Pablo Nieto
Dirigida por James McTeigue y escrita por los creadores de “Matrix”, Larry y Andy Wachowski, tomando como base la obra maestra del comic concebida por Alan Moore y David Lloyd, “V de Vendetta”, el filme descansa sobre una "realidad paralela" donde Inglaterra se ha convertido en un estado policial fascista bajo el control del despiadado dictador Adam Sutler (John Hurt). Al otro lado del Atlántico, los Estados Unidos se han desmembrado, viviendo una Segunda Guerra Civil y desencadenando años de plaga, pobreza y descontento ciudadano. Sin embargo, algo está a punto de cambiar. Todo cambio requiere una revolución, y toda revolución un líder. Y ese líder es V (Hugo Weaving), un misterioso “salvador” de refinados modales, gran inteligencia y despiadado a la hora de ejecutar sus planes, que oculta su desfigurado cuerpo bajo un disfraz. V busca vendetta, y decide evocar el espíritu del 5 de noviembre, el día de Guy Fawkes, para derrotar al tirano.
Un día como ese del año 1605, Guy Fawkes fue descubierto en un túnel bajo el Parlamento con 36 barriles de pólvora (“la conspiración de la pólvora”). Fawkes y sus colaboradores pretendían volar el Parlamento y acabar con la tiranía del gobierno de Jacobo I. Sin embargo, fueron descubiertos, y posteriormente ahorcados. Retomando el espíritu de esa rebelión y como conmemoración de aquel día, V promete consumar la conspiración fallida del 5 de noviembre de 1605 por la que Fawkes fue ejecutado: detonar el Parlamento. En su búsqueda de venganza, aparecerá la joven Evey (Natalie Portman). Ella descubrirá el verdadero secreto de V, y encontrará respuesta a sus propias interrogantes, decidiendo unirse a esta llamada revolucionaria para devolver la libertad y la justicia a una sociedad asfixiada por la crueldad y la corrupción.
Inicialmente, los hermanos Wachowski pensaron en Craig Armstrong y Massive Attack para elaborar la música de “V de Vendetta”. Desde un primer momento buscaban una sonoridad electrónica que estuviera en conflicto con planteamientos mucho más clásicos. Al fallar estos, se tanteó también a David Arnold, pero este también declinó la oferta. Corría el mes de agosto, y aún no se habían apagado los ecos de la extraordinaria partitura de Dario Marianelli para “The Brothers Grimm”, cuando de repente su nombre salía de nuevo a la palestra asociándolo a este proyecto.
Sabia y visionaria elección. En su momento incomprendida, puesto que muy pocos apostaban por Marianelli, y que como suele pasar cuando talento y trabajo van de la mano, ha llevado a que este proyecto fuera uno de los más esperados del año. En apenas seis meses, Marianelli ha pasado del anonimato al estrellato, algo a lo que sin duda ha contribuido su nominación a los Oscars por “Orgullo y Prejuicio”.
A día de hoy, todavía habrá quien le niegue el pan y la sal a este pisano afincado en Inglaterra desde hace más de una década. Sinceramente, esto es algo absolutamente irrelevante, puesto que su música habla por si sola. Además, la comunidad internacional de la música de cine ya ha hablado, y ha decidido que el futuro de la música de cine pasa entre otros por Marianelli.
Su composición para “V de Vendetta”, no es un score de sencilla comprensión o asimilación. Dirigido principalmente a envolver el film con un manto musical uniforme, oscuro y orquestalmente agresivo, una de las principales virtudes de la partitura de Marianelli es que no tiende al caos orquestal, al avasallamiento orquestal, al paroxismo de los metales o percusiones. Los recursos musicales y la materia prima orquestal están matemáticamente concebidos, inteligentemente dosificados, y perfectamente desarrollados.
Todavía es difícil definir el estilo musical de Marianelli, pero en “V de Vendetta” comienza a tomar cuerpo la teoría de su cierto posicionamiento a la izquierda de Elfman (con ideas musicales parecidas, pero con un desarrollo más definido y menos alocado) a la derecha de Goldenthal (ambos opresivos y oscuros, pero el italiano mucho más tonal y menos asfixiante que el neoyorkino), paralelo a Marco Beltrami (comparten el gusto por la consistencia de las cuerdas, y el desarrollo templado de los temas), y con muchas papeletas para entrar a formar parte, con el tiempo, del restringido club de los Williams, Herrmann o Goldsmith.
Marianelli ha confesado más de una vez que no le gustan en exceso los temas de personajes, sino que prefiere ser menos claro y musicar más ideas o interrelaciones. Eso es lo que precisamente hace en “V de Vendetta”. Hay cinco elementos sobre los que gira la música, cinco ideas que dibujadas en un papel parecen representar una V. Tal y como ha comentado: “El pegamento que da consistencia a la unión de todas las piezas”.
Una de estas ideas es el tema del gobierno (motivo antagonista), que por un lado se muestra reposado e indolente (opresión) y por otro agresivo (represión). Junto a este, otro oscuro motivo, que por su tonalidad parecería más asociado a los tiempos de tinieblas, se trata en realidad de un tema asociado a la esperanza (la revolución que vendrá). Un tema construido sobre las tres primeras notas de la Overtura 1812 de Tchaikovsky.
La idea del castigo está presente en la parte coral del score con un motivo reminiscente del canto medieval “Dies Irae”. Y por supuesto, tenemos la libertad, presentada por el emocionante motivo de cuatro notas en continua evolución dramática, que según avanza el film se vuelve más poderoso orquestalmente. Una libertad, que comparte protagonismo con la inocencia del tema de Evey, un delicado e intimista motivo omnipresente a lo largo del score.
La edición discográfica del score, nos regala algunos de los mejores pasajes musicales del film. Arrancando con el vibrante “Remember Remember”, donde se nos muestra la primera aparición pública de V, a través de una atractiva utilización de metales y percusiones, de ritmo frenético. Una línea corroborada por otros cortes como “Valerie”, “Englad Prevails” y “The Dominoes Fall”. Muchos encontraran en estos pasajes esa influencia híbrida a medio camino entre el Elfman de “Batman Returns” y el Goldenthal de “Final Fantasy”.
Es interesante mostrar el contraste entre los oscuros “Governments Should Be Afraid of Their People” (con el tema del gobierno como protagonista) y “Lust at the Abbey” (tema del castigo), con las liberadoras y románticas cuerdas que presentan el tema de Evey en “Evey´s Story” o “The Red Diary”, y por supuesto en “Valerie” (en su segunda parte, con protagonismo de un solo de piano) y el que es sin duda el mejor corte del disco (para la mejor secuencia del film): “Evey Reborn”. Un impresionante adagio para orquesta y coro, que nos muestra la redención de Evey a través del dolor. Un corte con una estructura progresiva que comparte patrones con el ya mítico “Journey to the Line” de Hans Zimmer.
Por supuesto, no podemos olvidarnos del climax musical del film con “Knives and Bullets (and Cannons Too)”. Una pieza espectacular, con esencial protagonismo del tema de la libertad, durante el enfrentamiento final, con metales, percusiones y coro a máxima intensidad, sólo interrumpida por un contenido pasaje de transición que nos lleva al glorioso finale de la Overtura de 1812, escrita por Tchaikovsky para celebrar la victoria del ejercito Ruso a la Francia de Napoleón en 1812. Un motivo diegético, utilizado como himno de V, y que en el film, compartirá protagonismo con fuegos artificiales, cañones, la demolición de la tiranía y la reinstauración de la libertad.
Junto a la parte de score, nos encontramos tres canciones que forman parte de la banda sonora de V, y que sonarán en su nostálgica gramola: una versión de “Cry me a River” de Julie London, el homenaje de Cat Power a los Velvet Underground a través de su clásico “I Found a Reason”, y el tema “Bird Gerhl” de Antony and the Johnsons.
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