Miguel Ángel Ordóñez
Segunda y última parte de la serie dedicada por el canal 5 de la Televisión Italiana a la figura del Papa Juan Pablo II. Continuación de “Karol un uomo diventato Papa”, este segundo capítulo se centra en los años de Pontificado del monarca de la Iglesia, sus viajes por el mundo, la protección a los desfavorecidos, el atentado de Ali Agca, su visita a la Madre Teresa de Calcuta….., un recorrido que el director Giacomo Battiato hace descansar sobre la figura del sufrimiento de un hombre constantemente preocupado por el prójimo.
Frente a un precedente trabajo donde Ennio Morricone se centraba en diferenciar la faceta de Juan Pablo como luchador contra la opresión de su pueblo, en base a notas atonales y marciales, y como asceta llamado a formar parte de la Iglesia, con un alicaído sentido nostálgico, “Karol un Papa rimasto uomo” es una descarada apuesta por lo litúrgico, una consciente búsqueda musical que eleva la figura del polaco de simple hombre a cabeza visible de la Iglesia. Un camino que el maestro romano, en palabras del propio director, recorre desde “el sufrimiento, sin énfasis, sin retórica ni meros sentimentalismos”.
La apertura, “Karol e l´amore”, y el cierre de la edición, “Habemus Papam Giovanni Paolo II”, funcionan como nexo de unión con la primera parte de la serie. Morricone decide recurrir a los temas centrales de la anterior para unir ambos filmes en su particular búsqueda de homogeneidad en la historia. Sin embargo, ambos temas, aún partiendo de una clara unidad estilística respecto del conjunto de esta nueva partitura, funcionan ajenos al resto, siendo incluidos en esta edición solo como recordatorio de la parte centrada en Juan Pablo como hombre.
“Karol un Papa rimasto uomo” se estructura, pues, como un score dual que gira alrededor de lo afligido y lo litúrgico. Para esta segunda característica, Morricone centra sus esfuerzos en el empleo de unos coros que, bien, se limitan a subrayar lo religioso (el Kyrie de “Vieni Santo Spirito”, el Hosanna de “Canto di gioia”), como por el contrario y descansado sobre mismos postulados, exploran nuevos caminos jugando al contrapunto (“Le voci della storia” para solo de coros, o el espléndido “Auschwitz”, donde voces angelicales emergen sobre frías y atonales cuerdas tan tensas como aterradoras) o mostrando un salvaje énfasis (“Avenne a Piazza San Pietro”). También hay momentos para un uso mas convencional de las voces, como apoyo a la melodía sugerida por las cuerdas en “In politica” (versionada para solo de órgano en “Politica sacra”), o en magnífica fusión con orquesta en la etérea “Nel cosmo”, aquí con gran contribución a la trompeta de Nello Salza.
Dos son los temas centrales que Morricone utiliza para conducir su historia hacia lo afligido, para mostrar el sufrimiento del protagonista. “Un Papa rimasto uomo” se presenta como una nostálgica melodía que descansa sobre una dramática figura de cuatro notas expuesta con gran delicadeza por el oboe de Eugenio Mutalipassi y la flauta de Monica Berni, mientras “Più del dolore” incide mas en la angustia y el desconsuelo con dos notas sostenidas por el violín de Marco Serino y la viola de Fausto Anzelmo, piezas donde la lúcida interpretación de los músicos adquiere condición indispensable. Ambos temas serán versionados para cuarteto de cuerdas en “Tre piccoli frammenti” y para órgano en “Tre brevi frammenti per organo”.
También hay cabida para piezas experimentales, donde el maestro romano da rienda suelta a un sonido atonal y distante no exento de dramatismo (“In memoria”, cuya idea musical vuelve a exponer al final de “Tre piccoli frammenti”, “Tortuoso” o “Insidie tra le colonne”), alcanzando su mejor logro en este campo con el corte “Viaggiatore”, sorprendente y abrupta pieza donde Morricone juega al contrapunto de manera infinita, con las percusiones, viento y cuerdas sobre un descarnado empleo de cantos africanos.
“Karol un Papa rimasto uomo” es un buen score que consigue superar a su precedente gracias a la fuerza dramática que insufla Ennio Morricone a su trabajo. Un trabajo que tampoco aporta elementos suficientes para convertirse en una de las últimas grandes obras del maestro, a pesar de que la portentosa imaginación de ciertos pasajes musicales parecen conducir a ello.
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