Pablo Nieto
El amor platónico entre Michael Douglas y Kathleen Turner, iniciado en las selvas sudamericanas a mediados de los 80 y continuado en el desierto libio un par de años después, se concretaba en la esperada y apasionada boda de los Rose, que a la postre, se convertiría en una divertida y bizarra guerra post-matrimonial, por obra y gracia del genio de Danny De Vito (testigo de excepción del romance, primero como “amigo” roba planos y luego como oficiante de la ceremonia tras la cámara).
“La Guerra de los Rose” es uno de los trabajos más brillantes de De Vito como director. Una comedia negra, cargada de mala leche y retorcidas maldades que no hacen sino confirmar que entre el amor y el odio hay una pequeña línea imaginaria. De amor y no de odio, podemos considerar las colaboraciones entre el director y David Newman. Veinte idílicos años que arrancaban con la divertida “Tira a Mamá del Tren”.
Gracias a Varèse Club, por fin sale a luz en una edición oficial (limitada a 2000 copias), tras años circulando en el mercado negro. Eso sí, un score distribuido entres cortes que en total no alcanza la media hora, y que comparte espacio con otro curioso trabajo de David Newman, “Historias de un Verano” (The Sandlot). Típico film sobre pandilla de amigos que se divierten jugando al béisbol en el verano. Aventuras y desventuras llenas de nostalgia, dirigido por David M. Evans, y cuya sorprendente buena acogida provoco sendas continuaciones.
Desgraciadamente las buenas noticias, siempre representadas por la edición de scores inéditos acaba aquí. Todas las virtudes de David Newman como director de orquesta (que son muchas), desaparecen cuando nos centramos en su faceta como compositor. Es aquí donde nos encontramos un autor ciertamente limitado en cuanto a la originalidad de su propuesta, siempre sumiso a las imposiciones de arriba. Encasillado en productos irrelevantes y comedias para las que aplica siempre la misma fórmula orquesta + golpes de efecto mickey mousing + melodías simplistas. Un músico que a diferencia de su hermano Thomas y su primo Randy (por centrarnos en sus referentes contemporáneos) apenas ha conseguido establecer su estilo como una referencia. No es menos cierto que su elegía para “Hoffa”, la pomposa “Anastasia”. el homenaje al género de aventuras de “The Phantom”, o el divertimento de “Bowfinger” merecen la pena, pero aún así la intrascendencia de su música no ayuda en absoluto a situarlo como un músico de cabecera.
"The Beginning", "The Middle" y "The End", son los tres tracks editados de “La Guerra de los Rose”. Tras el oportuno homenaje al padre con la fanfarria de la Fox, entramos en el campo de la diáspora orquestal habitual de Newman, con tema central poco inspirado que repetirá hasta la saciedad como chascarrillo sonoro a las andanzas del matrimonio. Aunque la creación de estas tres suites para lograr un efecto global más consistente en su audición es defendible, en este caso el efecto logrado es todo lo contrario a lo que se buscaba. Linealidad y aburrimiento, con algún destello irónico como los guiños al mítico tema “Only You” que Newman incorpora con solvencia a su obra. El festín de trece minutos que se nos regala con “The Middle” es globalmente lo más aprovechable de todo el álbum.
Un trabajo de buenas intenciones, que acompañando a las imágenes tiene cierta trascendencia, que se pierde justo en el momento de su traspaso a un cd. Algo de todos modos, habitual en la carrera del compositor.
Con “Historias de un Verano” estamos igual… pero además con una doliente ausencia de originalidad y personalidad (sin exagerar). Poniéndonos en antecedentes, tenemos “Somos los Mejores”, film para niños con la típica historia de superación de equipo mediocre, y amistad como trasfondo (algo muy parecido a la película que ahora nos ocupa). Pues bien, para aquel score Newman se vio obligado a crear tomando como referencia temp tracks de películas como “Grand Canyon”, “Robin Hood: El Príncipe de los Ladrones” o “The Natural”. Con “Historias de un Verano”, más de lo mismo. Con el agravante de un sintetizador cutre ochenteno, que intenta imprimir un cierto aire folk, con obvias referencias a “No Matarás al Vecino”, “Gremlins” e incluso el “Midnight Run” de Elfman. Por supuesto a años luz de la calidad de dichos trabajos.
Ese sintetizador del que hablábamos estará especialmente presente en "Airborne Attack” y "Getting the Ball (Again!)". Contraste con la harmónica country de "Scotty and the Guys", el aire divertidamente marcial de "Erector Set" y el lado más emocional de la historia en "Did You Know Babe Ruth?" y "Showdown with the Beast".
Como curiosidad está bien, los coleccionistas estarán satisfechos, pero el resto de aficionados, ya saben a lo que se exponen con este nuevo aunque poco novedoso Newman. Es lo que hay con este compositor.
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