Miguel Ángel Ordóñez
Éxito literario surgido de la pluma de Ursula K. Le Guin, los “Cuentos de Terramar” es el último proyecto de animación llevado a la gran pantalla por el estudio Ghibli, cuyo máximo responsable es Hayao Miyazaki. Estrenada a finales de julio en Japón, esta mágica historia se centra en los volúmenes tres y cuatro, de los cinco que componen la obra. Llamados “La costa mas lejana” y “Tehanu”, la historia gira alrededor de ciertos hechos insólitos que provocan que el equilibrio del mundo se rompa. A la búsqueda de una respuesta Ged, el mayor de todos los magos conocidos, y el príncipe de Enlad, Arren, trataran de devolver al universo la armonía puesta en peligro por el malvado mago Araña, el cual ha abierto las puertas que separan el mundo de los vivos y de los muertos.
De trazo impecable, las primeras críticas con el filme no han sido todo lo favorables que se esperaban. Imposibilitado para dirigirlo, Hayao Miyazaki, en pleno rodaje de “El viaje de Chihiro”, encargó a su hijo Goro la realización de uno de sus proyectos más queridos, dando la oportunidad a éste de encabezar su primer trabajo como director.
Éste es el segundo proyecto audiovisual que se pone en marcha relacionado con la obra “Cuentos de Terramar”, ya que en el 2004, la cadena televisiva Sci Fi Channel adaptó a la ficción la tetralogía literaria bajo el título de “La leyenda de Terramar”.
Desconocido en nuestro país, Tamiya Terashima ha sido el encargado de componer el score del filme. Lo cierto es que goza de gran prestigio en Japón, contando con una carrera cinematográfica que se extiende en mas de 15 años, íntimamente relacionados con el anime y la música para videojuegos. De entre todas, su trabajo mas célebre fuera de su país es “Hanochi”, una bella y dramática partitura planteada para cuerdas, piano, guitarras y soprano que le reportó una nominación a los Premios de la Academia Japonesa en el 2004.
A pesar de que en un primer momento, los aficionados al cine de animación del estudio Ghibli y por ende de las contribuciones musicales de Joe Hisaishi, puedan sentirse decepcionados por la ausencia del compositor de Nagano, lo cierto es que este “Gedo senki” es un fantástico trabajo que se mueve con agilidad entre la música romántica de influencias celtas, el ensayo épico con coros o las dinámicas figuras asociadas a la acción, fusionando orquesta y aparato electrónico. Un híbrido de admirable belleza que es imposible que deje indiferente al oyente.
Partitura construida sobre dos temas centrales, el primero, principal por importancia, queda expuesto en “Sparrowhawk”. Un tema de influencia celta donde sobresale la interpretación de nuestro Carlos Núñez, piedra angular sobre el que recae el peso de la melodía. Primero en la gaita, sobre fondo de cuerdas, Núñez recoge el tema a la flauta en una espléndida versión, de tono dulce y noble, donde lucen los agudos en los violines (“Journey”), o mostrándolo con tono mas afligido en “To Fields”.
La segunda idea central adquiere formas épicas y místicas, gracias al empleo de coros y cuerdas. Un tema rozsiano que emerge durante “Yoke” y que tiene largas rendiciones en la parte final del score (en especial en el bellísimo “Light and Shadows” y en “The Fire of Life”, aquí con poderoso empleo de coros).
Frente a este universo lírico, destaca una tercera idea aplicada por Terashima a los momentos mas enérgicos del filme. Una melodía dinámica construida en base a ostinatos a la cuerda y con apoyo de percusión sintetizada. Presentado en el corte inicial, con empleo de coros (“Disaster-Dragon”), la pieza alcanza connotaciones tensas en “Confrontation”, hasta intercalarse de manera muy efectiva en el tema mas dramático del score, allí donde los coros alcanzan momentos de impacto grandilocuente (“The Curse of Death-Madness”).
Dotado de amplio color orquestal, el score incide en su temática folk en cortes donde las gaitas de Carlos Núñez o el empleo de sus flautas nos remiten a danzas irlandesas joviales y retentivas (“Town” y “Reminiscence”), regalándonos un maravilloso tema romántico, sereno y triste, donde la contribución del arpa y el fiddle logran una melodía evanescente y nostálgica (“Earthen Persons”).
Tampoco Terashima huye de ofrecernos alguna muestra de música árabe (el inicialmente dinámico “Pillage-The Temptation of Immortality”) y algún pasaje cómico que peca de extrema sencillez y convencionalismo (“Thickets and Heartbreaks”).
Sin embargo, el mágico arrullo de la voz de Aoi Teshima nos envuelve con una nana decadente y etérea (“Therru´s Theme”), para cerrar la edición con una bella canción acompañada de piano y cuerda, corolario de la exposición de su tema principal (“The End and the Start” y “Ending”).
“Tales From Eathsea” es una muestra mas del fantástico período de fecundidad creativa que vive el país nipón en materia de música cinematográfica. Una obra que se desenvuelve con gran elegancia entre pasajes bellos y mágicos. Un score que tiene algo tan necesario y escaso en épocas tan industrializadas como la actual: alma.
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