Manuel Ruiz del Corral
Resulta cuanto menos interesante revisar esta partitura de Howard Shore, diez años después de su creación, y con el inevitable referente del éxito de sus últimos trabajos, especialmente de la trilogía de “El Señor de los Anillos”.
No es Shore, para el que escribe, un compositor de melodías memorables o grandes impresiones. Es, sin embargo, un maestro de la introspección, de la reflexión, de la simplificación de conceptos, y de su entretejido. Desde su música más intimista a la más bombástica, creo que disfrutar del trabajo de Shore implica partir siempre de una escucha sosegada, sólo así es posible asimilar, al final y tras varias escuchas, su concepto artístico.
“Looking for Richard”, una brillante y arriesgada apuesta artística de Al Pacino (y no es menos su concepto de banda sonora), supone para Howard un ejercicio de fusión e introspección, un viaje a través de la música antigua hasta nuestros días. Los medios: una orquesta con predominio del metal, la cuerda y la percusión, un excelente grupo de voces (perfectamente empastadas y grabadas), y un sutil y predominante órgano que nos insinúa colores místicos o religiosos.
De su escucha se deduce un profundo estudio de la estética coral religiosa de la Edad Media y el Renacimiento por la exquisita construcción de los corales y sus sucesiones armónicas, y un fuerte trabajo de fusión de conceptos modernos, no tan explícito como en otros trabajos, pero presente siempre para dar ese tono épico y oscuro tan atractivo, que es más fruto de las obsesiones históricas de nuestros días que de lo que nos dejó la propia historia.
Destacar alguna pista resulta algo difícil, teniendo en cuenta que se trata más de un trabajo de conjunto que de partes individuales. Quizá destaquen las pistas más oscuras, potentes y percusivas, como “Ghosts” “Henry, Earl of Richmond”, y momentos de gran belleza e intimismo como los de “Lady Anne Neville” (a su vez, la pista más larga y quizá más pesada en su audición, aparentemente repetitiva pero con muchas sutilezas). Aunque, francamente, merece la pena quedarse con la sensación de conjunto del score.
Resulta inevitable la comparación con “El Señor de los Anillos” (2001-2004), y es que sin duda “Looking for Richard” (1996) supone una de las piedras angulares en los conceptos de la que se considera su mejor obra. Este sutil ejercicio de fusión de estéticas, junto con conceptos contemporáneos más arriesgados (que se manifiestan, de forma muy explícita, en el score de “La Celda” (2000) del propio Shore), han dado sin duda forma y fondo a la exquisita banda sonora de la Trilogía.
Demuestra Howard Shore en este trabajo, como en tantos otros, su concepto artístico, su genio para provocar diálogo interior y emociones, incluso en sus registros más épicos, sin depender de la exclusividad del barato virtuosismo orquestal (que tan de moda está en Hollywood), sino a través de construcciones y tejidos de pequeños elementos y conceptos, potentes en su definición, profundidad y significado.
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