Pablo Nieto
No respires. Ni parpadees. El vuelo de una mariposa en China, puede provocar un terremoto en Los Ángeles. Nada es lo que parece, y lo que parece es la nada. Es en esa nada de indefinición, en ese limbo de redención humana, de purga de pecados, de anhelos futuros y oscuros secretos, es donde puede estar la clave del devenir de la humanidad. Una delgada línea roja, por la que hacen equilibrios imposibles los supervivientes del vuelo 815 de Oceanic Airlines. Inconscientes al principio de la importancia de cada uno de sus actos, la isla les ha abierto un apetito voraz por saber, por luchar, por salvarse de un futuro que parece preescrito por vectores perfectamente alineados, pero entre los cuales comienzan a surgir fisuras.
La vida es una lucha entre el bien y el mal, ¿pero realmente en la isla los roles están distribuidos tal y como se nos han presentado? Tendremos dudas, tendrán dudas. Los otros ya no son los otros, sino ellos. La iniciativa Dharma un esquizofrénico experimento de insondables consecuencias. La muerte un aliado, la vida una obligación. El pasado una losa demasiado gravosa para algunos. Las nuevas revelaciones demasiado extravagantes como para ser ciertas. Los nuevos personajes un nuevo as en la manga del equipo de guionistas y el genio de J. J. Abrams. ¿Y el score? Pues una efeciente lección de interrelación con la historia, decisiva ambientación y soluciones, no por menos originales, no más acertadas.
Con todas las bases temáticas, armónicas y orquestales fijadas en la primera temporada, Giacchino, da un giro mucho más violento, salvaje y opresivo en la “Season 2” . Todo justificado. Metáfora de la cada vez menos omnipresente y abstracta amenaza de los otros habitantes, y ahora más real y enigmática. De nuevo cuerdas, piano y guitarra, para los estados emocionales, con “lontanas” variaciones del tema principal. Y ahora, con un rugido más poderoso de las percusiones y el triunfo del dodecacofonismo goldsmithniano de “El Planeta de los Simios”, principal referente de Giacchino a la hora de abordar la nueva colocación de las piezas en el tablero.
La edición discográfica de Varése, acertada, aunque siempre incompleta pues hablamos de más una docena de horas de música resumidas en menos de una. Lógicamente, que nadie busque coherencia y desarrollo temático razonado en este recopilatorio de los highlights. Por supuesto, se echan en falta otros pasajes, pero de lo que se trata es de construir una banda sonora a base de retales que a su vez representan la piedra rosetta de cada episodio.
Este score de sonidos “alienantes” y cuidada metodología arranca con el súbito crescendo sonoro escrito por el propio Abrams y que antecede a la propuesta semanal de Giacchino. Una propuesta con la acción y el suspense, la opresión y la aspereza como aliados como demuestra la presentación musical de “Peace Through Sperior Firepower”, el obsesivo “Just Another Day on the Beach”, el hipnotismo de “I Crashed your Plane Brotha” y las violentas percusiones, y chirriantes crescendos orquestales de los intensos “The Tribes Merge”, “Eko Blaster” o “The Hunt”.
Giacchino compensa esta necesaria y lógica propuesta musical, con algunos de los pasajes más enternecedores y melódicos de la serie, como demuestran las piezas “The Gathering” “All Forgiven… Except Charlie” o “Shannon Funeral”, donde el tema central y del hogar añorado se dan la mano por medio del piano y cuerdas. Algo que también ocurre en los preciosistas y emotivos “Hurley Handouts” o “Rose and Bernard”, con giro barryano incluido de la tendencia melódica de la música. Un tema romántico y emotivo, con los violines en primera línea de batalla. Quizás uno de los puntos álgidos del disco, en dura pugna con “The Final Countdown”, donde intimismo y opresión comparten protagonismo, y por supuesto: “Bon Voyage, Traitor”. Intrigante y compleja pieza de agobiante overtura y elegiaco final.
No debemos olvidar, la comedia a través de los pizzicatos de “World Worst Landscaping”, el tenso sostenido de cuerdas de “Ana Cries”, y la personificación de la música de Giacchino en uno de los personajes más contradictorios: Charlie. Describiendo primero sus paranoias (“Charlie Dream”), y luego su adicción, por medio del tema de búsqueda (presentado también en la primera temporada) y que aquí encontramos en “Charlie Temptation”.
Los “End Title”, ayudan a ilustrar la frustración y sensación de vacío que siente el espectador con el final de cada episodio. Nada esta claro, los cabos siguen sueltos. La música obsesiva y machacona a través de una inquietante melodía (sólo utilizada en esta fase) y contundentes percusiones.
Seguramente el lector eche en falta un análisis argumental de la serie, sin embargo éste debería ir acompañado del desarrollo de infinidad de teorías conspiratorias, elucubrativas y paranoides sobre el verdadero trasfondo de un guión absolutamente impredecible y genial. ”Perdidos” no es una propuesta fácil. Una aventura de la que sólo se puede ser partícipe siempre y cuando se haya iniciado desde el momento en que el vuelo 815 se estrella, y de ser así ya no será necesario explicar nada. Mientras tanto, los no iniciados pueden conformarse con la propuesta descriptiva de un Giacchino que no sólo no opta por lo fácil (la habitual y cansina repetición temática de todas las series), sino que se embarca en un tour de force del que sale victorioso, reduciendo a la nada la expresión: “Segundas partes nunca fueron buenas”. En este caso, nada más lejos de la realidad.
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