco, la propia casa Varèse en su caja dedicada al trabajo de Goldsmith en la Fox, incluyó algunos pasajes de la misma. A todas luces ambas fuentes quedan actualmente superadas con la presente versión en la serie CD Club, que incluye casi 65 minutos de música (prácticamente el total del film) pese a los insulsos comentarios y el acabado algo pobre del conjunto, que no hacen sino dejar en el aficionado la triste sensación de estar –cada vez más– ante un escaso interés tanto por lo que se edita, como por cómo se edita.
19-abril-2007
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