Ignacio Garrido
Casi inmediatamente después de ganar su único oscar por "Un pequeño romance", Georges Delerue se embarcó en un extraño proyecto dirigido por Michael Ritchie, un film sobre el propio mundo del cine alrededor del festival de Cannes. Una cinta atípica que pasó sin pena ni gloria allá por donde tuvo la suerte de ver la luz, pero que contó con la colaboración en su apartado musical del genio francés. Si bien no se puede negar que se trata de un trabajo menor de Delerue, no es menos cierto que afirmar esto supone decir también que esta banda sonora, considerada actualmente, es infinitamente superior a casi cualquier trabajo actual del grueso de los compositores que trabajan para cine a día de hoy.
En cualquier caso sus líneas melódicas están claramente definidas y se circunscriben a los dos aspectos básicos que la cinta va narrando como líneas argumentales básicas: a la historia de amor que viven los protagonistas mientras intentan distribuir su película y la relación de ruptura y perdida de la protagonista hacia su marido. Delerue opta por desarrollar una festiva y colorista melodía central a modo de vals como animoso reflejo del carácter optimista del protagonista Keith Carradine y su amor por la hermosa Monica Vitti, así como también la exultante descripción de la ciudad francesa donde sucede la historia. Dicho tema quedara plenamente expuesto en su extenso “Main Title” y volverá a surgir con fuerza y espectacularidad en “Gambling of Love” o “Weekend in the Country”.
Para describir la tristeza y la soledad que Monica Vitti siente al dejar de sentir el afecto por su marido, el compositor acude a un nuevo y hermoso tema de cariz melancólico, una bellísima melodía que desarrollara a piano en “Alone in Cannes” y que luego variara en su orquestación, para con viento y cuerda, de forma más optimista, ir convirtiendo el tema en el inicio de un nuevo amor, destacando el pasaje “Growing Affection” como su mejor aparición. Este es sin duda, uno de esos temas que Delerue bordaba por la sencillez y profundidad emocional que imprimía en ellos con una clase y belleza maravillosas.
Por otro lado, tenemos un breve pero imponente tema secundario dedicado al cine y al festival de Cannes, un momento musical poderoso, jovial y animoso, que recuerda sobremanera a los vivarachos scherzos de Barry, tanto por su orquestación como por su desarrollo melódico, destacando la fantástica sección de viento que le da toda la fuerza y espectacularidad que el tema derrocha. Tan solo hará dos apariciones este motivo en “Bicycle Thies” y “Kidnapping Maria”, pero suficientes como para no olvidarlo y poder disfrutar del carácter más ampuloso de Delerue en este trabajo.
Asimismo, tenemos en el disco varios cortes diegéticos para fiestas, cocktails y demás escenas que cuentan con delicados y elegantes momentos a piano y formación jazzistica, destacando “Slow Dancing” o “Midnight in Cannes”, siempre resueltos con el saber hacer y la impecable capacidad melódica de su autor.
Quizás debido a la brevedad de la edición discográfica o al hecho de tratarse de un trabajo con escasa repercusión dentro de la carrera de su autor, no se pueden alabar más allá de lo ya comentado las virtudes de este score, basado en el escueto desarrollo, casi con mínima variación de los dos temas mencionados y un par de momentos festivos. Si a esto además, le quitamos la duración de los pasajes diegéticos como medio de intentar profundizar algo más en la partitura en si misma, tenemos que el disco se nos queda en apenas 25 minutos de música, que pese a todo se disfrutan y agradecen sobremanera dado que hoy día la recuperación de trabajos de Delerue (aunque sea a modo de reedición de antiguos LPs de media hora) es algo a alabar y no a criticar sean cuales sean estos, pero quizás en esta ocasión el conjunto sea algo menos lúcido a nivel musical que en otros casos recientes como la maravillosa “Maestro en fugas” o la siempre incomprendida y magistral “Confesiones Verdaderas”.
De nuevo es la casa discográfica Varése Sarabande, en su serie limitada Cd Club, la responsable de la salida al mercado de este agradable compacto, pero que dada su estrepitosa gestión en la venta de sus productos limitados ya se encuentra agotada a nivel de distribución oficial y solo puede localizarse actualmente en los vericuetos más intrincados y piratas de la red.
En cualquier caso, quizás este no sea un caso de terrible perdida para el aficionado medio, pues la excelente suite del segundo volumen de las clásicas London Sessions, puede hasta ser suficiente para aquellos que consideren que de un trabajo menor no hace falta más que una buena selección en un recopilatorio. Quizás sea así, pero un servidor no puede dejar de recordar que estamos hablando de un genio de la música de cine, sin duda uno de los más grandes de toda la historia y ….. de Georges Delerue, hasta una obra pequeña engrandece un poco el alma.
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