Pablo Nieto
Sobre recuperación de la memoria histórica bien podría dar una lección Lukas Kendall a más de uno. Con la colección Golden Age Classics de FSM, el mercado se está poblando de imprescindibles composiciones de autores prácticamente desconocidos para el recién llegado, abrumado por el agresivo marketing del interés mediático y la cultura del fast food.
Herbert Stothart (1885-1949), fue uno de los grandes referentes de la música cinematográfica durante los años 30 y 40. Compositor, orquestador y adaptador, cuya carrera alcanzó el punto álgido con “El Mago de Oz”, obteniendo un merecido Oscar de la Academia a la mejor banda sonora. Una obra por la que pasaría a la posteridad, dejando en un segundo plano no menos relevantes aportaciones como “El Puente de Waterloo”, “Marie Antoniette” y muy especialmente “Niebla en el Pasado”, uno de los scores más emblemáticos del compositor que comparte protagonismo en esta edición de lujo con “El Despertar”.
“Niebla en el Pasado” (“Random Harvest", dirigida por Mervyn Leroy, es uno de los exponentes más claros del cine almibarado de la Metro Goldwyn Mayer en los difíciles años 40. Jugando con el efecto que provoca la amnesia en un combatiente inglés durante la I Guerra Mundial, se construye una melodramática historia de almas perdidas y encontradas, de personas desorientadas que tratan de buscar una felicidad siempre incompleta. Ronald Colman interpreta a Charles Rainier, el soldado que tras huir del psiquiátrico donde es recluido por culpa de su amnesia, conocerá al amor de su vida, Paula (Creer Garson), una actriz de variedades con quien vivirá un apasionado romance. Una relación que durará hasta que Rainier recupere la memoria perdida, y al tiempo olvide su feliz presente. Pronto su vida dará un vuelco, recuperando su posición privilegiada en la sociedad como rico magnate que reencontrará el amor a través de su hermosa sobrina, al tiempo que Paula, consciente de la situación trata de recuperarle sin forzar nada, tratando que Charles sea quien recuerde lo que ella nunca pudo olvidar.
Rodada con exquisita sensibilidad, adolece de una ausencia de dramatismo que sin duda habría beneficiado y mucho a su permanencia en el tiempo, evitando así ser absorbida, a la hora de hablar de amnesia, por la mítica “Recuerda” de Hitchcock. Aún así, inolvidable el clímax final en la Iglesia, donde las piezas comienzan a encajar para todas las partes, y donde sin duda la composición de Stothart alcanza su punto álgido.
Su partitura para este film, aparte de dejarnos un hermoso tema de amor (donde sigue los cánones neo-románticos fijados por Steiner en aquellos tiempos), es también un ejemplo de contención, de huída de un protagonismo que sin duda podría ser lacerante. Stothart decide centrarse en la historia de amor, subrayando fugazmente el drama, y aprovechando al máximo las posibilidades de la música diegética.
“Opening Title & Asylum” introduce el tema de amor con la habitual grandilocuencia sinfónica de la época, donde metales y cuerdas se entrelazan creando un añejo y estimulante efecto sonoro. Los coros nos presentan la omnipresente canción “Oh Perfect Love”, de vital trascendencia diegética (cantada siempre por Paula, y que Charles volverá a escuchar el día su boda con Laura, recordando así el amor olvidado). Con crescendo a través de los metales, el “Opening” deja paso al triste “Asylum”, donde se recuperará el tema de amor en su versión más melancólica.
“Addenda to Her Decision” es una enigmática y turbadora pieza, que arranca como un ragtime con el piano como protagonista, y que pronto se tornará oscura con variante de una típica canción militar, “Coming Through the Rye” asociada al pasado de Charles.
“Little Marriage” nos regala una preciosa interpretación coral del “Oh Perfect Love”, que precederá al hermoso y contenido “Kitty Continued/Kitty Grows Up”, donde Stothart demuestra su enorme talento para la melodía.
“At the Savoy/Dreams at the Savoy” es un vals con trampa, particularmente emocionante en la sección de violines, y que tiende a evolucionar hacia el aspecto sombrío del pasado de Charles. Circunstancia siempre puntuada por Stothart en esta partitura, con moderación y sin saturar al oyente. Su obsesión es la historia de amor.
El corte seis es una deliciosa pieza de gran espiritualidad, donde Stothart introduce una nueva variante del “Oh Perfect Love” para coros, violines y órgano de iglesia, utilizada durante la escena en la que Charles le propone casarse a Laura.
De nuevo un vals, con mayor presencia de los metales para “The Prime Minister Reception” y que antecede al momento climático del film. Los siete y minutos y medio de “Try to Remember/ Finale”. Stothart completa el puzzle temático, recuperando cada una de sus propuestas y ordenándolas para que cobren sentido en este emocionante epílogo. Como es lógico, se presenta la trama, comienzan a surgir las dudas en Charles (trémolos, reaparición del “Coming Through the Rye”, reverberaciones del “Oh Perfect Love”), para luego tras la transición de las maderas, y una oportuna modulación melodramática de la música, dar paso a la catarsis romántica del tema de amor en el finale, con la orquesta imprimiendo el aliento de fuerza necesario para poner el broche de oro a la partitura.
El mismo año que deslumbraba con el “Duelo al Sol” de King Vidor, Gregory Peck protagonizaba “El Despertar” (“The Yearling” junto a Jane Wyman y bajo la dirección de Clarence Brown. Un film para toda la familia, que incide en los valores tradicionales americanos, en la que se nos presenta a un matrimonio con un hijo de once años, y el típico conflicto educacional. La madre, una mujer fría y distante, impone la disciplina, en cambio el padre trata de hacer razonar a su hijo desde la comprensión del entorno. Un día, este matará a una gacela que acaba de dar a luz y decidirá regalar el cachorro a su hijo, quien pronto lo convertirá en su amigo de juegos.
Nominada a 6 Oscars en 1946, incluyendo al reparto principal, director y película, al final se tuvo que conformar con los de mejor fotografía y decorados, suficiente si tenemos en cuenta que tuvo que competir que una de las mejores películas de todos los tiempos: “Los Mejores Años de Nuestra Vida”.
Para “El Despertar”, Stothart toma la pieza “Appalachia: Variations on an Old Slave Song” de Frederick Delius, como leit motiv central. Perfectamente arreglado y acoplado a las imágenes, Stothart no esconde sus bazas: coros, sensibilidad en la utilización de las cuerdas y oportunos y elegantes crescendos orquestales. Con un sonido mucho más pobre que el anterior score, puesto que tal y como se reconoce en el propio libreto, la calidad de los masters originales, procedentes todos ellos de cassettes, dejaba mucho que desear, “El Despertar” es otro estimulo más para disfrutar de Stothart, eso sí, en cortes de una duración mucha más escasa, pero no de menos calidad como demuestran los angelicales “Birds and Angels” o “The Sun”, el divertido “A Farmer Comes to Town” con los pizzicatos haciendo de las suyas, cuya propuesta será repetida en “What Happened to You”, “Obliged to Make it” de gran intensidad dramática o “Little Farmer” más preocupado de mostrar el lado sentimental de la historia, como le ocurre a "Material For A New Dress". Por supuesto tendremos reprise del opening en el finale (apoteósico como siempre).
Realmente interesantes los bonus track tanto de “Niebla en el Pasado” como de “El Despertar”, en este caso con muchos más cortes, incluyendo una overtura mucho más corta pero si más intensa y varios pasajes incidentales, así como unos “End Titles” también más reducidos y con una curiosa utilización de los coros que en esta caso sustituyen a la habitual grandilocuencia sinfónica. Por supuesto, un corte no utilizado finalmente puesto que rompía con los cánones de la época.
Los de “Niebla en el Pasado” se recrean más en el lado diegético, con un imprescindible corte “Tobacco Shop Meeting/Medley/Leaving Biffers”, y la curiosidad de la canción “She is ma Daisy” interpretada por la actriz Greer Garson.
Queda obligado finalizar este análisis, incidiendo en el buen hacer de Stothart, muy especialmente a la hora de integrar aquellas piezas no originales en el cuerpo de su propia creación. Circunstancia obligada en la valoración final, pero que en este caso, al hablar de efectividad con las imágenes no debería restar méritos al trabajo del compositor. Y por cierto, una vez más chapeau para Film Score Monthly. Un ejemplo a seguir por todos.
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