Miguel Ángel Ordóñez
Puede decirse que la distribución del cine europeo en nuestro territorio es casi nula. Salvo algunos ejemplos del cine italiano, británico o francés, la aplastante colonización del cine americano copa el 80% de los estrenos semanales de nuestra cartelera. De este modo, es muy difícil saber qué tipo de cine se está realizando en países de nuestro entorno, no digamos de la extinta Europa del Este, por poner un ejemplo.
Calificado por el actual gobierno alemán de filme necesario y de obligada visión, “Das Leben der Anderen” ha constituido todo un impacto en el país teutón. Nominada a 11 de los 15 premios que otorga anualmente la Academia alemana (conocidos como Lolas), la película narra la cruel realidad imperante en la República Democrática Alemana, cinco años antes de la caída del muro. En 1984, todo un presagio orwelliano, un oficial de la temible Stasi (policía secreta, homóloga de la KGB rusa, creada en 1950) es encargado para vigilar a un dramaturgo considerado de alto peligro para el régimen. Éste vive un idilio con una actriz de teatro y el oficial, a través de las escuchas telefónicas, se irá sumergiendo en la vida de la pareja descubriendo su propia infelicidad.
“La Vida de los Otros”, traducción al castellano del original, es un ajuste de cuentas con el pasado alemán. Una visión dulcificada de los terribles desmanes perpetrados por el comunismo el siglo pasado. Un holocausto intelectual y físico del que apenas se ha hablado. Lamentablemente, Alemania tuvo a Hitler, pero también a Honecker, uno de los gobernantes mas tiranos y crueles de la Europa de postguerra, juzgado por crímenes contra la humanidad y que sólo unos meses antes de la caída del muro fue condecorado como Doctor Honoris Causa por la Complutense de Madrid.
El “exiliado” Gabriel Yared, desaparecido del mercado americano tras el affair “Troya” (parece que Minghella lo rescatará en breve), firma, conjuntamente con Stéphane Moucha, el score de la película. Para los que no conozcan la trayectoria de Moucha, decir que ha colaborado como copista y orquestador en algunos trabajos destacados del libanés como “Posesión” y “Cold Mountain”, firmando ambos “Lost Seamen” en el 2003.
La edición contiene nueve temas de la pareja que cohabitan con diez canciones (algo mas de 29 minutos de score frente a casi 45 de éstas), donde predominan los ritmos ochenteros, seleccionadas, entre los éxitos de esa década en la extinta Alemania Democrática (sic), por Jörg Stempel, cabeza visible del sello alemán Amiga, temas que se muestran ingenuos y nostálgicos, predominando los ritmos tecno y sobresaliendo dos cortes jazzísticos a cargo de Ernst Ludwig Petrowsky.
Respecto al score propiamente dicho, el tándem abre la edición con el tema asociado a la Stasi (“Die unsichtbare front”), a su particular demostración de terror psicológico, con un punzante scherzo de cuerdas, tenso y rítmico, que remite directamente al “Aproach of the Greek” de la partitura rechazada de “Troya” y que recuperarán en el corte “IM “Martha””, adquiriendo este en su segunda parte una tonalidad nostálgica y afligida en la exposición del tema central para guitarra, piano y chelo.
Frente a algunos temas que generan suspense (“Der verrat” en la cuerda, “Die sonate vom Guten Menschen” al piano), la partitura descansa sobre notas que remiten al paso del tiempo y la falta de esperanza, como el trágico réquiem para cuerda de “HGW XX/7”, magnífico en su crescendo de emociones; el agridulce “Das leben der anderen”, tema central que se muestra plácido y ajado, como el amor en tiempos de guerra, con acordes sostenidos por cuerda y maderas; o el típicamente yarediano “Gesichter der liebe”, magistral en su añejo vaivén de cuerdas y piano, de un clasicismo arrebatador.
Rememorando el olvido, “Das Leben der Anderen” recrea una época cuya música descansa, por un lado, en aspectos puramente físicos y antropológicos (las canciones) y por otro, en las verdaderas consecuencias emocionales de toda represión, en la infelicidad de una comunidad retratada por Yared y Moucha desde el espíritu, como forma de acercamiento a la confusión, el sufrimiento y la pérdida moral de todos aquellos que no pueden ser dueños de su propio destino.
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