Pablo Nieto
Debut en la dirección de Kyle Dean Jackson, quien se rodea de duros rostros de Hollywood como Michael Madsen, Gary Busey o Michael Rooker, para dar cuerpo a este psycho-thriller de bajo presupuesto, buenas intenciones y resultados esperados. Sin embargo, este tipo de proyectos no son del todo inútiles: siempre nos quedará su score. En el 90 % de los casos, trabajos efectivos pero simplistas que pasan sin pena ni gloria. Cementerio de elefantes al que acuden compositores antaño prestigiosos y ahora “olvidados”. Pero que de vez en cuando, también ayudan a la hora de dar a conocer a nuevas y pujantes generaciones de compositores todavía ajenas a la corrupción decadente de la industria.
“Chasing Ghosts” debe ser el trampolín de lanzamiento de un nuevo talento a tener en cuenta: Scott Glasgow. Joven compositor, que tras trabajar como asistente de Elia Cmiral, y haber estado implicado en producciones de Christopher Young y Edward Shearmur, comienza a hacerse un hueco en la industria.
Sin embargo, lo que realmente llama la atención, y alimenta la esperanza, son sus estudios bajo los auspicios del maestro John Corigliano. Quizás, esto explica las agresivas orquestaciones de este trabajo, su acercamiento a Elliot Goldenthal (alumno aventajado de Corigliano) en cuanto a las sonoridades.
Las texturas, con continuas fugas, nada mundanas, cerebrales asociaciones percusivas y orquestales, elevan esta composición a un nivel de modernismo musical realmente atractivo. Un score urbano, plagado de interesantes detalles y un atrevimiento que augura lo mejor en la carrera de Glasgow.
De sustancial variedad temática, Glasgow consigue captar nuestro interés en repetidas escuchas, apareciendo siempre algo nuevo en cada una de ellas. Así, tenemos la personalidad de Taylor, omnipresente protagonista de la cinta, quien tendrá su consecuente presencia en una obsesiva melodía para piano escuchada en "Parents", o"Taylor Meets Davies". A destacar también el motivo ascendente de "Handstamp Murder" o "Autopsy". Y por supuesto, el movimiento estrella de la partitura. Una delicatessen llamada “Interrogation for Violin and Orchestra”, donde la profundidad goldenthaliana de "Titus" (especialmente su "Finale") hace acto de presencia. Una compleja construcción para cuerdas, con trascendente variante en “Karis”.
Merece la pena detenerse también en “Taylor Apt” (con rendición del tema de Taylor, para madera, cuerdas y glokenspiel), “Warehouse Chase”, “The Sting Op” o “Crossing the Bridge”.
26 cortes para un total de casi setenta minutos, donde no hay lugar para el aburrimiento o la escucha insustancial. La propuesta de Glasgow no deja indiferente, y a nadie debe pasar desapercibida.
Una vez mas, cabe alabar la labor de Mikael Calrsson, quien peleando contra las leyes de un mercado injusto y destructivo, trata de sacar adelante una apasionante e ilusionante iniciativa donde la difusión de la música de cine de jóvenes valores prima por encima del interés comercial o mediático.
De todos los scores editados hasta la fecha en formato i-tunes por Carlsson, quizás sea este el más trascedente en su propuesta y el que mayor impacto pueda alcanzar a largo plazo (dejando a un lado el magnífico trabajo de Wallfisch en "Dear Wendy"). Lejos de bucólicas melodías, y agradables orquestaciones para cuerdas o maderas, Glasgow se reinvidica como un talento solido para el thriller urbano lejos de la opresión de los temp tracks, gracias a su atrevimiento y talento nada camuflado.
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