Pablo Nieto
La aparición de nuevos compositores dentro del panorama musical cinematográfico siempre es bienvenida. Sin embargo, no debe confundirse juventud con brillantez o revolución. Por ejemplo, le pese a quien le pese, Dario Marianelli o Michael Giacchino sí que son ejemplos de juventud + brillantez = futuros referentes de la música de cine. Me abstendré de citar ejemplos actuales, de supuestos faros de la música de cine cuyo único mérito es caer bien.
Dicho lo cual, nos encontramos con el ambicioso proyecto en 3D concebido por Steven Spielberg y Robert Zemeckis: “Monster House” . Un film donde tres niños del mismo vecindario descubren que una siniestra casa de la urbanización esconde un misterioso y peligroso secreto. Un film donde magia misterio y humor se dan la mano, en una historia donde se homenaje sin tapujos a los inolvidables “Cuentos Asombrosos”, o míticos films como “No Matarás al Vecino”. Pues bien, igual que los mecenas del film apostaron por el debutante Gil Kenan en el apartado de la dirección, optaron también por dejar a otro desconocido y debutante la misión de realizar el score: Douglas Pipes.
El hecho de que el valiente de Pipes haya escrito una partitura de gran protagonismo para la orquesta, y además haya homenajeado a los clásicos (Bernstein, Rozsa) con el uso del legendario theremin, parece que es motivo suficiente para encumbrarle como compositor revelación del año. En fin, algo anecdótico si lo comparamos con las barbaridades que algunos dicen a diario. Debe ser que en la música de cine, no hay termino medio.
No conviene de todos modos ser injustos con este trabajo y quitar méritos a un compositor novel porque sí. Se nota que este “Monster House” es un score trabajado, especialmente a nivel de orquestación, y que por supuesto, su “funcionamiento” con las imágenes es más que notable.
El tema central, sin ser una maravilla, sí que tiene un apropiado aire heroico-marcial que se identifica con esa búsqueda de aventura de los protagonistas; y los cortes de acción son acertados. La cuestión es que es un trabajo que se queda a medio camino (por eso hablaba antes de término medio), no acaba de emocionar, impactar, aterrorizar... En cierto modo, esto es culpa de la bisoñez de su autor, y por eso se hace más escandaloso leer que estamos ante un score que homenajea al Williams de los 80, al Goldsmith de “No Matarás al Vecino” o al Elfman de “Bitelchús”, e incluso que Pipes es el nuevo Broughton o McNeely. Nada más lejos de la realidad. Correcto, interesante, pero nunca magistral.
Que se creen estas expectativas no es culpa del compositor, sin embargo, con tales comentarios cuando uno se topa con la realidad, decepción es la palabra que nos viene a la mente. La ventaja de Douglas Pipes sobre otros compañeros de oficio, es que ha entrado con buen pie en la industria. Con padrinos como Spielberg y Zemeckis, y siendo representado por Gorfaine & Schwartz cualquiera entra mal. Esto le va a ayudar a seguir trabajando durante algún tiempo, pero sin evolución y una mayor definición melódica, poco tendrá que hacer. Esperaremos, pero por favor que no nos intenten vender la moto.
Entrando en el análisis de la edición discográfica del score, el primer problema con el que nos encontramos es el gran número de cortes, veinticuatro, en el que aparece dividido, la gran mayoría con apenas un minuto de duración, de mero valor descriptivo mickey mousing y que en absoluto ayudan a dar cohesión a la música. Otro elemento característico de este trabajo, es la brutal utilización de los metales con vertiginosos crescendos orquestales donde impone más el volumen que el contenido.
Ya en el “Opening” se sientan las bases de la música: arranque contenido con campanillas y cuerdas, que pronto se transforman en un obsesivo e intenso tema de terror. Curioso también el contraste con “Eliza´s Song” (idea repetida en “Parents Drives Off”), donde la niña protagonista aparece tarareando el tema de “Cuentos Asombrosos” en una versión arreglada para la ocasión, y por supuesto también a destacar la aparición del tema de misterio con el theremin como protagonista en Awesome Kite / Bone Tossed Out”. Un instrumento que volverá a aparecer en “Cops Get Eaten”.
Continuando con este resumen de los “highlights” del disco, conviene detenerse en la presentación del tema central en “The Plan/Dummy Fed”. Un motivo vibrante y heroico, con cierto aire militar, que escucharemos también en “Chowder to the Return” y que alcanzará su cumbre en “The Battle”. Apreciable pieza de cinco minutos de duración, donde compartirá protagonismo con momentos mucho más descriptivos. “Trapped/Constante Tomb/Escape” es otra excepción que confirma la regla de la corta duración de la mayoría de los cortes. En este caso siete minutos, donde contención, tensión y destrucción van de la mano. No excesivamente brillante, pero sin duda efectivo. Como también efectivo son “Ding Dong/House Comes Alive!”, con crescendo brutal incluido de la orquesta en su parte final, “Nebbercracker Returns” o “House Chase”.
Típicos son los cortes donde cuerdas y campanillas intentan dar una sensación de falsa calma, donde recuerdos y temor se dan la mano. Recurso omnipresente durante todo el score, con ejemplos muy claros en “The Flashback” o “The Dance”.
Para los “End Title” se deja una revisión del “Opening”, cerrando de esta manera el circulo musical que busca la coherencia de un score acertado por momentos, pero excesivo y carente de emoción en la mayor parte del mismo. Pese a todo, estaremos pendientes de lo que nos pueda ofrecer en el futuro Pipes.
|