Ignacio Garrido
Hablar de John Carpenter es hablar de uno de los genios cinematográficos de la serie B, un autor con un sello de identidad tan marcado y definido desde sus inicios que lo hacen acreedor de una de las filmografías más sobrias, coherentes y disfrutables del cine americano de las últimas tres décadas. Abordando tanto la crítica social al sistema de vida americano, como el aislamiento del ser humano con tanta brillantez visual como milimétrica puesta en escena, el grueso de sus films funcionan como una maquina de relojería donde se dan cita el humor negro con la desesperación o la locura más indecorosa, todo ello resuelto sin concesiones, con implacable mala uva y un saber hacer de artesano y conocedor del medio realmente envidiable.
A este cúmulo de virtudes en su cine cabe añadírsele el apartado musical de sus películas, obra también del realizador y que no pocas veces ha elevado la categoría de sus creaciones a largometrajes de culto como "Asalto a la comisaría el distrito 13", "La noche de Halloween" o "La niebla", de las que actualmente se intentan hacer torpemente remakes que no les llegan a la altura de los zapatos. Pues bien, si en la composición musical Carpenter siempre será conocido por su amor por el rock y el empleo de la electrónica básica como medio expresivo más directo, no es menos cierto que en su aplicación / fusión audiovisual, sus partituras, resultan ser bandas sonoras absolutamente perfectas.
Una idea original bien desarrollada soluciona problemas de montaje, agiliza la trama, crea la tensión apropiada en el momento preciso y cuando va incluso más allá y traspasa los límites de la pantalla para incrustarse en la memoria colectiva del espectador, del oyente o del aficionado, se convierte en un clásico. Muchos temas centrales de los films del realizador indudablemente lo son, con lo que aplicando silogismos baratos -pero no menos válidos- se puede afirmar con rotundidad que John Carpenter es un clásico.
Dentro de la música de cine se suelen (desgraciadamente) tener por defecto muchos prejuicios; alabar desmedidamente solo ciertas tendencias musicales, valorar por encima de todo el empleo de la orquesta, etc... El norteamericano, representa de pleno el ejemplo de creador innato que se salta todas las normas y convencionalismos aplicados a este mundillo para trascender con su trabajo en contra de todo pronóstico. Solo los grandes pueden hacerlo y además hacerlo bien. Ahora bien, quien no le conozca o le conozca y quiera embarcarse en un viaje condensado hacia sus soundtracks, tiene el handicap añadido de no tener un trabajo realmente destacado por donde comenzar a acercarse a su personal universo, por lo que sus virtudes sonoras -de forma extraordinaria- donde mejor quedan reflejadas, es en una compilación de los temas más destacados de sus películas.
Dada la existencia previa de ediciones completas de prácticamente todas las obras del autor, parece evidente recomendar primero un disco que haga las veces de breve visita guiada hacia su personalidad musical. Lo primero a comentar, es que el que escribe estas palabras suele ser un acérrimo inquisidor para con los recopilatorios de música de cine, tanto por su carácter localista, como por su dispersión de planteamientos o su escasa capacidad expresiva en el caso de las regrabaciones, lo cual no es óbice para elogiar sin medida las auténticas joyas del género que surgen de pascuas a ramos. El esfuerzo llevado a cabo para la ocasión por la sobresaliente casa discográfica Silva Screen, es merecedor de una ovación rotunda.
El CD que nos ocupa es sin duda la joya de la corona de los recopilatorios que merecen la pena dedicados al cineasta. El excelente criterio seguido para la selección, rescata de maravillas como “Asalto a la comisaría del distrito 13” con un sonido prodigiosamente cuidado, sus dos temas emblemáticos, el "Main Title" y el "Julie´s Theme", así como los mítico temas centrales de “La noche de Halloween”, “La niebla” o “Rescate en Nueva York”. En esencia la música de Carpenter se puede reducir a su tema central y a los excepcionales motivos atmosféricos que envuelven las imágenes surgidos de esos temas. Esos se recogen aquí en sus versiones originales y en fantásticas versiones mix de algunos de ellos (la que abre el disco es antológica), por ello que este compacto sea obligatorio para disfrutar de John Carpenter al completo en sesión continua.
Asimismo, la música ajena al autor creada para los escasos films propios que no musicó, ha sido seleccionada con el mismo buen criterio, escogiendo de “Starman” (de Jack Nitzsche) y “La cosa” (de Ennio Morricone), precisamente los auténticos temas que son puro Carpenter en su concepción minimalista y obsesiva, aparte de un soberbio corte rocanrolero de “Christine”. Se incluyen además para redondear la edición los temas más importantes de “Golpe en la pequeña China”, “Estrella oscura”, “Están vivos”, “El príncipe de las tinieblas”, “Halloween II” y “El pueblo de los malditos” (con el desarrollo íntegro de la soberbia marcha de los niños, de implacable y pegadiza melodía, una de las mejores piezas de toda la filmografía del autor).
Prescindiendo muy inteligentemente de las restantes composiciones demasiado alejadas de la esencia carpenteriana (véanse las más ruidosas “En la boca del miedo” o “Fantasmas de Marte”), el criterio estilístico de selección no deja lugar a dudas sobre el producto. No hay peros para este disco. La magnífica presentación, el prodigioso sonido y todo el regusto de un clásico se aúnan en el que ya es un recopilatorio único en su especie, justo como John Carpenter.
7-abril-2007
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