Miguel Ángel Ordóñez
En 1939 Bette Davis se encontraba en la cumbre de su carrera tras sus sendos Oscar por “Dangerous” y “Jezabel”. Acaparaba un subgénero melodramático conocido como “cine de mujeres”, donde los roles protagonistas estaban destinados a ellas. Algo difícil en un cine escapista como el de Hollywood centrado siempre en la actitud heroica masculina, con Erroll Flynn, Clark Gable o Paul Muny como abanderados.
Tras pasar por diferentes manos a lo largo de 4 años, el guión de “Dark Victory”, traslación de la escena de Broadway, fue adquirido por la Warner y puesto en las manos del hábil Edmund Goulding que años antes había dirigido a la Davis con buenos resultados en “That Certain Woman”.
“Amarga victoria” es un drama triste y pesimista que narra el descenso a los infiernos de una mujer adinerada cuando afronta sus últimos 9 meses de vida debido a un tumor cerebral maligno. Como en las epopeyas cotidianas de Sirk, la historia se vuelve inverosímil en busca de una redención optimista para la protagonista, quién se casa con su médico y acepta humildemente su destino, no antes de vivir una corta vida llena de amor y consuelo.
El prolífico Max Steiner compuso una gran porción de las películas que a finales de los 30 y primeros 40 la Davis afrontó. Compositor favorito de la actriz, Steiner es el responsable de títulos como “That Certain Woman”, “Jezabel” o las posteriores “Juarez”, “Now, Voyager”, “The Letter” o “A Stolen Life”, siempre bajo el paraguas de la mítica intérprete.
Disponible hasta ahora en una breve suite de seis minutos dirigida por Charles Gerhardt, donde no se hacía justicia al score, “Dark Victory” ve por fin la luz gracias al ejemplar trabajo de la Brigham Young University. Un trabajo musical que alcanza los 45 minutos para un metraje definitivo cercano a los 105 minutos de película. Algo extraño y peculiar teniendo en cuenta la importancia que la Warner otorgaba a la música en sus filmes.
Orquestada por el genial Hugo Friedhofer, “Dark victory” es un dramático score compuesto básicamente en modo menor. Preocupado por subrayar íntimamente el feroz desgaste de una mujer a las puertas de la muerte, pocos son los momentos que Steiner dedica a ensalzar la figura o los actos de los protagonistas. Compungida, la partitura descansa sobre tres temas primarios que sirven a Steiner para modular toda una gama de emociones y de aspectos psicológicos que se armonizan a la perfección con el ritmo progresivamente lento de este estupendo filme.
Dos temas asociados a los protagonistas, el de Judith (Bette Davis) y el del Dr. Steele (George Brent), conviven con el tema principal de la película (al que podemos denominar como Tema de "Dark Victory"), una sorprendente y austera melodía que pasa a asociarse al personaje de Judy, una vez se relata la terrible enfermedad que la asola.
El score se abre en modo mayor con la rendición al tema inicial de Judith (“Main Title”), una bella melodía que esconde acordes que presagian la tragedia, robusta pero bajo notas descendentes. Será la única vez que podamos disfrutarla en plenitud pues será usada, a partir de entonces, de manera medida por Steiner (aplicada a momentos en los que la protagonista vive agarrada a la esperanza de recuperar su existencia anterior) en forma de progresiones a la cuerda.
El tema del Dr. Steele emerge, tras cortes donde se profundiza en los aspectos psicológicos de la trama (“Ann´s Concern” o “Running Away from the Truth”), en “Diagnosis”. La melodía supone la sorpresa de contener el elemento romántico de la trama, puesto que se construye como tema de amor, con delicado lirismo. En el fondo, las intenciones de Steiner residen en observar al Dr. Steele bajo el prisma de la mirada de Judy, de cómo despierta en ésta su amor y como será vital en la aceptación de su enfermedad y a la postre en la consecución de su propia felicidad. Un bellísimo tema que ocupará gran espacio en la segunda mitad del score y que cerrará la edición con marcado signo esperanzador (también en modo mayor), muerta Judy, en forma de semilla que transporta el paso de la misma por su corta vida (“End Cast”).
Sin embargo, la mayor presencia corresponde al tema de “Dark Victory”, una apesadumbrada melodía que presagia la desgracia y que arranca al final del lúdico “The Accident”, acaparando protagonismo en cortes como “In Your Hands” o en el lírico “Telling Ann the Truth”, apelando a la fatalidad del destino, corte donde Steiner realizará una de sus últimas rendiciones al solo de violín, pues a partir de aquí y en sucesivos trabajos el chelo será el instrumento preferido del austriaco como voz solista descriptiva de la acción. El tema adoptará formas sumamente románticas, en compañía del asociado al Dr. Steele, en cortes como “Fred Proposes to Judy” y en el fatal desenlace con “Our Victory Over the Dark”, donde Steiner logra con su música etérea y angelical que sepamos de la muerte de Judy sin necesidad de ser mostrada por Goulding, en un apasionante fundido a negro final.
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