Ignacio Garrido
Considerada durante mucho tiempo como una novela inadaptable, “El perfume” de Patrick Suskind supuso a mediados de los años ochenta uno de los grandes best-sellers de la literatura alemana en toda su historia. Con nada menos que quince millones de copias vendidas por todo el mundo y la traducción a cuarenta y cinco idiomas diferentes, la historia de Jean-Baptiste Grenouille, el asesino de los olores, asombró y fascinó a lectores por doquier. Ahora con el proyecto cinematográfico completado resta por ver el resultado en las pantallas y comprobar hasta que punto el talento de un director imaginativo y original como Tom Tykwer, autor de “Corre Lola, Corre”, es capaz de trasladar la complejidad narrativa y descriptiva de las cautivadoras páginas de Suskind a imágenes con vida propia fuera de la imaginación de su autor y de cada persona que haya leído el relato.
Precisamente la implicación del director en el sorprendente apartado musical del film causa tanto desconcierto inicial como satisfacción posterior a su audición, aparte de constatar el fehaciente hecho de la implicación del mismo en la realización de la película y todo su proceso creativo. Los músicos habituales del director en sus anteriores trabajos son los también germanos Johnny Klimek y Reinhold Heil, autores de trabajos interesantes pero nada definitivos dentro del mundo de la banda sonora como “Land of the Dead” o la más estimulante “One Hour Photo”. A estos tres nombres, como acreedores principales de la autoría musical, deben añadirse con notable importancia dos más como responsables directos de la producción sonora final que son Simon Rattle (dirigiendo) y la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Berlín interpretando de forma magistral la partitura.
Ni que decir tiene que contar con semejante director y formación orquestal (una de las más importantes del mundo) para la interpretación de una banda sonora cinematográfica es algo totalmente extraordinario y previamente solo había ocurrido con el trabajo de George Fenton para el film documental de la BBC sobre la vida marina “Deep Blue”. Que esto mismo suceda con una película de ficción puede indicarnos ya de entrada dos cosas; la primera de ellas que la calidad musical de la obra ha de ser suficientemente elevada como para que accedan a participar en su elaboración tanto Rattle como la Filarmónica de Berlín y segunda, que la importancia del apartado musical en la narración debe ser capital al emplear en ella tantos medios como el disco nos adelanta.
Con la generosa audición de la edición discográfica por parte la casa Emi, más acostumbrada por cierto a la edición de música clásica (recordemos que la implicación de Simon Rattle en este apartado es crucial, destacando como curiosidad el regalo extra que el disco nos ofrece en caso de introducirnos con él en la página web de la banda sonora), el aficionado podrá comprobar por si mismo, como hizo un servidor en su momento, que las expectativas levantadas sobre este trabajo, aun siendo desconocedor de la obra previa de los compositores, se cumplen con creces hasta para el más exigente de los críticos. Lógicamente no estamos ante una obra maestra ni una composición rupturista o innovadora en lo que a música de cine se refiere, pero su elaborada orquestación y fusión de estilos, así como la inspiradísima personalidad musical que sus autores consiguen para con la historia de Grenouille, es admirable y logran lo que le falta desesperadamente a las bandas sonoras de hoy día: capturar el espíritu de la historia con su música, ser su voz y su alma. Con este cometido cumplido poco más podríamos pedirle a la composición, pero además su escucha aislada resulta soberbia puesto que la rotundidad de la creación es innegable.
Con el empleo de magníficos coros, sugerentes efectos electrónicos, elegantes intervenciones de voces solistas (tanto soprano femenina como niño soprano) introducidas en los momentos claves, el uso del glokenspiel o el órgano, así como la magnificencia de la orquesta, la partitura se va desarrollando con variedad temática y riqueza melódica, partiendo en su inicio de un siniestro y envolvente tema coral. Circular y obsesivo, el corte “Prologue – The Highest Point” prepara al oyente de forma prometedora para lo que será un fastuoso recorrido musical. El siguiente tema importante aparece inmediatamente después en “Streets of Paris”, de maravilloso romanticismo para cuerda y arpa dedicado a la ciudad y sus gentes que vivirán de primera mano las peripecias de Grenouille. Esta melodía alcanzará sus mayores cotas expresivas en el momento álgido de la historia y de la banda sonora, hacia el final de ambas, en los cortes “The Perfume” y “The Crowd Embrance” unidos en un pasaje glorioso de una fuerza emocional extraordinaria. “The Girl with the Plums” nos ofrece un nuevo motivo para cuerda, de cierta cualidad impresionista pero algo malsano en su serpenteante sonoridad, que se cierra con un agresivo crescendo y el tema de Paris para coro mixto. Pasajes brillantes como “Grenouille´s Childhood”, fusionan con exquisitas formas la electrónica de ritmo percusivo con una intervención de cuerda y viento prodigiosa.
Más cercana, en espíritu que no forma, a la música de época, los dos siguientes cortes presentan un delicioso juego polifónico cercano a un vals en “Distilling Roses” y un desarrollo más puro de dicha forma musical en el siguiente corte “The 13th Essence”. Un hermoso y melancólico tema para coros en “Lost Love” da paso a una variación sobre el primer motivo del disco dedicado al protagonista en “Moorish Scents”, pero interpretado ahora por la madera y la cuerda. La aparición de la voz soprano de Chen Reiss ejecutando una etérea y bellísima melodía romántica en “Meeting Laura” no es un elemento casual, pues supone el punto de inflexión de la historia y el ecuador de la narración musical discográfica en el que la belleza de lo expuesto hasta aquí se va a tornar en fascinante horror contenido a partir de ahora.
El corte “The Method Works” recupera la vena electrónica de forma mucho más lúgubre y circular, cercana aquí al minimalismo obsesivo de Morricone o a las escalas ascendentes y descendentes de Desplat con la celesta. “Grasse in Panic” resulta ser otra gran pieza de la banda sonora por su agresividad, mezcla de la violencia de la cuerda y el viento con un atemorizador acompañamiento coral. La maestría de la interpretación orquestal se puede apreciar con todo su esplendor en uno de los cortes más impactantes del score tanto por su ejecución como por su brutal y despiadada sonoridad en “Richi´s Escape”, destacando en esta pieza la rotundidad de la sección de percusión.
Momentos de exquisita factura como “Laura´s Murder”, una marcha fúnebre basada en un funesto ostinato, no exento de cierta belleza trágica que apela al pathos irremediable del destino gracias a la voz solista asociada a este personaje e interpretada en esta ocasión por el niño soprano solista Victor De Maiziere, o el más ambiental “Awaiting Execution” completan un trabajo excepcional donde nada se ha dejado al azar, donde cada intervención sonora está cuidada y elaborada hasta alcanzar un nivel de calidad extraordinario para los tiempos que corren. Los dos últimos cortes del disco, grabado con una nitidez y texturas fantásticas, sirven como resumen de la partitura, en especial “Perfume – Distilled” una suite que encadena varias de las melodías más importantes de la banda sonora y finalmente “Epilogue – Leaving Grasse” una elegante e inquietante variación del tema inicial de Grenouille.
En resumen “El Perfume” se nos anticipa como una de las mejores creaciones en lo que va de año y sin ninguna duda la mejor obra de sus compositores hasta la fecha. Ahora solo queda esperar a que el visionado del film este a la altura de su música, pese a que ésta ya haya conseguido transportarnos, con su exquisita elegancia y magnífica entidad musical, a las páginas de la novela de Suskind, con más intensidad y emoción de lo que muchos habíamos imaginado a priori.
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