Miguel Ángel Ordóñez
“SUN: Soul of the Ultimate Nation” es un juego de rol online de corte épico medieval donde se dan cita emperadores, magos y monstruos con técnicas de juego propias de consola. Lanzado por la casa coreana Webzen, puede descargarse en la siguiente dirección: www.sunonline.co.kr, donde lamentablemente abundan las instrucciones en su idioma natal.
La revolución sufrida en el mundo de los videojuegos desde hace unos años, ha obtenido como resultado un cuidado de los aspectos técnicos cada vez mas avanzado, con el consiguiente aumento de presupuestos que en el terreno musical también ha supuesto el desembarco de grandes maestros en un formato llamado a rivalizar con otras formas de entretenimiento espectacular ya consolidadas, como el cine. También se ha producido el efecto inverso, compositores que han forjado su carrera en esta disciplina (Michael Giacchino, Christopher Lennertz, etc.) han dado su salto a la gran pantalla de manera natural, puesto que en el fondo los métodos de composición son similares en ambos campos: el cinematográfico y el de los videojuegos. No es extraño pues que el mundo de los juegos de ordenador o consola se hayan constituido en el perfecto campo de pruebas de nuevos talentos musicales que aprovechan una mayor libertad creativa, donde la sincronía con la imagen es mas relativa, para componer scores sinfónicos de corte épico apropiados para llamar la atención tanto de público como de productores.
El caso que nos ocupa quizás llame más la atención puesto que al frente de este “SUN” se encuentra uno de los compositores más respetados de la actualidad: Howard Shore. Para una aventura de estas características, donde la acción te traslada a un mundo ignoto dominado por elementos mágicos, era fácil caer en la tentación de recrear un universo musical cercano al de “El señor de los anillos” y, sin duda, este “SUN” bebe mucho de esas fuentes. Predominio de formas al metal, empleo de coros, leitmotivs asociados a personajes, tratamiento heráldico de la aventura..., muchas son las referencias a una obra que para bien o para mal estará siempre unida a la carrera de Shore. Partiendo de una unidad estilística similar en su tratamiento operístico de la acción, el canadiense parece poner un mayor énfasis en el empleo de poderosas figuras que abocan a un predominio del lado oscuro y siniestro de la paleta orquestal, buscando explorar nuevas formas no reveladas en la obra de Tolkien. “Soul of the Ultimate Nation” es, por tanto, un trabajo de gran presencia y calidad que sin embargo adolece de cierta falta de originalidad, si nos atenemos al precedente realizado para Peter Jackson.
El similar empleo de coros se aprecia desde la poética apertura de la edición con “Sanctuary of Ether”, en un recorrido que recuerda tanto habitantes (los orcos en “A Prelude to Revolt”) como lugares (el aire bucólico de los coros que remite a Rivendell en “The Epitaph”) de la Tierra Media, y donde sobresale como contrapunto el empleo del metal en su conexión a la acción (“Helron´s Castle”, “The Triumph”).
Los mejores hallazgos de la partitura se encuentran en la introducción por parte de Shore de instrumentos solistas que aportan una nueva interpretación al paisaje fantástico en el que deambulan sus personajes. En ese contexto el empleo del theremin, a cargo de la virtuosa Lidia Kavina, se constituye en una voz más del coro al arrancar sorprendentes tonos agudos en el espléndido “Hymns of Battlefields”, tema sustentado sobre líneas descendentes, y en el urgente “The Valley of Dragons”, corte que describe a la perfección el peligro con el empleo de ritmos sesgados en la cuerda y uso poderoso de la percusión, apelando a formas primitivas y toscas.
Sin duda, Shore crea grandes momentos en su acercamiento a la acción. “Empire Geist” es un corte agresivo, diabólico en el empleo de trompetas y percusiones, construido sobre bases cercanas al terror (con predominio de coros masculinos) y adquiriendo formas litúrgicas con la introducción del órgano (interpretado por Ludmila Golub). Mas convencional, pero al mismo nivel de rotundidad, “March to Victory” se erige en precisa marcha para coros donde de nuevo el metal y la percusión adquieren formas aguerridas y poderosas, constituyéndose esta última en rol de vital importancia en el cierre de la edición con el magnífico “Menace of the Army Wings”.
Aunque existen momentos nobles y delicados como “Tides of Hope”, un bello tema expuesto por las trompetas y recogido con suavidad por la cuerda, la segunda parte del score remite, predominantemente, a formas atonales donde Shore da primacía a lo siniestro, con la introducción de figuras ya empleadas en su espléndida “Seven” (“Requiem for the Dead” y “Graveyard of Aiort”).
No cabe duda que “SUN: Soul of the Ultimate Nation” es un score altamente recomendable (disponible, de momento, solo en tiendas asiáticas, yesasia.com, entre ellas), una obra sinfónica que a pesar de alejarse en ciertos aspectos de “El señor de los anillos”, sufre las marcas de su influencia, de tal modo que uno no logra abstraerse en ningún momento de la idea de encontrarse ante un soberbio trabajo de escasa originalidad (demasiado reciente el impacto de la trilogía de Jackson), por mucho que uno sepa que esto no obedece a autoplagios sino a unidad de estilo.
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