Pablo Nieto
En un intento por entrar en el mercado de la animación CGI, copada hasta la fecha por Dreamworks y Pixar, y tratando de igualar resultados comerciales de la Fox, la Warner Bros. apostó por desarrollar sus propios proyectos. El primero de ellos, “Jimmy Neutron”, un film de cierto éxito, aunque guión plano. Dirigida por John Davis, otro John se encargó del apartado musical: Debney.
”Ant Bully” supone el reencuentro de los John, en un film con mucho más pedigrí gracias a la participación de Nicholas Cage, Meryl Streep y Julia Roberts. Eso sí, argumentalmente e incluso visualmente una continuación de proyectos como “Antz” o “Bichos”, con un toque a lo “Cariño he encogido a los niños”.
Lamentablemente, y como ya viene siendo habitual en la carrera del compositor californiano, estamos ante un nuevo score de usar y tirar. Funcional, adecuado para las imágenes, y punto. Máxima profesionalidad, talento limitado. Quizás, si Debney redujera su asfixiante ritmo de trabajo, seleccionara un poco mejor los proyectos, y tratará de aportar nuevas soluciones, estaríamos hablando de uno de los mejores compositores de la actualidad. Grandísimos scores como “La Isla de las Cabezas Cortadas”, “The Relic”, “Sé lo que hicisteis el último verano” y muy especialmente “La Pasión de Cristo”, son prueba del talento desaprovechado de Debney. Eso sí, todavía está a tiempo de dar un volantazo a su carrera.
Para ”Ant Bully” , escribe el típico score pretencioso en cuanto a presencia orquestal (100 piezas) que tanto le gusta a Hollywood. Mucho ruido y pocas nueces. Eficaz orquestación, pero poca “chicha”. Temp tracks de James Newton Howard omnipresentes (“Atlantis” y “El Planeta del Tesoro” son evidentes por doquier), y el tan exasperante mickey mousing que han recuperado del olvido las compañías. ¡Qué lejos quedan los años en los que cada banda sonora de animación era uno de los acontecimientos del año! De hecho, hasta tal punto ha llegado la degeneración que grandes maestros como Menken, Zimmer o Randy Newman se han contagiado de la alarmante falta de talento y creatividad que nos invade.
Con un tema central que busca imprimir cierto aire épico y heroico al film, presentado en “Parade of the Ants”, y omnipresente en todo el score. El minutaje pronto comienza a correr sin que pase nada especialmente interesante. El lado intimista no emociona (“Sad Lucas”, “Parents Leaves on a Trip”), y la corta duración de la mayoría de los 27 cortes que componen el disco no ayuda en absoluto en dar cohesión al conjunto.
Mucho más brillante, y atractivo se muestra Debney en los pasajes de acción, recordando en parte a su gloriosa creación para “La Isla de las Cabezas Cortadas”. Así, merece la pena disfrutar del sinfonismo de “Wasp Attack”, “Assault on Stan”, “Frog Attack” o “Launching the Attack” entre otros, precedentes del estupendo finale compuesto por los cortes “Lucas Gets Named”, ”Home Coming” y sobretodo el mejor corte de todo el disco: “Bullies and Sweet Rock”. Redención del tema central para coros y orquesta, y arreglos de suite que dejan un buen sabor de boca durante los primeros minutos, y otro de decepción pasado algún tiempo por culpa del insulso cuerpo central de un trabajo que debía haber sido más. Que tenía que haber sido más, que podía haber sido más, y que al final se queda en lo de siempre. Hollywood efectivo, Hollywood aburrido.
Recurrir a la demagogia sería afirmar con rotundidad que otros compositores habrían creado un score mucho más interesante que John Debney. Aparte de demagogo, sería ser oportunista. Otra cosa es que podamos sentirnos decepcionados o poco satisfechos. La demagogia dejémoselas a otros. Aunque menos mal, que a unos se les consiente más que a otros.
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