Ignacio Garrido
Precedido de cinco canciones de Paul McCartney y Carol King entre otros, nos encontramos con el nuevo trabajo de Rachel Portman para la gran pantalla en la edición de la banda sonora de esta “Casa del lago”, una cinta romántica que reúne de nuevo y sin autobuses de por medio a Sandra Bullock y Keanu Reeves. La casa responsable de la edición es de nuevo, como en los últimos tiempos, la destacable Lakeshore, que está dando cobertura a un buen puñado de títulos más que dignos de compositores de primera fila como James Horner y su notable “Chumscrubber” o Christopher Young con su excepcional y sobresaliente trabajo para “El exorcismo de Emily Rose”, así como a nuevos valores en alza como Antonio Pinto y la ecléctica “El señor de la guerra” o James Dooley con la interesante “Cuando llama un extraño”.
Aquí la cosa no se torna tan original como en los casos anteriores por desgracia, y la bien intencionada Rachel Portman parece seguir algo estancada en sus aportaciones románticas para el género, si bien es cierto que consigue salvar la papeleta de forma digna pese al convencionalismo de sus propuestas iniciales.
El tema central de la partitura se desarrolla en el corte “The Lakehouse”, no especialmente inspirado y algo vacuo en resultados emocionales pese a su intención ampulosa (intentando alcanzar el lirismo de “Las normas de la casa de la sidra”, pero quedándose en el intento), al no consiguir rematar una melodía convincente, ni redondear una coda definida para el mismo, por lo que puede parecer que queda demasiado en el aire el desarrollo del score en sus primeras líneas temáticas, demasiado basadas en fragmentos insustanciales como “Tough Week” o “Mailbox”, cortes que apuntan el tema central que aparecerá, de nuevo, en diversos momentos como “Pawprints” casi sin variación alguna, como ya es costumbre en la compositora, por lo que habremos de esperar hasta la mitad del score para apreciar lo mejor de esta composición. Con una orquestación sencilla y comedida, en la que destaca el agradable punteo de una suave guitarra en cortes como “Sunsets” o “Tell Me More”, el grueso de la partitura se basa en la sonoridad, estilo y cadencias de sobra conocidas por todo aficionado y conocedor de la obra de la autora, véase: piano suave acompañado de cuerda elegante y envolvente que repite las escuetas frases melódicas reelaboradas una y otra vez por Portman sin atisbo de sorpresa.
Sin embargo no todo es obvio en el trabajo de la compositora y pasajes de fuerte carga emocional e intensidad lírica como “Alex´s Father” (que recuerda vagamente a su sublime composición para “Bagger Vance”) y en especial el preciosista “Il mare” con un bellísimo cello como voz principal de una melodía intimista, desarrollada con exquisitas texturas y variaciones, consiguen elevar la media de un conjunto algo maniqueo.
También se puede destacar en esta línea de inspiración puntual el corte “Wait For Me”, por su arranque al estilo minimalista de Phillip Glass y su posterior desarrollo, con crescendo inquietante para cuerda, en la línea del soberbio pasaje “The Asylum” (de su magnífica creación para “Mi Napoleón”), aunque sin alcanzar tal inspiración. Asimismo el breve pero intenso “She´s Gone” aporta dramatismo y sentimiento en un conjunto que necesitaba con creces más de esta vena musical que de la descafeinada sonoridad de su tema central.
La obra se cierra de nuevo de forma algo convencional con “You Waited” y “I Waited”, ambos pasajes intimistas, de cuerda portmaniana y melodía desdibujada, sin una claridad definida como sí ha hecho la compositora en los cortes anteriores, lo que le lleva a uno a cuestionarse como es posible tanto titubeo a lo largo de un trabajo no demasiado largo, que arranca soso, mejora considerablemente hacia la mitad y recae al final.
Puede considerarse no obstante esta “Casa del lago” como una banda sonora interesante y hasta destacable en ciertos momentos, más aun teniendo en cuenta que la vena melódica y lírica de Portman supera con creces a la media de compositores actuales en sensibilidad y elegancia, pero desde luego resulta ser una partitura nada halagüeña para con su autora y su futuro inmediato en el medio cinematográfico, en el que se la ve abocada al encasillamiento en proyectos románticos e insulsos como éste. Por tanto, Portman debería decidirse por abordar otras líneas de trabajo más arriesgadas y que le planteen serios desafíos musicales y no la facilona vertiente por la que se está inclinando últimamente, como su previa y mediocre composición para “Oliver Twist”, a la que esta “Casa del lago” consigue al menos superar con los pasajes más inspirados.
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