Pablo Nieto
Basada en la aclamada novela de Nikolai Gogol, “Taras Bulba” fue dirigida por J. Lee Thompson, en la cresta de la ola tras el éxito de “Los cañones de Navarone”. Un film protagonizado por el legendario Yul Brynner y Tony Curtis. La historia, todo un clásico de la novela de aventuras, ambientada en el siglo XVI y que nos presenta las cruentas guerras entre el ejercito polaco y el turco por dominar el inhóspito territorio ucraniano. La victoria caerá del lado polaco tras la inestimable ayuda del ejercito cosaco, comandados por el indomable Taras Bulba.
Tras el triunfo llegan los agasajos, pero Bulba no se siente cómodo con los líderes polacos que tratan de someterlo. Mientras tanto, su hijo, Andrei, será enviado a una prestigiosa escuela polaca para que se forme como el líder del futuro que espera de él su padre, sin embargo su amor por una guapa aristócrata polaca, Katarina, le creará un serio dilema a Bulba, debiendo decidir por la felicidad de su hijo, o el honor de su nación.
Rodada en la estepa argentina, en años de expansión de Hollywood por todo el mundo (con especial cariño por España), a nivel musical la primera elección fue el polaco (obvia elección) Bronislau Kaper, sin embargo este tuvo que renunciar debido al enorme trabajo que le estaba ocasionando su score para “Munity On The Bounty”. Kaper recomendó a su amigo Franz Waxman, y este ejecutó una de las bandas sonoras más memorables de su carrera, con nominación al Óscar incluida (la decimosegunda).
Waxman nos propone un viaje mágico a lo más hondo de la tradición folk ucraniana, una cultura que tuvo ocasión de explorar durante los años que pasó en Kiev escribiendo una sinfonía. El resultado es un score poderoso, de enorme sensibilidad, pleno de energía y vitalidad, donde romanticismo y acción dan lugar a una simbiosis de enorme atractivo.
Compuesto en 1962, sólo cinco años antes de su muerte, supuso un grandioso colofón a su larga y fructífera carrera. Un trabajo imperecedero. La obertura es todo lo que uno podría esperar de un film de este tipo. Un arranque vigoroso y dinámico a la par que poético. Un tema que compartirá protagonismo con el entregado romanticismo del tema de amor de Andrei y Katarina, presentado en “No Retreat”, con una lograda versión a modo de scherzo en “Sleighride”, y la típica (¿prescindible?) canción vocal con letra de Mack Davis, “The Wishing Star”.
Aún así, sin lugar a dudas el momento cumbre del tema lo encontraremos en la rendición dramática del mismo al final del inolvidable “The Battle of Dubno and Finale”. Apoteósicos doce minutos de música de cine de primera calidad, con un logrado ostinato de cuerdas con las maderas incrementando la sensación de tensión de la música, in crescendo conforme avance la dramática batalla con el climax final de la muerte de Andrei a cargo de su padre; momento utilizado por Waxman para introducir esa versión del tema de amor de la que hablábamos a modo de triste despedida por medio de los violiones y cellos. Sensibilidad a flor de piel.
No debemos, ni podemos ignorar, la oscuridad de “The Black Pague”, un corte que intensifica la sensación de confusión y pánico, finalizando con una grotesca marcha de funeral; así como el áspero “Chase at the Night”, y el contraste con la delicada nana de “The Birth of Andrei”, o el fulgurante “Ride to Dubno”, uno de esos temas de acción imprescindibles en cualquier recopilatorio. Un scherzo de ritmo salvaje, retentiva melodía y puntuales referencias al Bolero de Ravel o la 7ª Sinfonía de Shostakovich.
En 1998, la discográfica Ryko Disc, se encargaba de reeditar esta auténtica joya musical, hasta ese momento sólo disponible en LPs y con numerosos temas desperdigados en decenas de recopilatorios. Un compacto de ejemplar presentación e increíble sonido, con un sobresaliente trabajo de remasterización de la grabación original dirigida por el propio Waxman. Un CD interactivo con completa información en su libreto sobre el proceso de creación de la música y del propio film. Una adquisición obligatoria para cualquier aficionado. Veterano o novel. Las obras maestras no tienen precio.
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