Pablo Nieto
El género documental, ha sido un campo en el que la música ha tenido siempre un protagonismo inusual. Sin los corsés que muchas veces imponen las películas (o sus responsables), y con el estímulo que produce el saber que la música va a entrar a formar parte del universo mágico de la naturaleza en su manifestación más pura, muchas son las bandas sonoras que merecen ser destacadas como auténticas obras de arte.
La condición de británico de George Fenton, seguro que influyó, a la hora de su elección por los responsables de esta fascinante serie de la BBC, para la elaboración de su score; pero seguro que también el talento comprometido con este tipo de proyectos de Fenton, y por encima de todo, su enorme calidad como compositor. Sólo hay que mirar su filmografía, o mejor dicho, escucharla, para saber de qué estamos hablando.
Obras como "Más Fuerte que su Destino" (Dangerous Beauty), "Tierras de Penumbra" (Shadowlands), "Por siempre jamás" (Ever After) o "Ana y el Rey", son absolutamente imprescindibles para cualquier buen aficionado a la música de cine, por no hablar de sus gloriosos comienzos (sobretodo por sus repetidas nominaciones a los Oscars), con partituras tan memorables como "Ghandi", "Las Amistades Peligrosas" o "Grita Libertad".
Hablando de música de cine, seguro que a más de uno le resulta chocante este transvase del cine al documental. Pues bien, en honor a la verdad hay que decir que ni ha sido la primera vez, ni seguro que será la última que esto ocurra. Hay notables ejemplos de compositores de cine, que también cedieron su talento al género documental, algo que se explica no sólo por lo comentado anteriormente sobre las amplias posibilidades que ofrece este medio, sino también, por la "autoafirmación" de estos artistas y su rechazo al encasillamiento. Gracias al cine son conocidos, pero en realidad ellos son músicos, y a la música no se le pueden poner trabas... ni al compositor clichés.
Así, tenemos ejemplos tan ilustres como los de Elmer Bernstein y su participación en "National Geographic" (a los cuales también les "regaló" su conocidísimo tema central), John Scott y sus colaboraciones para los documentales de Jacques Cousteau, Antón García Abril y su música para "El Hombre y la Tierra" del añorado Rodríguez de la Fuente, Bill Conti y sus trabajos para la serie sobre parques naturales de Norteamerica ("Yellowstone" y "Grand Canyon"), sin olvidar el excelente trabajo de Hans Zimmer para la serie de documentales sobre el continente africano, "Millenium", o el documental para el Imax, "Galápagos", con música de Mark Isham. Por cierto, hablando del Imax, no hay que perder de vista a Alan Williams, compositor oficial de este tipo de espectaculares obras en 3D, y que tiene trabajos tan logrados como "Amazon" o "Island of the Sharks".
Esta espectacular serie de la BBC, nos enseña con las técnicas más avanzadas y las imágenes más impactantes, todos los secretos que se esconden debajo del inmenso manto oceánico, que amenaza con cubrir algún día nuestra civilización (buen momento para reivindicar "Waterworld"). Sin embargo, y hasta que esto ocurra, no nos queda más remedio que recurrir a intrepidos buceadores y cámaras sin miedo a lo desconocido, para ver cómo se comportan los habitantes del mundo marino.
Hablemos ya de la banda sonora, o mejor dicho, de este recopilatorio con los mejores temas de la serie, pues en realidad ése es el verdadero contenido del disco. 16 sensacionales cortes, y casi una hora de duración, que resumen a la perfección el inmenso y elaborado trabajo de George Fenton para la serie.
El disco abre con el tema principal de la serie ("The Blue Planet"), puro virtuosismo orquestal, con ciertas reminiscencias melódicas con "Ana y el Rey", y épica utilización de los coros. El sinfonismo arrollador de "Sardine Run" describe la espectacular secuencia en el que un banco de sardinas, intenta escapar de un grupo de delfines hambrientos. Las acrobáticas maniobras de unas, y los ataques a la desesperada de los otros sirven para que Fenton nos regale uno de los temas más vibrantes del disco.
El siguiente corte, "Dolphins", es todo un homenaje a estos incomparables animales. Así, por medio de un preciosista tema a modo de vals, se acompaña la apasionada relación que viven los defilnes con el medio acuático. Un corte que contrasta con el siguiente tema, "Blue Whale", donde nos encontramos a una ballena azul dando a luz a su cría... para posteriormente tener que defenderla en una dramática lucha a vida o muerte de una manada de orcas hambrientas. La música de Fenton describe con un elegante tema de cuerdas la relación madre-hija, para luego endurecerse con la aparición de las orcas, con un intenso tema de acción. Al final, la madre tiene que huir y dejar a su cría a expensas de las voraces orcas. Tras el banquete, el cuerpo de la ballena irá a parar al fondo del mar, pero allí también será aprovechable por las criaturas de la "noche", peces y microorganismos que harán del cuerpo muerto su principal alimento. El corte "The Deep Ocean" es utilizado para esta secuencia. Un tema elegíaco y tremendamente emotivo que no hará sino recordar, que el drama de unos es vital para la subsistencia de los otros.
Sin embargo, antes de que llegue este tema, en el disco aparecen otros que igualmente deberíamos mencionar (queda claro pues, que los temas aparecen desordenados y sin indicar a que capítulo corresponden). Así, pasamos desde los intimistas temas de influencia new age como "Turtles", "Thimble Jelly Fish" o "Surfing Nails" (que describe la curiosa manera de desplazarse de las caracolas), a la intensidad de "Emperors" (parte correspondiente al especial seguimiento que se hace a un pez espada) o la brutalidad de "Sharks" y "Baitball", temas que corresponden al capítulo dedicado integramente al terror de los mares, el tiburón y sus distintas especies, y para los que Fenton escribe una música agresiva y amenazante.
"Elephant Seal March", es un intenso tema de marcado carácter dramático que se va transformando de forma progresiva en una inquietante marcha con la que se identifica esas graciosas, pero al mismo tiempo peligrosas especies de focas, como son los elefantes marinos. "Frozen Oceans" y "Coral Wonder" son los dos siguientes cortes. El primero, ilustra a través de una delicada melodía, la vida en los Océanos helados; el segundo, recurre a un inquietante uso de las cuerdas, muy herrmanniano, con el que se nos avisa de que tras la deslumbrante belleza que se esconde en los arrecifes de corales siempre hay algún peligro acechando.
El disco termina con un nuevo tema dedicado a las orcas, titulado "Killer Whales", relacionado también con el capítulo del ataque a la cría de la ballena azul. Es un corte que tiene un inicio contenido y lírico, pero que según avance adoptará un carácter especialmente dramático, donde las cuerdas adquieren todo el protagonismo perfectamente arropadas por el resto de la orquesta.
Seguro que muchos de los que tengais la oportunidad de haceros con esta banda sonora, no tardareis en intentar hacer lo mismo con esta extraordinaria serie de documentales, sin lugar a dudas, una de las mejores que se ha hecho jamás sobre esta materia.
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