José-Vidal Rodriguez
Corría el año 1998, y la productora televisiva Hallmark se disponía a estrenar uno de sus proyectos más ambiciosos, ”Merlin”. El irlandés Steve Barron, responsable antaño de subproductos como la adaptación cinematográfica de las “Tortugas Ninja”, se situaba trás la cámara para dirigir ahora un excelso elenco de actores de primera fila (Sam Neill, John Gielgud o Helena Bonham Carter, entre otros), en una miniserie que no sentaría cátedra en el acercamiento a la figura del mítico mago del Rey Arturo, pero de la cuál podemos destacar al menos su entretenida trama y el sumo cuidado en sus aspectos visuales.
El surafricano Trevor Jones acabó aquel 1998 con resultados francamente espectaculares. Tanto “Dark City”, como su obra maestra “The Mighty”, evidenciaron un tremendo grado de inspiración que se terminaría de confirmar con la publicación del presente encargo, una obra apadrinada por la productora Hallmark, para la cuál el autor ha escrito algunas de las bandas sonoras más significativas de su carrera reciente, caso del "Dinotopia", "Los Viajes de Gulliver" y sin lugar a dudas, este "Merlín".
Sin limitaciones presupuestarias que atenacen su creatividad -aún tratándose de un medio tan poco agraciado en este sentido como el televisivo-, Jones se rodea de nuevo de sus viejos conocidos de la London Symphony Orchestra, así como del grupo de orquestadores habituales capitaneados por Geoff Alexander, Julian Kershaw y John Bell. El de Ciudad del Cabo vuelve a un género medieval-mitológico con el que parece sentirse a gusto, y en el que su caracteristica vena neosinfónica encuentra un marco perfecto para la inspiración, presentando como referente lógico su "Excalibur" de 1981, una partitura francamente sobrevalorada cuyos resultados logra superar aquí con creces.
Gan parte del acierto del score radica en la enorme riqueza temática que preside la audición. La partitura transita con fortuna entre el misticismo, la acción, el suspense, lo melodramático, y cómo no, la épica y heroismo del personaje, ofreciendo Jones fragmentos de impecable factura en cada uno de dichos registros musicales. Consciente de la grandeza de Merlín, el músico compone un tema principal maravilloso, impagable en esa conjuncíón de majestuosidad y épica, que cuenta para muchos -incluido el que esto escribe- entre los mejores escritos por el británico a lo largo de su filmografía. Acudiendo a unos arreglos milimétricos y francamente estudiados, Jones consigue aunar en este main theme ese halo de magia y misticismo con el que el músico describe la gloria de un personaje trascendental en el devenir del legendario Camelot. Este tema aparecerá de manera continua a lo largo y ancho del score, unas veces sugerido y subordinado a los diálogos y en otras ocasiones alzándose majestuoso por encima de las propias imágenes. La suntuosidad de la melodía permite al autor introducir el leve sonido de un sintetizador ("Age Of Magic"), sin que pierda un ápice de cohesión o resulto en modo alguno resulte anacrónico con respecto al momento cronológico de la trama.
Al lado del magnífico motivo central, Jones escribe extenos pasajes de música de cariz incidental, circunstancia lógica si tenemos en cuenta el tremendo peso de una música que no para de sonar durante gran parte del metraje. Estos cortes, aún presentados en clave menor, acaban por derivar a un tono abiertamente melódico de gran empaque ("May Angels Fly Thee Home"), lo que da buena muestra del lirismo con el que Trevor afronta incluso los fragmentos a priori más intrascendentes y secundarios. Al respecto, lo cierto es que el formato con el que Varese estructura el disco (extensas suites en las que se fusionan diferentes bloques de la partitura), puede provocar un cierto desánimo en el oyente, que no disfrutará algunas piezas brillantes sin antes aguantar varios minutos de claro acabado descriptivo y algo desangelados en su audición fuera del filme. Es el caso del ”The Walls Are Whispering”, que a partir de su sexto minuto se transforma en una trepidante pieza que esconde algunos de los momentos más vibrantes de todo el score. Precisamente en este corte Jones introduce un hermoso leitmotiv heróico a metales (que tan sólo volveremos a escuchar en en el arranque del ”A Game of Intrigue”) muy deudor, en su arranque rítmico, del tema central de la inédita “Savage Islands”.
La tradicional habilidad de Jones en el tratamiento de la percusión queda de nuevo patente en este trabajo, ofreciendo instantes de gran colorismo tal y como sucede en "The Dragon´s Lair", corte de una contundencia ejemplar en el que oyente podrá comprobar perfectamente ese gusto del compositor por los arreglos percusivos de suma variedad. Algo similar a lo que ocurre con las dos piezas finales, que devienen en una entrega total al tema central. Mientras el "Reunited" supone la rendición bucólica de la melodía, con mayor presencia en las trompas y asociándose al emotivo epílogo de la historia, el corte "In Search of The Grail" es la ocasión que Jones aprovecha para presentar una versión íntegra de la idea principal, aderezada en su inicio por unos sintetizadores que a más de uno recordarán a los utilizados por James Horner para su “Braveheart”.
Al tratarse de una partitura grabada en Londres, Varèse se permite el lujo de obsequiarnos esta vez con más de una hora de material musical. Pese a la parca presentación del álbum (ni una sola nota del director o el músico se incluye en el libreto), este "Merlin" televisivo puede presumir de contar con una espectacular banda sonora indispensable en cualquier buena discografía que se precie.
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