Miguel Ángel Ordóñez
Cuando Steven Spielberg acabó el rodaje de “La lista de Schindler”, adoptó la decisión de fundar Survivors of the Shoah Visual History Foundation, con el fin de registrar en video los testimonios de los supervivientes del Holocausto, antes de que fuese demasiado tarde y que no quedaran testigos de uno de los mayores genocidios realizados contra un pueblo, el judío.
Más de 51.000 videograbaciones hasta la fecha son la aportación de esta Fundación a la Memoria de la Humanidad. En el año 2001, en el marco de la divulgación de sus entrevistas, la Survivors Shoah produjo la realización de “Broken Silence”, cinco documentales basados en sus testimonios recogidos en cinco países con el fin de divulgarlos por medio televisivo en ellos: Rusia, República Checa, Hungría, Polonia y Argentina.
“Algunos que vivieron” es el documental realizado en Argentina bajo la experta supervisión de Luis Puenzo, especialista en ofrecer, con visión objetiva, docudramas de su tiempo, críticas feroces al poder establecido, como ya realizara mediados los ochenta con la premiada “La historia oficial”.
La música corre a cargo del tándem formado por Daniel Tarrab y Andrés Goldstein (nominados en el 2004 a la mejor banda sonora en los World Soundtrack Awards, otorgados por el Flanders Film Festival de Ghent, por “La puta y la ballena”). El peso específico del score lo llevan los instrumentos solistas, en especial los asociados por antonomasia a la temática del Holocausto: violín, viola y chelo (ocho en total), en un cuerpo sonoro completado por el bandoneón, clarinete, flauta y piano. Escaso color orquestal que sin embargo es capaz de provocar multitud de emociones en un trabajo profundamente triste, repleto de solitaria belleza y resuelto con dramática liturgia interpretativa.
El tema central (“Tema de algunos que vivieron”) se entrega por completo al solo de violín y chelo, flanqueado por ligero acompañamiento del bandoneón situando la localización de los testimonios. Es el tema de más profunda belleza y emerge en determinados momentos de la edición aportando el equilibrio necesario con desgarradoras notas en “La puerta abierta”, a modo de interludio en “En Argentina”, como colofón en “Algunos que vivieron”.
Junto al mismo encontramos un escasamente desarrollado, y meramente descriptivo y militar, tema asociado a los nazis (lo peor por decir algo de la obra) y una cohorte de temas dramáticos con empleo de instrumentos solistas: el piano en “Las velas” y en la primera mitad de “El ghetto”, el clarinete en “Los aviones”, la cuerda al completo en el trágico “Umschlagplatz” y en el brevísimo “Malka”, la viola en la segunda parte del tema “El ghetto”, la flauta y el chelo en el magnífico “Despedida”.
Sencillo y delicado trabajo de gran hondura dramática, de fuerte calado emocional, del que es imposible abstraerse sin verse subyugado por las dulces y compungidas notas de “El maestro de historia”.
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