Pablo Nieto
La muerte de Basil Poledouris, no debe servir como excusa para reivindicar el talento de un músico apasionado y entregado a su trabajo. Su enfermedad y la hipocresía de Hollywood le llevan a recluirse en si mismo, disfrutar de los suyos y de él mismo. Los creadores también deben tener su propio espacio. Poledouris lo encontró cuando su vida se apagaba, y se apagaba de manera injusta y precipitada, pero siguiendo la lógica de un destino que a veces parece carecer de ella. La música de cine ya hacía tiempo que había perdido a uno de sus mejores exponentes, hacía tiempo que ya estaba de luto. Hoy quien está de luto es el mundo de los hombres buenos. De aquellos que piensan que la humildad es la mejor forma de andar ese camino lleno de baches que es la vida.
Qué gran hombre y qué gran compositor se ha perdido. De hecho, y espero lector que le parezca apropiado, a uno se le viene a la mente una estupenda entrevista en Soundtrack.net hace unos ocho años aprovechando la edición de uno de sus últimos trabajos, “For the Love of the Game”. Poledouris reconocía su ilusión por hacer la música de un proyecto todavía en pañales llamado “La Trilogía del Señor de los Anillos”. Es con ese Poledouris con el que yo me quedo. Con el que deseaba recuperar el espíritu de Conan, con una historia mitológica y extraordinaria. Su última Obra Maestra. Ese legado invisible, que el compositor tenía pensado regalarnos a todos nosotros. Aún así, bastante generoso había sido ya el bueno de Basil con su “Adiós al Rey”, “Lonesome Dove”, “La Caza del Octubre Rojo” o “Los Miserables”. Descanse en paz.
Hubo un tiempo en el que tratar el tema de la homosexualidad o el SIDA, en absoluto era bien visto. Hablamos de mediados de los 90. Films como "Philadelphia" o “Al Filo de la Duda”, no dudaban en poner el dedo en la llaga. Otros proyectos, en cambio se limitaban a edulcorar el problema. En la mayoría de los casos, telefilms de sobremesa sin muchas pretensiones.
Es ahí donde debemos incardinar a ”It´s my Party” film escrito y dirigido por Randal Kleiser, en el que se nos cuenta la historia de un homosexual (Eric Roberts), que tras recibir la terrible noticia de que tiene SIDA, decide reunir a su pareja, a su familia y a todos sus amigos en una fiesta de despedida. Este ha decidido acabar con su vida, antes de que la enfermedad le consuma y le haga irreconocible.
Kleiser, llamó a su buen amigo Basil Poledouris, con el que ya trabajara en "El Lago Azul" y "Colmillo Blanco", para que le hiciera la música. Tras varias reuniones, Basil le entregó a Kleiser una maqueta a piano de la música... y a Kleiser le encantó. Poledouris que había concebido la música en plan orquestal, al final vio como su trabajo se limitaba a interpretar solos de piano, desarrollando un emotivo tema central (“It´s My Party") que constituye el eje de esta partitura. Media hora para el relax, la reflexión y el deleite. Con introspectivas y contenidos variaciones del tema en cortes como “Drifting Apart”, “Be Strong For Me” o el solitario “The Kiss Goodbye”. Más vitalista se muestra en “Ski With Me” o “Skiing”.
Sin duda, uno de los scores más emotivos e intimistas del compositor, que demuestran su extraordinaria sensibilidad y talento. Un trabajo donde la influencia de su gran amigo John Barry se muestra en cada acorde de piano. Especialmente el Barry de “En Algún Lugar del Tiempo”.
Como curiosidad final, hay que indicar que en la banda sonora se incluye la canción “Don´t Cut me Down” escrita e interpretada por una Olivia Newton-John, también protagonista del film. Otra desaparecida en combate, pero que ha sabido muy bien vivir de las rentas.
Sin duda, "It´s My Party", es un buen ejemplo de la desastrosa capacidad para elegir proyectos de segunda fila de un compositor de primer nivel. La vida de Poledouris bien podría titularse: “El Hombre que Pudo Reinar” (antológica película de Michael Caine y Sean Connery). Sin embargo, ¿Para qué reinar en un mundo donde la forma de ver la vida nada tenía que ver con la de uno mismo? Hollywood no era su fiesta.
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