David Rubiales
De inescrutables podríamos denominar los caminos que recorre un artista durante su trayectoria, y de azarosas las decisiones que toma en las diversas encrucijadas que se abren a su paso, determinando la impronta futura que dejará en la memoria colectiva de los aficionados.
Y si existe un nombre que sirve perfectamente para ejemplarizar esta afirmación, ese no es otro que el de Henry Mancini. Relacionado unánimemente con la música ligera, el easy listening, el lounge y la estética jazz, y reconocido por su optimista vertiente romántica, caracterizada por sus inolvidables melodías, no obstante, resulta de vital importancia profundizar en la trayectoria de este compositor, superando la barrera que impone la popularidad de algunas de sus imperecederas obras, para comprender su verdadera dimensión artística. Una dimensión que, aún a destellos, dista mucho de ser la que podríamos deducir de un superficial acercamiento, como queda demostrado a poco que atendamos en la escucha de obras como la que nos ocupa.
“Lifeforce” podría catalogarse perfectamente como una rara avis dentro de la filmografía del compositor estadounidense. Una película que nada entre dos géneros, como el terror y la ciencia-ficción, dirigida por Tobe Hooper (“La Matanza de Texas”, “Poltergeist”) en 1985 y que intuitivamente habríamos situado, tanto en el tiempo como en el espacio, en la órbita de compositores más fogueados en esta clase de suertes musicales, como podría ser el mismísimo Jerry Goldsmith.
El caso es que, por avatares del destino, Mancini se enfrentó, siendo poseedor a esas alturas de una larga y consolidada carrera, al estimulante reto que le proporcionaba dicho proyecto, saliendo más que airoso de tamaña empresa aún con el agravante de ver su trabajo cercenado parcialmente en la sala de montaje.
“Lifeforce” se abre con un contundente, espectacular y anguloso “Main Title”, a modo de marcha, dominado por las cuerdas y los metales, que cumple a la perfección con su propósito sobredimensionador, mitigando en parte las carencias que se derivan de una modesta producción, en la que únicamente sobresalen algunas escenas, y sobre todo de lo intrascendente de su argumento. Este tema se retoma de nuevo íntegramente, en una versión alargada, para la escena final y los títulos de crédito (“GrandSon of Web”), y de manera simplemente estructural en temas como “House Of Blue Lights”. A modo anecdótico, y para los amantes de las coincidencias, resulta curioso aplicar el juego de las siete diferencias entre este tema y la fanfarria principal compuesta por John Ottman para la segunda parte de las aventuras mutantes.
De diferente naturaleza son los subsiguientes temas presentes en la edición, y que marcan de forma indeleble el tono general de la obra. “The Discovery”, “Drained”, “Rescue Mission” y “The Vampire Lives” se revelan como cuatro impresionantes piezas, casi todas ellas, de larga duración, claramente influenciadas por dos corrientes musicales próximas entre si, pero perfectamente diferenciadas; por un lado la romántica, de gran estructura, cromatismo armónico, sugerentes disonancias e intencionalmente cercana a los postulados de Camille Saint-Saëns; y por otro lado la impresionista, en el que se adivina un esmerado trabajo tímbrico, tanto instrumental como vocal, perfectamente relacionado con el legado de Claude Debussy. Un denso y complejo trabajo descriptivo y expositivo que sitúa conceptualmente la herencia compositiva de Henry Mancini, para esta película, en las antípodas de prácticamente todo lo anteriormente percibido a lo largo de su dilatada carrera.
Remontada poco antes de su estreno, y con la negativa del compositor a retomar su trabajo, la edición de Buysoundtrax incluye la música adicional que tuvo que componer un bisoño Michael Kamen para remendar los agujeros provocados en la progresión del material musical. Este material, de corte incidental, no deja de ser una mera curiosidad, para los seguidores del compositor británico, de sus primeros pasos en la composición de música cinematográfica.
Con una buena presentación y una más que aceptable calidad de sonido, si exceptuamos algunas pistas, con signos evidentes de degradación, añadidas a modo de bonus track; esta edición de Buysoundtrax viene a sustituir a las dos precedentes, y deficientes, ediciones de Milan y Varése Sarabande, concediéndonos la perfecta oportunidad para disfrutar, en toda su extensión, del magnífico trabajo de Henry Mancini para esta película. Una obra que, seguramente, abrirá la mente y espoleará el interés de muchos aficionados respecto a uno de los compositores por antonomasia de la música de cine.
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