Pablo Nieto
La historia del cine tiene numerosos y conocidos ejemplos de películas, autenticamente infumables, decepcionantes en todos sus sentidos, salvo en uno: la música. "El Sastre de Panamá", sin duda forma parte de este club. Lo que se suponía iba a ser una refrescante película de espías (basada en una novela de John Le Carré), aderezada con cierto aliño sexual, protagonizada por un elenco de actores estupendo (Geophrey Rush, Pierce Brosnan, Jamie Lee Curtis, Catherine McCormack), todos ellos dirigidos por el respetado John Boorman, se convirtió en una aburrida cinta sin gracia, llena de tópicos y forzadas interpretaciones (especialmente las de Rush y Brosnan). Este último trata de alejarse tanto de su personaje de James Bond, que al final, se limita a hacer muecas y a recitar un guión horroroso. Mal dirigida, mal montada y encima mal ambientada. Pienso que "El Desastre de Panamá" le habría hecho más justicia como título.
Pero hete aquí que el desconocido Shaun Davey nos regaló una de las mejores bandas sonoras de ese verano del 2001, y por qué no decirlo, de todo el año. Un inspiradísimo score, lleno de matices musicales, magnífica ambientación latina, y variadas y pegadizas melodías. Pero antes de seguir hablando de la música, vamos a dar un par de pinceladas sobre quién es este compositor...
Shaun Davey es un compositor irlandés, que durante muchos años ha trabajado como músico de diferentes compañías teatrales británicas, algo en lo que coincide con el Maestro Patrick Doyle y el injústamente oscarizado Stephen Warbeck. Sus comienzos como músico de cine los encontramos en películas como "Twelfth Night" y "Waking Ned Devine". La primera, una adaptación de un texto de Shakespeare, la segunda, una típica comedia rural irlandesa. "El Sastre de Panamá" fue su tercera banda sonora.
No puedo más que corroborar la opinión que Christian Clemmensen (Filmtracks), emitió sobre este score: "Es como si Patrick Doyle hubiera compuesto "Bajo el Fuego"". "El Sastre de Panamá" es un trabajo de orquestación clásica y profundamente elegante, típico de la escuela británica, típico de Doyle. Pero a su vez, tiene un componente latino, debido al uso de guitarras españolas, marimbas y otro tipo de percusiones tradicionales que lo sitúan dentro del ámbito de influencia de "Bajo el Fuego".
Ya en el tema de obertura del film, "Harry Pendel, The Tailor fo Panama", se nos indica cuál va a ser la tónica de este trabajo. Tras un comienzo esplendoroso con cuerdas, vibratos de guitarras, aparece el tema de Pánama. Un motivo exótico y sofisticado presentado por medio de guitarra y acompañamiento variados de instrumentos típicos caribeños. A continuación, el tema principal (utilizado indistintamente para describir los movimientos de espionaje, contraespionaje tanto del personaje de Pierce Brosnan, así como el de Geophrey Rush). Motivo recurrente, que se convertirá en el leit motiv de esta película. Una pegadiza melodía, presentada por medio de diferentes instrumentos solistas (en este caso, guitarra, flauta y posteriormente piano), aunque en otros momentos de la partitura tendrá una poderosa versión orquestal. Antes de finalizar el tema, escucharemos un sostenido de cuerdas que en otros momentos de la película, servirá de presentación al himno del pueblo "Todavía Cantamos".
Precisamente, la primera versión de "Todavía Cantamos" la escuchamos en el corte "The Streets of Panama City". Es una melodía triste y quejosa. Auténtico homenaje a aquéllos que lucharon contra el Dictador Noriega y que fueron víctimas de la represión, presentada tanto en forma orquestal como a modo de canción en los títulos de crédito finales como posteriormente veremos (durante la película, la canción la escucharemos cantar a varios de los protagonistas).
La trama tiene también sus momentos oscuros, y de ahí que Davey se amolde a tal situación, recurriendo a marcados sostenidos de cuerdas e inserciones en tonalidades graves de algunos de los motivos principales de la película. Así ocurre en los cortes "The Silent Opposition Angle", "Buchan at the Cemetery", "Panic and the Pentagon". Realmente efectivos en la película.
La diversidad temática no se acaba en los temas mencionados. Es necesario hablar de otros cortes interesantes, como el titulado "Ten Million", donde se presenta un intenso adagio de cuerdas; el divertimiento de divertimento de "The Vibrating Bed"; y la suntuosa fanfarria de "The Tailor of Palace".
No podemos terminar esta reseña, sin detenernos en el climax climax final de la partitura, representado por los siguientes cortes: "Harry´s Drive Through the Carnival", que comienza con una impresionante versión sinfónica del tema "Todavía Cantamos", aderezado por inserciones de cuerda y percusiones. "The Ambassador, The Chase and the Helicopters", donde encontramos una ampulosa versión orquestal del tema central en continua evolución, especialmente interesante por la introducción de sintetizadores, dándole una mayor intensidad rítmica al conjunto, mediante un acertado uso de las percusiones. Todo ello, sin dejar de lado la faceta orquestal del tema. Un corte que finalizará de forma pausada, con la aparición de la guitarra, acompañada de un delicada utilización de las cuerdas e interesantes percusiones de fondo.
"Harry´s Confession / End Titles / "Todavía Cantamos" comienza con una versión a cuerdas de "Todavía Cantamos", para acompañar la confesión de Harry Pendel, a la que seguirá una nueva aparición del tema central, esta vez arropada por un acordeón que le da un aire más festivo y burlesco al conjunto. De nuevo, es necesario destacar el magnífico uso de la guitarra, el apoyo del pianoforte, el contrapunto por medio de otras guitarras, y la orquesta siempre omnipresente.
Rita Connolly pondrá el broche al disco, interpretando la versión cantanda de "Todavía Cantamos". El efecto, de escuchar esta mítica canción interpretada por una irlandesa, es realamente bello y estimulante. Y es que, la musa de Davey (con el que ya trabajó en sus dos anteriores bandas sonoras) tiene una voz maravillosa; y al igual que Morricone encontró a su musa en Edda Dell´Orso y Zimmer en Lisa Gerrard, Davey lo ha hecho con Connolly.
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