Pablo Nieto
Ser aficionado a la música de cine, a veces no es fácil. No sólo los discos suelen ser caros, sino que en ocasiones no hay ni posibilidad de gastar ese dinero aún estando predispuesto a ello. Y todo esto viene a colación del asunto “Chacal”, quizás uno de los scores más buscados y reivindicados por parte de los aficionados del compositor Carter Burwell.
La película, remake del mítico film de Zinemann de los años 60 que tenía al general De Gaulle como objetivo, no es que fuera memorable, y eso que el reparto era de órdago: Bruce Willis, Richard Gere y Sydney Poitier. Sin embargo, si pasará al recuerdo el más que notable trabajo de Carter Burwell, un compositor no muy habitual en cintas de acción, pero que aquí, a petición del director Michael Caton Jones, con el que ya había trabajado antes en películas como “Rob Roy” o “Doc Hollywood”, no dudo en ofrecer su cara más “comercial”. Y digo comercial, porque durante años se ha hecho comercio con una copia promocional de su trabajo. Un CD de tan limitada tirada, como extraordinaria difusión a posteriori.
Acostumbrados al Burwell ecléctico e intimista, obsesionado con dar a su música una impronta personal única tanto melódica como orquestalmente, “Chacal” era sin duda un auténtico reto para él. Muchos compositores de los mal llamados indies jamás habrían aceptado trabajar en este film, sin embargo es en este tipo de proyectos donde uno debe demostrar su profesionalidad dejando a un lado conflictos morales. El cine es un arte de entretenimiento, y la música está a su servicio. Hay muy buenos músicos, grandes compositores, pero el verdadero autor de música de cine es aquel capaz de traspasar las fronteras de su estilo, adaptarse a argumentos y presupuestos bien diferenciados, y encima tener éxito.
El Burwell de “Chacal” es todo menos convencional. Aún respetando patrones básicos de su estilo en la melodía, el compositor desempolva sus influencias roqueras introduciendo guitarras y bajos eléctricos, arropados en una rica base percusiva y por supuesto la elegancia cinematográfica de las cuerdas y el exótico uso del cymbalon.
Un tema central, omnipresente, brillante, pegadizo, es el eje del score. Un motivo sometido a constantes variaciones y cambios de ritmo, y asociado a la persecución contrarelog del asesino, del chacal. Cortes como “Arrival in Montreal”, “MVD FBI”, “Washington” y el emotivo final de “End”, ayudan sin duda a hacerse una idea de la propuesta de Burwell.
Como complemento al tema central, tenemos un precioso y nostálgico tema asociado al personaje interpretado por Diane Venora, “Valentina”, una ex agente de la KGB que ayuda en la caza de “Chacal”. Motivo que alcanza su climax en “Valentina´s Death”.
También conviene hacer mención a “Isabella”, un precioso tema de amor asociado a esta antigua militante del IRA que ayudará a Richard Gere en su misión (tema del que tendremos resonancias en “End”).
Como no podía ser de otra manera, los pasajes de acción son de especialmente trascendencia en este film. Burwell es aquí donde se muestra todavía más efectivo, cortes de gran intensidad como “Jackal Followed/The Parking Garage”, “Continuing With The Mission” o “Spotting Jackal”. Tampoco debemos olvidar pasajes más disonantes y opresivo “Assassination Attempt”.
El “Chacal” de Burwell merece mucho la pena. Una oportunidad de descubrir a un compositor defenderse con brillantez fuera de su medio habitual, aportando un nuevo punto de vista a la música de acción, y reivindicándose como uno de los compositores con más talento pero menos aprovechado del Hollywood actual. Eso sí, afortunados los que puedan acceder a una copia de este disco promocional. Casi tan difícil de capturar como el mismísimo Chacal.
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