Joaquín R. Fernández

Millones de seguidores de la saga galáctica más conocida de la Historia del Cine aguardan con impaciencia el estreno de los nuevos episodios de "La Guerra de las Galaxias". Igual expectación existe a la hora de escuchar las sintonías que el maestro John Williams nos regala con cada nueva entrega, circunstancia que no cambia en "Star Wars. Episodio II: El Ataque de los Clones". Ahora bien, quizás el aficionado se sienta un tanto defraudado al escuchar la última obra de Williams, pues, aunque el espíritu de la serie persiste, se abandona, sin embargo, una de las premisas que siempre la han sostenido: su variedad temática.

Ciertamente, el autor de "Harry Potter y la Piedra Filosofal" ha realizado un trabajo notable, pero sólo nos presenta un nuevo tema que añadir a la larga lista de maravillosas piezas compuestas para ambas trilogías. "Across the Stars (Love Theme)" es un espléndido arreglo orquestal que fluye entre lo delicado y lo apasionado, convirtiéndose en eje central de la cinta y apareciendo con variaciones en gran parte del metraje ("Anakin and Padmé"; "The Meadow Picnic").

El primer corte del compacto, "Star Wars Main Title and Ambush On Coruscant", nos presenta los consabidos sones de la fanfarria de la saga, que revolotean sobre la partitura hasta desembocar en las misteriosas notas que acompañan la llegada de Obi-Wan Kenobi al tormentoso planeta de Kamino.

Para las secuencias de acción, Williams recurre a eficaces sonoridades, estridentes orquestaciones y peculiares ritmos percusivos ("Zam the Assassin and the Chase Through Coruscant"). Las escaramuzas de Kenobi con Jango Fett las define a través de contenidas fanfarrias ("Jango´s Escape") y previsibles florituras orquestales que, ciertamente, no ofrecen todo lo bueno que puede brotar de la mente de tan brillante artista ("Bounty Hunter´s Pursuit"). "Love Pledge and the Arena" es, sin duda, una de las mejores pistas del disco, buena muestra del genio de Williams y de su habilidad para crear vibrantes marchas orquestales. Ahora bien, su presencia en el filme pasa un tanto desapercibida, seguramente porque en el montaje se ha eliminado parte de su magnífico desarrollo. Hubiera sido deseable que esta música se utilizase mejor para describir la llegada del ejército de los clones, pues hay en ella un poderoso componente bélico que, sin embargo, se ha sustituido por temas de "Star Wars. Episodio I. La Amenaza Fantasma".

El resto de la partitura oscila entre la suavidad de "Yoda and the Younglings", que finaliza con unos armónicos y sensibles coros, y los habituales pasajes de transición, que el compositor jamás descuida ("Departing Coruscant"). La importancia de la música y su crucial conjunción con las imágenes de Lucas se percibe en "Return to Tatooine" y "The Tusken Camp and the Homestead", cortes dominados por la oscuridad en los que se describe la inicial caída de Anakin Skywalker en el Lado Oscuro de la Fuerza. Particularmente oportuna es la aparición del "Duel of the Fates" del episodio anterior, demostrando Williams su habilidad en los instantes en los que Anakin le revela a Padmé lo que en verdad ha sucedido en el desierto de Tatooine.

Cierto que nos hallamos ante una gran partitura, pero esta vez Williams no ha empleado toda su maestría, ofreciéndonosla sólo en las secuencias más brillantes de la película. Por contra, se ha optado por reunir los mejores momentos musicales de la saga, algo que se percibe justo cuando la siniestra marcha de "El Imperio Contraataca" hace acto de presencia con toda su fuerza y esplendor.

(Originalmente publicado en Filomúsica)