Manuel Ruiz del Corral
Thomas Newman firma el score de la cinta de Todd Field, “Little Children”, una historia personal y reflexiva sobre la familia y la sociedad; secretos, gracias y desgracias de las intimidades de un barrio residencial americano. Un estereotipo fílmico (más allá del carácter personal de su tratamiento por parte de Field) que encaja con otro (casi) estereotipo, la personal música del pequeño de los Newman, que cada vez se asocia más a este tipo de ambientes.
Y es que Thomas, repítase una vez más, ha creado un concepto musical tan elegante como original, un sonido inconfundible y de calidad que, con mayor o menor fortuna –según por dónde se mire- , ha creado escuela en el cine y la televisión americana (quizá más de lo que un aficionado a la banda sonora puede tolerar, abocado a la crítica de la repetición del estilo consolidado).
Más allá de experimentos locales, como la reciente y buena partitura de “The Good German” (dónde, permítase la licencia, la excelente acogida del trabajo reside más en el aspecto sonoro, y lo que éste evoca, que en la calidad musical de la partitura… para el aficionado de la banda sonora “los tiempos pasados siempre fueron mejores”), la obra de Newman tiende a reafirmar su propio estilo y a expandir pequeños registros, tendencia tremendamente loable en un mundo que cada vez da menos margen a la creatividad.
Este sonido todos lo conocemos, y no está de más destacarlo:
- tímbricamente, la artificial cualidad reverberada de su sonido (algo exagerada, pero de excelentes resultados), el uso de los pads armónicos, el empleo de los mallets en primer plano (xilófonos, vibráfonos, marimbas..), el piano y el oboe como referentes de color, el uso de la percusión folklórica (guitarras y tablas)…
- armónicamente, el personal empleo del modo dórico –asociado siempre a marchas épicas, medievales– dando lugar a una sonoridad íntima y característica inaudita (véase el tema principal de “American Beauty”, nadie diría que emplea la misma escala que “Riders of Rohan” de Howard Shore o “The Ectasy of Gold” de Ennio Morricone), y el uso de acordes disminuidos y progresiones cromáticas suaves características de sus pasajes más opacos.
- rítmicamente, la preferencia por los ritmos ternarios, sin ser demasiado evidente y acompañado de constantes líneas sincopadas.
Y es “Little Children” un ejercicio estilístico más, sin momentos especialmente destacables sobre otros trabajos, de agradable escucha y suave devenir musical. Encontramos curiosos detalles, véase la inocencia de “Tissue”, las sucesiones no diatónicas de “May”, o un pequeño amago de suite pseudos-barroca en los “End Titles”.
Puntos débiles, o chirriantes… llamada de atención: Sr. Newman, ¡¡cambie vd. sus samples de percusión!! La electrónica funciona muy bien como pad y fondo armónico, y es parte de su estilo, pero no ponga timbales y platillos sampleados junto con una orquesta de cuerda (véase, sin ir más lejos, “The Good German”). Presupuesto no creo que le falte. Y en el caso que nos ocupa, tenemos alguna pista enteramente con simples, “Slutty Key”, situaciones incomprensibles con el presupuesto y nombres que estamos manejando…
En definitiva, y retomando el tono, un buen trabajo sin grandes sobresaltos –para bien o para mal-, que complementará la colección de obras de un excelente músico y creador, pequeño en formas pero grande en emociones.
16-marzo-2007
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