Pablo Nieto
En Hollywood no existen las casualidades. Las modas no surgen por arte de gracia. Que Disney haga “Buscando a Nemo” el mismo año que Dreamworks perpetra “El Espantatiburones” no es fruto del azar. Cada proyecto, cada idea, cada guión están interrelacionados. Las productores se copian, tratan de seguir las tendencias que marcan las otras.
Posiblemente el guión de “Hollywoodland” hacía años que estaba en el despacho de algún alto ejecutivo. Pero resulta curioso, que precisamente este año se haya llevado a cabo su rodaje. El año del retorno de “Superman”, un personaje de ficción con el que logró la fama George Reeves, el actor que le encarnó durante años en la famosa serie de T.V hasta su misteriosa muerte. Una muerte en principio atribuida al suicidio, pero que en “Hollywoodland” se nos presentará como algo más. Curiosamente una muerte tan enigmática como la de Elizabeth Short, una aspirante a actriz fallecida en los años cuarenta, y cuyo crimen es todavía un enigma. Un enigma llamado “La Dalia Negra”. Curiosamente la otra película que marca la tendencia cinematográfica del año.
“Hollywoodland” recurre a Superman como excusa para desarrollar un argumento en clave de cine noir, con el toque glamouroso de una producción ambientada a mediados del siglo pasado en el Hollywood más oscuro y siniestro. Un devorador de estrellas, una maquina feroz de destruir mitos.
Brillantemente interpretada por un sorprendente Ben Affleck en el papel de Georges Reeves, arropado por la siempre atrayente Diane Lane, en el papel de su amada, y de Adrien Brody, un investigador privado que se encargará de averiguar que es lo que realmente pasó. Presentada a modo de flashback, que arranca con la muerte del protagonista, el film presentaba un material realmente sólido para disfrutar con su banda sonora. Por desgracia, tanto cinematográfica como musicalmente nos quedamos en tierra de nadie.
El score del compositor brasileño Marcelo Zarvos adolece de un problema habitual en el cine de los últimos años. Su música está en un segundo plano, con una función meramente ambiental, sin entrar en implicaciones argumentales, y con escasa rotundidad temática. Cuerdas, piano, saxo, mucho arpa y ligeros apuntes de las maderas y el xilofón, son los elementos básicos de una partitura que pasa sin pena ni gloria.
No es cuestión de entrar en comparaciones, pero a diferencia de la excelsa “La Dalia Negra” de Mark Isham, el trabajo de Zarvos en nada ayuda a reivindicar el género que hicieron grande los Herrmann, Raksin, Skinner o Goldsmith.
Ya en el primer corte del disco,“Superman Falls”, encontramos toda una declaración de principios de lo que nos espera. Cuerdas en tono elegiaco, utilización de arpas a modo minimalista y cierto toque a “light jazz”. Prima la descripción, con un tono sombrío que llegará a ser aburrido conforme pase el minutaje. Cortes como “The Suit”, “The Meaning of Justice”, “The Morgue”, “Father Apology”, “A Violent Past” o “Superman Rises” siguen esta tendencia.
“Louis SIMO, P.I”, presenta alguna idea original dentro del tono “apagado” general, con la introducción del típico tema detectivesco por medio de saxo, asociado al personaje de Adrian Brody. Un motivo que escucharemos de nuevo en “Rosevelt Hotel”.
El uso del saxo, es sin duda lo mejor del score. Quedando reflejado en el sensual tema de amor “George and Toni”, con reprise incluido.
El disco finaliza con cierta elevación de la intensidad de la música, a través de las cuerdas, como podemos apreciar en “Super 8”, o las disonantes “Last Night Part I & II”. El último corte del disco “A New Simo”, supone una reafirmación de la propuesta musical de Zarvos. Un finale contenido y tranquilo. Un trabajo que en nada avala la fama que precedía a este compositor tras “The Door in the Floor”, y que bien podría pasar como algún sucedáneo poco inspirado de Mychael Danna. Eso sí, no habrá que perder de pista a este compositor, puesto que siempre hay tiempo para la redención. Muchas veces es el propio director o la estética del film lo que condiciona el trabajo creativo del compositor. Esperemos que en su caso así sea.
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